domingo, 8 de marzo de 2015

SANTO GRIAL



El SANTO GRIAL es el plato o copa usado por Jesucristo en la Última Cena. La relación entre el Grial, el Cáliz y José de Arimatea procede de la obra de Robert de Boron, Joseph d'Arimathie, publicada en el siglo XII. Según este relato, Jesús, ya resucitado, se aparece a José para entregarle el Grial y ordenarle que lo lleve a la isla de Britania. Siguiendo esta tradición, autores posteriores cuentan que el mismo José usó el cáliz para recoger la sangre y el agua emanadas de la herida abierta por la lanza del centurión en el costado de Cristo y que, más tarde, en Britania, estableció una dinastía de guardianes para mantenerlo a salvo y escondido. La búsqueda del Santo Grial es un importante elemento en las historias relacionadas con el Rey Arturo el Ciclo Artúrico o Materia de Bretaña donde se combinan la tradición cristiana con antiguos mitos celtas referidos a un caldero divino.

Otras leyendas acerca del Grial se entrecruzan con las relativas a las distintas copas antiguas que se consideran el Santo Cáliz.

La palabra grial —pronunciada "graal" en francés antiguo, galaico-portugués y en inglés medio, "grazal" en los textos provenzales y "greasal" en catalán — parece ser una adaptación del término latino gradalis que implica la idea de un plato, escudilla o bandeja con viandas que es llevado a la mesa en diferentes momentos, gradus de una comida. Al respecto dice Helinand de Froidmont en su Chronicon siglo XIII: «"Gradalis" o "gradale" en francés, es un plato ancho y hondo, en el cual los alimentos son presentados ceremoniosamente, de a uno por vez, ante un rico durante el desarrollo de la comida. En lengua vernácula se lo llama "greal", el cual satisface y a la vez da la bienvenida a una comida; es de plata o algún metal precioso similar, en tanto que su contenido es una abrumadora serie de costosos manjares.

En algunos textos de la Baja Edad Media aparece trascrito como «San Gréal» lo que ha dado lugar a interpretaciones esotéricas según las cuales el nombre derivaría de una supuesta forma «Sang Réal», es decir, «sangre real». Según los defensores de esta idea, que no es aceptada por los medievalistas, la mención de la sangre no se refiere a la recogida de la de Cristo, como sostienen unánimemente los textos, sino a sus supuestos descendientes. Tal hipótesis se desarrolla en el libro de Richard Leigh y Henry Lincoln: El enigma sagrado The Holy Blood and the Holy Grail, en inglés utilizado como fuente por Dan Brown para su novela El Código Da Vinci.

El primer autor en mencionar al Grial es, entre 1181 y 1191, el poeta Chrétien de Troyes en su narración Perceval —también llamada Le Conte du Graal—. La obra, presentada como tomada de un libro antiguo, habla de la visita de Perceval —quien aspira a ser caballero del Rey Arturo— al castillo del Rey Pescador, en el cual le es mostrado un grial. Dentro del mismo hay una especie de oblea que, milagrosamente, alimenta al herido padre del Rey. Perceval no pregunta por el significado de este objeto, lo cual le es reprochado más tarde.

Aunque posee un claro simbolismo cristiano, Chrétien no explica en qué consiste el grial, y la obra se interrumpe bruscamente. El autor no lo denomina «santo», ni lo designa como «el grial», sino simplemente como «un grial» y considera más importante su contenido —la hostia consagrada del catolicismo— que el recipiente. De hecho, teniendo en cuenta la etimología de la palabra, es muy posible que Chrétien aludiera a una sencilla bandeja.

La obra de Chrétien de Troyes marcaría el comienzo de la leyenda, pero serían Robert de Boron y Wólfram von Eschenbach quienes la desarrollarían de la manera que la conoció la Europa medieval. Robert de Boron, en Joseph d'Arimathie y Estoire del San Graal, es el responsable de transformar el «grial» de Chrétien en «El Santo Grial». Este autor inglés espiritualiza el simple plato mencionado por el francés y lo convierte en la copa de la Última Cena, la misma que, según sostenían las leyendas, José de Arimatea usó después para recoger la sangre de las heridas durante la crucifixión de Cristo. De Boron es también el primero en afirmar que José y su familia llevaron el Grial a partes no especificadas de Britania.

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