ALOPECIA es la pérdida anormal o rarefacción
del cabello,
por lo que el término se considera un sinónimo de calvicie. Puede afectar al cuero
cabelludo o a otras
zonas de la piel en la que existe pelo, como las pestañas,
axilas, región genital y barba.
La alopecia puede clasificarse en
multitud de grupos, según su origen y manifestaciones, pero la forma más
frecuente es la alopecia androgénica, también llamada
alopecia androgénetica o calvicie común, que es responsable del 95% de los
casos y afecta principalmente a los varones, menos frecuentemente a las
mujeres, y debe su nombre a que está provocada por la acción de las hormonas
masculinas o andrógenos sobre el folículo
piloso, provocando su miniaturización progresiva. Otras formas
comunes de alopecia son la alopecia
areata, en la que la perdida del pelo no es definitiva y se
circunscribe comúnmente a un área determinada; la alopecia universal que es la forma extensa de la alopecia
areata; y la alopecia cicatricial que está provocada por una destrucción del
folículo piloso y es por lo tanto irreversible. Existen muchas variedades de
alopecia de presentación menos frecuente que pueden estar originadas por causas
genéticas, medicamentos, infecciones cutáneas, traumatismos, deficiencias
nutritivas y ciertas enfermedades de la piel o generales.
El término
alopecia fue descrito por el dermatólogo francés Raymond Sabouraud y
deriva del griego alopex zorro, debido a que este animal cambia de pelo dos veces al
año.
El pelo humano presenta tres etapas en
su desarrollo normal. La primera y más larga es la fase
anágeno o anágena o de crecimiento, que dura entre 2 y 6 años, durante
la cual el pelo crece un centímetro al mes por término medio; le sigue la fase
catágeno o catágena o de reposo, que dura unos 20 días; y, por último,
la fase de telógeno o telógena o de caída, período que dura alrededor
de 3 meses. Por término medio en un día se pierden alrededor de 40-60 cabellos,
que en condiciones normales van siendo sustituidos por otros nuevos que genera
el folículo piloso.
Cada cabello crece de un folículo
piloso, y cada folículo piloso sigue su propio ciclo, que es independiente de
los que están a su alrededor. Por ello, en un momento determinado, cada cabello
se encuentra en una fase diferente de su ciclo de vida. En el cuero cabelludo
de una persona sin alopecia existen entre 100.000 y 150.000 cabellos, de los
que un 85% están en fase anagén o período de crecimiento, un 1-2% en catagén o
fase de reposo y un 13-14% en fase telogén o de caída.
Debido a que las enfermedades que
pueden producir alopecias son múltiples, es importante en dermatología
establecer una clasificación de las mismas para facilitar su diagnóstico y
tratamiento. En general, las alopecias se dividen en 2 grandes grupos:
alopecias cicatriciales y alopecias no cicatriciales. En las alopecias no
cicatriciales que constituyen la inmensa mayoría de los casos, el pelo se
pierde, pero el folículo piloso que lo produce está intacto, por lo que son
potencialmente reversibles y es posible la recuperación con algún tratamiento.
En cambio, en las alopecias cicatriciales tiene lugar la destrucción del
folículo piloso por algún mecanismo, bien de tipo inflamatorio, infeccioso o
traumático, y en consecuencia, la pérdida de pelo es irreversible. Algunas
enfermedades crónicas del cuero cabelludo pueden provocar en una primera fase
alopecia no cicatricial y después de un período de evolución más o menos largo,
ésta se convierte en cicatricial. Las
alopecias no cicatriciales más frecuentes son la alopecia androgénica o calvicie común, la alopecia
areata, el efluvio telógeno y algunos tipos de tinea capitis que son infecciones por hongos que
afectan al cuero cabelludo. Las alopecias cicatriciales son poco frecuentes,
pueden ser congénitas, como la aplasia cutis congénita, provocadas por
ciertos agentes infecciosos, como en el caso del favus, la lepra o el querion de
Celso, originadas por tumores malignos que afectan al cuero
cabelludo o debidas a otras enfermedades de la piel o generales, como el lupus eritematoso cutáneo, la esclerodermia,
el liquen plano,
la pseudo pelada de Brocq y la foliculitis de calvante.
Otra forma de realizar la
clasificación es basándose en su extensión, si afectan a una región concreta se
llama alopecia circunscrita, mientras que si la afectación es más general, se
denomina alopecia difusa. También pueden dividirse en alopecias congénitas
cuando se deben a algún trastorno presente desde el momento del nacimiento y
adquiridas cuando se desarrollan en la vida adulta. Basándose en la causa, se
clasifican como hereditarias, de origen infeccioso, tumorales, por dermatosis,
por enfermedades generales y de causa traumática.
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