miércoles, 22 de mayo de 2013

JESÚS, MI MEJOR AMIGO





Un amigo fiel es poderoso protector; el que lo encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel: su precio es incalculable.

Cuando encontramos un amigo debemos cultivar su amistad por encima del tiempo, de las distancias, de todo aquello que tienda a separar. La amistad requiere que cuidemos al amigo, de nuestra corrección si lo necesita, de ayudarle en la adversidad, de rezar por él. Si miramos a Cristo aprenderemos a ser buenos amigos: Él dio su vida por cada uno de nosotros. No dejemos de dar a nuestros amigos lo mejor que tenemos: el amor a Jesús.

Un amigo es una joya que hay que saberla guardar porque un verdadero amigo no se encuentra así nada más. Como no se encuentra fácil, y algunas veces jamás, un diamante de quilates difícil de valorar

Amigos son los que gozan cuando nos miran gozar y sufren con nuestras penas queriéndolas remediar.

Amigos son los que lloran, cuando nos miran llorar y nos levantan si acaso, caemos al caminar.

Por eso el que tenga amigos que los ponga en un altar, donde postrados de hinojos rinda culto a la amistad.

Dichoso yo, que en la tierra tengo amigos de verdad, y le pido a Dios, me los sepa conservar

Porque valen más que el oro y las perlas de la mar, y las estrellas del cielo un amigo de verdad.
 
 
POR ESO JESÚS, ES MI MEJOR AMIGO
 


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