miércoles, 6 de agosto de 2014

ALÁ



Alá es la hispanización de la palabra árabe Al-lāh, que significa en árabe ‘Dios’. Si bien el término es más conocido en Occidente debido a su utilización por parte de los musulmanes como referencia a Dios, éste es utilizado por los hablantes de árabe de todas las religiones abrahámicas, incluidos los cristianos y judíos, en referencia a Dios. El término fue utilizado también por los paganos de La Meca como referencia al Dios creador, posiblemente la deidad suprema en la Arabia preislámica.

Los conceptos asociados con la palabra como una deidad difieren entre las tradiciones. En la Arabia preislámica, Alá no era la única divinidad, sino que le asociaban colaboradores y compañeros, hijos e hijas. En el Islam, Alá es el supremo y comprende todo nombre divino. Todos los demás nombres divinos se cree que refieren a Alá. Alá es único, el único Dios, trascendente Creador del universo y Omnipotente. Los árabes cristianos de hoy no tienen otra palabra para Dios más que Alá, usan términos tales como Al-lāh al-ab para referirse a Dios padre. Hay similitudes y diferencias entre el concepto de Dios tal como es representado en el Corán árabe y la Biblia hebrea.

Respecto a la etimología de la palabra, hay opiniones muy diversas: ya entre los gramáticos árabes clásicos, esto es, medievales, se cuentan unas veinte opiniones diferentes. Las hipótesis más extendidas son las siguientes:
Algunos eruditos plantean que es el nombre propio de Dios, sin derivación alguna, puesto que Él mismo se ha nombrado así en el Corán, no se puede nombrar con este nombre sino únicamente a Dios mismo, esta es la opinión de uno de los más sabios gramáticos de la lengua árabe como Sibuyé, también es la opinión de al-Shafi'i, Al-Ghazali, al-Jatâbi e Ibn Kazir.
Una muy habitual considera que Al-lāh procede de ʾilāh, palabra que designa a cualquier divinidad, precedida del artículo determinado al-. Sería por tanto una contracción por el uso de al-ʾilāh, es, "El Dios", "El Adorado" y ésta es la opinión de Ibn Qaim.
Algunos lingüistas, sin embargo, consideran que no es verosímil la pérdida de la hamza inicial de ʾilāh consonante árabe aquí representada con un apóstrofo, ya que es la primera letra del nombre original de Dios y los términos sagrados, por tabú, tienden a mantenerse poco o nada alterados en su pronunciación. En otras palabras, no creen que una persona religiosa pueda apocopar el nombre de Dios. Estos lingüistas piensan que Al-lāh procede directamente de la raíz semítica ʾel que designa a la divinidad. Esta raíz, en arameo, dio lugar al término ʾāllāhā, que habría podido pasar al árabe con desaparición de la ā final en arameo es una vocal desinencial, y éstas tienden a desaparecer en árabe y acortamiento de la ā inicial por confusión con el artículo al-.

En cualquier caso la etimología de esta palabra remite a la misma raíz que ʾEl, Eloh y ʾElohīm, términos que designan a Dios en la Biblia y que forman parte de numerosos nombres propios de origen hebreo, como Samuel, Daniel, Rafael, Miguel, etc.

Al-lāh se traduce como "Dios", con mayúscula, puesto que se refiere al dios único. La palabra "dios" con minúscula, es decir, referida a cualquier otra divinidad, es ilāh, pl. ilāhāt. La complejidad y diferencia de estos conceptos con las lenguas indoeuropeas se explica en "¿Qué es Al-lāh para los musulmanes?" charla pronunciada por Abderramán Mohamed Maanán, Doctor en filosofía por la Universidad de Sevilla. Los musulmanes no árabes usan siempre Al-lāh en lugar de Dios aduciendo que, puesto que Dios es quien habla en primera persona en el Corán, Al-lāh, en árabe, es exactamente la palabra que emplea el Ser Supremo para referirse a sí mismo y, por tanto, la mejor para nombrarle. Los musulmanes que viven en un medio no musulmán, y especialmente los conversos, utilizan Al-lāh como forma de singularizarse como seguidores de una religión distinta a la mayoritaria.

El musulmán cree en Dios, es decir; afirma la existencia de un Señor y Creador de los cielos y la Tierra, Dueño de todo lo existente, divinidad única, caracterizado de toda perfección, alejado de todo defecto, esto primeramente por guía del Creador a Su siervo, posteriormente por evidencias del instinto natural del ser humano, la razón, los sentidos, signos en la creación y como prueba principal; los textos sagrados.

Dado que se trata del mismo Dios de judíos, las cualidades que los musulmanes le atribuyen son básicamente las mismas que le atribuyen aquellos. Es reseñable, sin embargo, que el Islam, a semejanza del judaísmo, insiste en su unidad tawhid, es decir, que es uno y no tiene diversas personas en su carácter incomparable e irrepresentable, es decir no es a imagen y semejanza del hombre.

El Islam se refiere a Dios también con otros noventa y nueve nombres, que son otros tantos epítetos referidos a cualidades de Dios: El Clemente Al-Rahmān, El Apreciadísimo Al-'Azīz, El Creador Al-Jāliq, etc. El conjunto de los 99 Nombres de Dios recibe en árabe el nombre de al-asmā' al-husnà o "los más bellos nombres", algunos de los cuales también han sido utilizados por cristianos y judíos o han designado a dioses de la Arabia preislámica. Algunas tradiciones afirman que existe un centésimo nombre que permanece incognoscible, que es objeto de especulaciones místicas, y que se define en ocasiones como el Nombre Inmenso ism al-'Azam, o como el Nombre de la Esencia, figura que también existe en el judaísmo, y que ha tenido una gran importancia en el sufismo. Otras veces, se utiliza simplemente la palabra Rabb señor.

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