viernes, 2 de junio de 2017

LAS MONJAS BRÍGIDAS



La Orden del Santísimo Salvador, también conocida como la Orden Brigidina es una orden religiosa católica fundada en la Edad Media en Suecia por Santa Brígida y aprobada por el papa Urbano V en 1370. Observa las reglas y cánones agustinos. Sus miembros portan un hábito gris y llevan una vida de estudio y oración basada en la pasión de Jesucristo y en alabanzas a la Virgen María
Originalmente fue una orden con monasterios mixtos, pero en la actualidad la gran mayoría de comunidades consiste únicamente de monjas, y sólo hay un monasterio de monjes. De gran relevancia en la Europa medieval, con la reforma protestante la orden fue severamente dañada. A partir del siglo XIX comenzó su restauración mundial.
Las reglas de la orden, contenidas en las Apariciones Celestiales de Santa Brígida, conservaba un carácter simbólico medieval. Cada monasterio debía albergar 60 monjas (de las cuales 4 hermanas legas), 13 presbíteros (en relación a los 13 apóstoles, incluyendo a San Pablo), 4 diáconos (en honor a los cuatro principales Doctores de la Iglesia: Agustín, Ambrosio, Gregorio y Jerónimo), y ocho hermanos legos. El número total de personas debía ser igual a los 13 apóstoles más los 72 discípulos.
Santa Brígida presentó las reglas de su orden al papa Urbano V en Roma. El pontífice aprobó la nueva orden, pero con modificaciones importantes a sus reglas.
Sus miembros tenían que llevar una vida de meditación, contemplación, estudio y predicación, basada en el sufrimiento de Jesucristo durante el viacrucis. El monasterio tenía que tener una rama femenina y una masculina, aisladas entre sí. Bajo la autoridad del obispo local, la directora del convento era una abadesa (en honor a la Virgen María). Las monjas se mantenían en encierro constante, dedicadas al estudio y a la oración. Los monjes, por su parte, eran los encargados de oficiar misa y servir en las confesiones en los conventos y de actuar como predicadores y misioneros itinerantes. El hábito de la comunidad era gris, lo mismo que el manto.
El primer convento de la orden fue el Convento de Vadstena, en la ciudad sueca de Vadstena, que no sería consagrado hasta 1384, después de la muerte de Brígida y su hija, Santa Catalina de Suecia. Al morir la abadesa Ingeborg Knutsdotter en 1412, nieta de Brígida, la comunidad monástica se nombró a sí misma "hijos espirituales de Santa Brígida".
Desde sus inicios, la orden contó con el apoyo económico y la protección de la casa real sueca, condición principal para su pronta extensión en Suecia y Noruega (en ese tiempo parte de Suecia). En Dinamarca, la reina Margarita I, educada por una hija de Santa Brígida, patrocinó la llegada de la orden a inicios del siglo XV. La Orden del Santísimo Salvador llegó a contar con 27 casas, distribuidas en Escandinavia, y contribuyó a la difusión de la literatura y la cultura en la región. Varios monjes brigidinos fueron profesores universitarios en Suecia.
En 1515, la orden se hallaba extendida en varios países europeos y el número máximo de casas monásticas llegó a 80. En Inglaterra, Syon Abbey fue la sede de la orden en el país y se convirtió en la abadía inglesa más rica y relevante.
Con la reforma protestante en Europa, la orden fue sometida a fuertes persecuciones y asesinatos en los países que la adoptaron. En Suecia, el Convento de Vadstena fue saqueado y las monjas se exiliaron a Polonia. La comunidad de Syon Abbey emigró durante el reinado de Isabel I hacia Francia, España y después a Portugal. La mayor parte de los conventos fue destruida en esa época, mientras que otros fueron abandonados.
Con la tolerancia religiosa, algunas comunidades brigidinas regresaron a sus países de origen. La comunidad de Syon Abbey regresó a Inglaterra en 1861. La orden regresó a Suecia, su país original, en 1935.

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