viernes, 31 de mayo de 2013

MIGALOO




Esta ballena es enorme, blanca y majestuosa, tal parece que Moby Dick saltó de las páginas de la novela de Herman Melville para asombrar en las costas de la Gran Barrera de coral en Australia. La ballena jorobada albina es una vieja conocida para los científicos, que la han nombrado Migaloo.

El inmenso cetáceo albino no es, definitivamente, una ballena jorobada común. Quizás sea la única de su tipo de color blanco, según documenta el sitio web de la Pacific Whale Foundation. Las ballenas albinas son extrañas y Migaloo es la única jorobada documentada con estas características, dijo Peter Harrison, director de investigación ecológica marina de la Universidad de la Cruz del Sur de Australia.

Las ballenas jorobadas están en el periodo anual de migración desde sus zonas de reproducción en la Gran barrera de coral hacia su zona de alimentación en el Antártico. Pueden nadar hasta 140 kilómetros por día.

Migaloo fue vista por primera vez en 1991, y se cree que para entonces tendría entre 3 y 5 años de edad. Su rara apariencia la hizo rápidamente famosa, tanto como su alter ego de ficción, Moby Dick, pero el cetáceo también es único por su comportamiento. Las ballenas jorobadas no suelen ser tan esquivas.

Nadan en grupos y disfrutan mostrarse, por lo que actualmente su avistamiento se ha convertido en un atractivo turístico, principalmente en las costas de Australia, Nueva Zelanda, Argentina, Canadá y Estados Unidos.

Se espera que Migaloo pase por Cabo Byron, una zona en el oriente de Australia, en las próximas horas, luego de pasar por el paraíso de surfistas, de acuerdo con Peterson. Quienes la han visto suben fotos de los avistamientos a la página de internet.

Las jorobadas o yubartas aparecen en  muchas leyendas marinas. El bello espectáculo de estas criaturas gigantes saltando sobre el agua puede explicar en parte esa fascinación. Algunos historiadores hasta las señalan como el posible origen de los mitos de los monstruos marinos y de los cantos de las sirenas. Incluso, se han reportado casos de buzos desorientados por el sonido que emiten.

Esta hermosa especie marina fue objeto de caza indiscriminada y su población se redujo drásticamente, hasta que una moratoria implementada en 1966 la salvó de la extinción.

Desde entonces, el número de ballenas jorobadas ha aumentado considerablemente, aunque su comportamiento amistoso, casi suicida, las vuelve víctimas de las redes de pesca, las colisiones con buques y la contaminación acústica

 

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