martes, 28 de mayo de 2013

QUETZALCOATL





El mito azteca cuenta la historia de un pájaro llamado quetzal, la serpiente emplumada que en el principio más anterior de los tiempos, se robó el fuego y se lo llevó a los cielos, pero compadeciéndose de los hombres, compartió su tesoro y ellos en perpetuo agradecimiento lo divinizaron y lo llamaron Quetzatcoalt.
 
El paso de pájaro a dios tiene un profundo sentido gráfico en el mundo azteca y el quetzal va cambiando de forma. Pero el sentido más radical viene dado por el entendimiento de que los dioses están en las alturas, luego su arquitectura y sus ojos se vuelcan hacia arriba para ver el cielo y su noche a modo de proyección cinematográfica para observar el continuo movimiento de los astros que es en realidad la “teleserie” de los dioses en la continua construcción y destrucción del mundo azteca.
 
El águila, llamada Huitzilopochtli por los Aztecas, cuauhtli por los nahualt, ayar cachi en el mundo incaico, awahili por los cheroquies, Henga en la cultura osage u Hoita por los mandans... Es siempre un símbolo relacionado con los dioses, ocupan plumas jerárquicamente relacionada además con la magia y chamanes y todos además generan
 
Para los Aztecas su dios principal es Quetzatcoalt que proviene del “quetzal” y su característica es su pico de ave.
 
Lo que se construye en el proyecto es el desarrollo del mito azteca desde el punto de vista del quetzal, desde su vuelo hasta su ser dios.
 
Y de llevar al visitante al museo no sólo a enfrentarse a un tamaño y estampa de dios, sino que llevarlo a él mismo a ser dios, vestirlo de colores y hacerlo cobrar tamaño
 
Se trata entonces de convertir al visitante a la exposición en pájaro y luego en dios, para que ahí, desde el “olimpo” desde su ser dios entre al mundo azteca.
 
Entonces no se trata de mostrarles algo, sino de meterlos en algo, tanto así que ellos mismos sean parte del asunto, incluso sin visitantes la cosa no es nada.
 
Se trata también de cómo uno ve al otro visitante, de cómo se ven entre ellos.

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