viernes, 19 de diciembre de 2014

EL ORIGEN DE LA HUMANIDAD



Para conocer el ORIGEN DE LA HUMANIDAD debemos dirigirnos a la genética y el estudio de los fósiles dice que el Homo sapiens apareció en África hace unos 200.000 años, después de un largo período de evolución biológica a lo largo del Paleolítico. En aquella época, la Tierra se encontraba inmersa en una glaciación, con un clima mucho más frío del que se vive hoy en día.

Mucho antes, otras especies de homínidos, como por ejemplo el Homo erectus, ya utilizaban herramientas y, con el transcurrir del tiempo, estos utensilios fueron cada vez más elaborados y complejos. Es también en el paleolítico cuando se desarrolla el lenguaje y se generaliza el entierro de los muertos. Probablemente los entierros tuvieron como uno de sus objetivos ocultar la descomposición de los cuerpos, e indicar una comprensión más avanzada del concepto de la muerte.

En un determinado momento, los humanos comenzaron a hacer uso del fuego tanto para calentar como para cocinar sus alimentos. En esta fase, los seres humanos dependieron de la carroña, la caza y la cosecha; eran nómadas, y no tenían la capacidad de producir su propio alimento. También se adornaban con diversos objetos y es en este periodo cuando aparecen las primeras manifestaciones artísticas.

Hace unos 50.000 años, los seres humanos comenzaron a establecerse por todo el planeta. Primero, en África, después llegaron a Asia Central, desde donde se dirigieron, por un lado, hacia Europa, y por el otro, hacia América cruzando el Estrecho de Bering.

La rápida colonización humana de América del Norte y de Oceanía tuvo lugar durante la glaciación, en una época en que las actuales zonas templadas eran extremadamente inhóspitas. Al final de la última glaciación, hace aproximadamente unos 12.000 años, el hombre ya habita casi la totalidad de las zonas libres de hielo del mundo. Las últimas áreas colonizadas fueron las islas de la Polinesia, que fue ocupada a lo largo del primer milenio de nuestra era.

Las sociedades de cazadores-recolectores eran, en general, de pequeñas dimensiones, y ya desarrollaban un tipo de estratificación social; también establecieron contactos con otras sociedades recorriendo, en algunos casos, grandes distancias, como es el caso de los aborígenes australianos.

Con el tiempo, la mayor parte de estas sociedades o se transformaron en estados agrícolas más poderosos, o fueron exterminadas o absorbidas por otros grandes estados; algunos grupos continuaron sobreviviendo aislados del resto y, en la actualidad, todavía siguen existiendo en algunas regiones muy remotas.

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