miércoles, 21 de junio de 2017

SADUCEOS



Los SADUCEOS, también conocidos como zadokitas, son los descendientes del Sumo Sacerdote Sadoq, de la época de Salomón. El nombre de Sadoq significa «justicia» o «rectitud», por lo que saduceos puede interpretarse como justos o rectos.
Podría ubicarse su génesis como un partido político en el siglo II a. C.; desaparece en algún momento después del siglo I a. C. Se dice de sus rivales, los fariseos, que se originaron en el mismo periodo, pero que sobrevivieron como posteriores agrupaciones del Judaísmo Rabínico. Caifás era saduceo. Desde su cargo de sumo sacerdote fue responsable –según el Nuevo Testamento– del enjuiciamiento y sentencia de Jesucristo.
Flavio Josefo ha proporcionado la mayor información disponible sobre los saduceos. Escribió que eran un grupo belicoso, cuyos seguidores eran ricos y poderosos, y que les consideraba groseros en sus interacciones sociales. Sabemos también algo de ellos por discusiones en el Talmud, el corazón del Judaísmo rabínico, fundamentado en enseñanzas del Judaísmo farisaico.
El origen de los saduceos probablemente se remonta a la protesta de muchos sacerdotes, cuando en el año 175 a. C. se interrumpió el ejercicio y la sucesión legal del Sumo Sacerdocio en el Templo de Jerusalén. El cargo fue comprado al rey seléucida Antíoco IV Epífanes y lo usurpó Jasón, hermano de Onías III y legítimo Sumo Sacerdote (2 Macabeos 4:7-20). La venta del Sumo Sacerdocio por el rey seléucida recayó luego en Menelao, hermano del administrador del Templo, quien logró derrotar a Jasón (2 Macabeos 4:24-26). El comercio del más alto cargo religioso tuvo como corolario la sustitución de las costumbres judías por las griegas, la imposición del culto a los dioses griegos y la persecución de los judíos que seguían fieles a la Ley.
El sacerdote Matatías, con su hijo Judas Macabeo y sus demás hijos desencadenaron una rebelión guerrillera, que finalmente logró en diciembre de 164 a. C. la Purificación del Templo (1 Macabeos 4:36-61; 2 Macabeos 10:1-8). Después de luchas contra Demetrio I Sóter, quien intentó imponer como Sumo Sacerdote a Álcimo, y tras la muerte en combate de Judas Macabeo, su hermano Jonatán fue designado etnarca o cabeza de la agrupación en 149 a. C.. Asesinado Jonatán, su hermano Simón Tasí asumió el cargo de etnarca y además fue confirmado en 142 a. C. como Sumo Sacerdote por el nuevo rey Demetrio II. En 141 a. C. se convirtió en gobernante independiente y desde ahí se afianzó la preeminencia en el Templo de un grupo de sacerdotes, que luego serían conocidos como partido saduceo. El anterior Sumo Sacerdote Onías III y un grupo de seguidores no habían reconocido las nuevas jerarquías y establecieron otro Templo en Leontópolis (Egipto).
Los saduceos apoyaron firmemente al hijo de Simón, Juan Hircano, quien además de ejercer como Sumo Sacerdote, en la práctica se hizo rey (134-104 a. C.) y logró convertir el nacionalismo defensivo macabeo, en un nacionalismo agresivo y expansivo, que le permitió conquistar a los países y pueblos vecinos, a los cuales obligó a judaizarse. De esta época data el enfrentamiento frontal de los saduceos con los fariseos, opositores a Juan Hircano. Las diferencias religiosas entre los dos grupos se plasmaron en choques políticos que se agudizaron durante el reinado de los dos hijos de Juan Hircano, Aristóbulo I (104-103 a. C.), quien encarceló a su propia madre y la dejó morir de hambre en prisión, y Alejandro Janeo (103-76 a. C.). Este último hizo crucificar a 3.000 fariseos que se habían rebelado.
La viuda de Alejandro Janeo, Alejandra Salomé, que reinó del 76 al 67 a. C., rechazó la hegemonía saducea y rehabilitó a los sacerdotes fariseos. Su hijo Hircano II, como Sumo Sacerdote, tuvo el apoyo fariseo. El hermano menor de éste, Aristóbulo II, se proclamó rey a la muerte de Alejandra y depuso a Hircano II, quien buscó refugio entre los nabateos, con cuyo rey Aretas III y con apoyo fariseo sitió a Jerusalén en 65 a. C., pero fue derrotado porque los romanos apoyaron a Aristóbulo II.
Gracias a las gestiones de su canciller, el idumeo Antípatro, Hircano II logró el apoyo del general romano Pompeyo, quien tomó Jerusalén en 63 a. C. y lo reinstaló como Sumo Sacerdote, llevándose a Aristóbulo a Roma, mientras Antípatro ejercía de hecho como gobernante de Judea. En 40 a. C., Antígono, hijo de Aristóbulo II, con apoyo del Imperio Parto y de los saduceos, tomó el poder, detuvo y mutiló a Hircano II. Herodes, que había huido, y el general romano Socio reconquistaron Jerusalén en 37 a. C. El poder de los saduceos comenzó a decaer paulatinamente desde entonces, aunque se mantuvo, relegado al Templo, por un siglo.

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