viernes, 6 de febrero de 2015

KOALA



El KOALA es una especie de marsupial diprotodonto, arborícola con hábitos de baja actividad, similares a los de un perezoso.

El koala alcanza una longitud de 76 cm; el cuerpo es robusto y está cubierto de pelo suave de color marrón grisáceo. La cabeza es grande respecto al cuerpo y redonda, y tiene unas orejas peludas, grandes y redondeadas.

La dentadura del koala está adaptada a su alimentación herbívora, y es similar a la de otros marsupiales diprotodontos. Tienen afilados incisivos al frente de su boca para cortar hojas.

Las extremidades posteriores son cortas, con pies grandes dotados de cinco dedos; Las extremidades anteriores tiene cinco dedos, dos de ellos opuestos a los otros tres; cada dedo posee una garra fuerte y grande. Las patas traseras no tienen garras en el dedo mayor, y el segundo y tercer dedo están fusionados para formar un garfio con el que pueden extirparse las garrapatas, de las que sufren a menudo.

Las hembras que viven en estado salvaje suelen vivir unos 15 años. Los machos, sin embargo, viven una media de 10 años, ya que a menudo se dañan en sus peleas y normalmente tienen que moverse para vivir en zonas en peores condiciones. Por lo general, los koalas que viven en libertad tienen menor esperanza de vida que los que koalas en cautividad las hembras alcanzan los 19 años. Especialmente corta es la vida de los koalas que habitan en áreas suburbanas o cerca de una autopista. Aquí la esperanza de vida de un macho se reduce hasta los dos o tres años.

El koala está adaptado a la vida arborícola, y se encuentra en los bosques de eucaliptos del este de Australia, que constituyen su único hábitat, así como su única fuente de alimento. Los koalas que habitan en climas menos cálidos son generalmente más grandes y tienen el pelaje más oscuro y espeso que aquellos que viven en climas más cálidos.

A pesar de estas adaptaciones generales, hay también excepciones. En la fértil Victoria, Australia, un macho adulto puede pesar hasta 14 kg, y una hembra hasta 11 kg. El peso medio de estos animales es más bajo: 12 kg en los machos y 8 kg en las hembras. Los koalas de la seca Queensland son generalmente más pequeños, con un peso medio en los machos de 8 kg, y en las hembras, de 6 kg.

Los machos se distinguen de las hembras por la bolsa testicular, así como por la glándula que tienen en el pecho, y que desprende olor. Las hembras, a su vez, se identifican por la bolsa o marsupio. La bolsa es como la del wombat otro marsupial australiano y, al contrario que en los canguros, la abertura de la bolsa se encuentra en la parte inferior de ésta. Los machos adultos pueden ser hasta un 50% más grande que las hembras adultas, y, además de tener la curvatura de la nariz más pronunciada, la forma de su cabeza es algo diferente a la de las hembras.

La hembra pare una única cría de 5,5 g de peso, que se desplazará hasta la bolsa marsupial de la madre nada más nacer, y permanecerá en ésta durante seis meses, alimentándose de leche; después de este periodo de lactancia, y como paso previo a la alimentación vegetariana propia del adulto, el joven koala se alimenta de una especie de papilla semi digerida que la madre produce por el ano. Este fenómeno parece que explica la posición de la bolsa marsupial en el koala, la cual está abierta hacia atrás, pues de este modo facilita el acceso de la cría al alimento materno. Esta también es una técnica para evitar que el joven Koala muera, ya que carece de las bacterias en su estómago que le ayudan a neutralizar la toxicidad de la hoja del eucalipto.

Las poblaciones de koalas sólo pueden extenderse si se encuentran en el hábitat adecuado. Este incluiría los árboles preferidos por los koalas principalmente eucaliptos, pero también otros, que deben crecer asociados en cierto modo sobre un suelo adecuado, además de suficientes precipitaciones. Además, debe haber otros koalas viviendo en las proximidades.

Un hábitat con espacio limitado tiene, obviamente, una capacidad limitada. Esto quiere decir que muy pocos koalas pueden vivir en estas condiciones. Si una zona se reduce, se hace pedazos o se destruye en su totalidad, disminuye el número de koalas que viven allí. La capacidad de un hábitat depende de la consistencia de los árboles, la densidad del arbolado, las lluvias, el clima, el terreno, las formas del paisaje y el tamaño.

Los koalas viven en los árboles y realizan la mayoría de sus actividades de noche. No se encuentran cómodos en el suelo, donde caminan a gatas. Para ahorrar energía, duermen 20 horas al día, más que los perezosos, que duermen unas 18 horas diarias.

Sus depredadores naturales son los dingos, las lechuzas, las águilas, los varanos y las serpientes pitón. Las épocas de sequía y los incendios, también pueden resultar peligrosos para ellos.

Son muy exigentes a la hora de elegir sus alimentos: primero estiran un brazo y cogen con mucho esmero algunas de las hojas elegidas; luego las olisquean con cuidado antes de darles un bocado; y, por último, las mastican hasta hacerlas una papilla y se las tragan.

Los dientes del koala están adaptados para comer hojas de eucalipto. Estos animales recogen las hojas con los incisivos superiores e inferiores. El hueco entre los incisivos y las muelas permite que puedan mover las hojas de un lado para otro con la lengua sin morderse. Las muelas tienen una forma especial que hace que también puedan trocear la comida, en lugar de solo triturarla. De este modo, los dientes quitan la humedad a las hojas y destruyen la fibra de éstas, de modo que facilitan la digestión.

El eucalipto les aporta azúcares, almidón, grasas y proteínas. En un proceso digestivo relativamente largo; se extraen el agua y los alimentos aprovechables. Como sus alimentos son difíciles de digerir, poco energéticos e incluso tóxicos, los koalas tienen un apéndice que es muy largo hasta 2,5 metros. Aquí las bacterias ayudan a digerir las fibras y permiten que se dé una especie de fermentación. Además, su lento metabolismo hace posible que se almacene el eucalipto durante bastante tiempo, en el que se pierde la mayoría de la energía. Así mismo, les lleva a un bajo consumo de energía, que es inferior al del resto de los animales herbívoros.

La acción del hombre ha provocado la aparición de nuevos peligros, como coches, perros vagabundos, insecticidas, piscinas y un mayor riesgo de contraer gangrena. A menudo, se construyen carreteras que atraviesan territorios de koalas, por lo que el koala debe quedarse en el lado en que se encuentran gramos de hojas al día.

Los koalas pasan la mayor parte del tiempo en los eucaliptos. Son unos grandes trepadores. Se caracterizan por tener un cuerpo pequeño, regordete y unas extremidades relativamente largas. Sus pies y garras reúnen las cualidades necesarias para agarrarse y balancearse en las ramas.

Si los koalas quieren subir a un árbol, saltan desde el suelo, sujetándose a la corteza con sus garras y trepan. Suben y bajan de los árboles siempre con la cabeza hacia arriba. Normalmente, descienden lentamente, ya que sólo utilizan una pata. Generalmente, los koalas solo descienden de un árbol para llegar a otro. Aquí les acecha la mayoría de los peligros. Cuando caminan, adelantan primero la mano derecha, después el pie izquierdo, la mano izquierda y finalmente el pie derecho. Y cuando corren, mueven pies y manos a la vez. Intuitivamente, los koalas intentan protegerse del peligro en las ramas de los árboles. En las urbanizaciones, trepan por las paredes, vallas, postes de luz y letreros de las calles.

Algunos koalas permanecen más tiempo en el suelo que otros. Este comportamiento depende del tamaño del territorio y de la distancia entre los árboles. A menudo, en las cercanías de las urbanizaciones deben recorrer más distancia por el suelo que en su hábitat habitual.

En los árboles adecuados, los koalas se muestran tranquilos. Su comportamiento depende de la condición de las horquillas de las ramas, de las condiciones meteorológicas y de la hora del día. Dado que el tiempo cambia constantemente durante el día en un bosque australiano, los koalas pueden estar en diferentes lugares: al sol, a la sombra, en una zona de viento frío o en lugares protegidos del viento o de la lluvia.

Los koalas pueden estar inmóviles sobre una rama durante una hora. Mientras duermen, se aferran a las horquillas para no caerse. El pelaje de su parte trasera inferior, que es especialmente espeso, les permite apoyarse en las ramas más duras. En los días fríos, húmedos y ventosos, los koalas se enrollan como una bola para ocupar menos espacio y desprender el menor calor posible. Cuando llueve, el agua se desliza por el lomo de los koalas como sucede con los patos. En los días calurosos, secos y bochornosos, los koalas no sufren tanto el calor, ya que el pelaje de su pecho, claro y largo, absorbe el calor. Cuando hace viento, su pelo se mueve y así se refrescan.

Los koalas son marsupiales que pertenecen, dentro del orden de los Diprodontia, al suborden de los Vombatoidea, que también incluye a los wombats. Los koalas son, hoy en día, los únicos representantes que quedan de la familia de los Phascolarctidae.

Los primeros fósiles de la familia de los koalas datan de unos 25 millones de años. No obstante, se han encontrado muy pocos y, en su mayoría, consisten solo en dientes y huesos. Se cree que los representantes de los tres géneros Perikoala, Madakoala, Litokoala también vivían en árboles y comían hojas, y su aspecto no era muy diferente del de los koalas actuales Phascolarctos cinereus.

Un motivo por el que se han descubierto tan pocos fósiles sería que los primeros koalas eran muy escasos. Probablemente estos se alimentarían de las hojas los árboles predecesores del eucalipto actual, que estarían muy dispersos por los bosques australianos de aquellos tiempos. Después se produjo una glaciación y una aproximación muy lenta del continente al ecuador, que provocaron que la tierra se secara. A partir de entonces, el eucalipto se extendió y se fue convirtiendo en el árbol principal de los bosques de Australia. A partir de entonces los koalas se pudieron desarrollar mejor. Se cree que el koala y el eucalipto han evolucionado juntos durante millones de años y que, hasta que los aborígenes empezaron a cazarlo, estos animales se habían extendido mucho más que sus antecesores.

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