El término CONVENTO, del
latín conventus,
"asamblea" o "congregación" procede originalmente de la
asamblea romana, donde los ciudadanos se reunían para
fines administrativos o de justicia. Posteriormente, pasó a utilizarse,
fundamentalmente, en un sentido religioso relativo al monasticismo.
Como primera acepción, un convento es
un establecimiento religioso, generalmente cristiano,
donde los clérigos llevan una vida religiosa en comunidad.
A diferencia de los monasterios, los conventos suelen estar en las ciudades, y
sus clérigos no viven en clausura sino en contacto con el pueblo.
Se habla más propiamente de
convento en lugar de monasterio: para el conjunto de los lugares de vida de una
comunidad religiosa no monástica, compuesta por clérigos regulares hombres y
mujeres; para el establecimiento donde viven los religiosos frailes o monjas que pertenecen a
las órdenes mendicantes, franciscanos,
dominicos, carmelitas, agustinos, aunque también se llama así a
la propia congregación.
En este sentido, los conventos se
desarrollan especialmente a partir del siglo XIII,
época de consolidación de las ciudades, de las universidades y de las órdenes mendicantes. En este contexto, los
conventos fueron pensados para servir de lugar de formación, reunión y descanso
de religiosos que estaban imbuidos en tareas de predicación y enseñanza en el
mundo urbano. Para dichas comunidades, a diferencia de las órdenes monásticas, los conventos no consistían
en un fin en si mismos. El fraile no vive para el convento. Este es sólo su punto de
congregación.
En América,
los conventos fueron claves en el proceso de cristianización de
los territorios hispano-lusitanos.
Lo mismo que en una abadía,
el convento presenta una organización arquitectónica y social específica, que
depende de la orden religiosa que la fundó.
Casi de modo tradicional, el
edificio de un convento consta de una capilla o iglesia, las celdas de los
religiosos, un comedor o refectorio y una sala de reuniones o sala
capitular, todo ello rodeando un patio cerrado, claustro.
Además tiene los locales necesarios para los servicios, cocinas, almacenes,
etcétera.
A diferencia de la mayoría de los
monasterios masculinos y las abadías, los conventos generalmente son espacios
urbanos con dimensiones más reducidas que los primeros.
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