viernes, 2 de agosto de 2013

ERWIN ROMMEL



Erwin Johannes Eugen Rommel nació en Heidenheim an der Brenz el 15 de noviembre de 1891, murió en  Ulm el 14 de octubre de 1944 fue un militar, y el más famoso mariscal de campo alemán en alemán Generalfeldmarschall, durante la Segunda Guerra Mundial. Recibió el apodo de Zorro del Desierto Wüstenfuchs a raíz de su habilidad como comandante del Deutsches Afrika Korps durante las campañas militares de dicho cuerpo en África del Norte, entre 1941 y 1943. Posteriormente recibió el mando de las unidades alemanas estacionadas en Francia para contener la previsible invasión aliada, que acabó materializándose en Normandía.

Rommel es recordado frecuentemente no sólo por sus señaladas proezas militares, sino por su caballerosidad con sus adversarios fue uno de los mandos alemanes que se negó a obedecer la Kommandobefehl. Tras el atentado del 20 de julio de 1944 contra Adolf Hitler, fue acusado de haber participado en el mismo y obligado a suicidarse para evitar represalias contra su familia y su personal cercano.

Erwin Johannes Eugen Rommel nació el 15 de noviembre de 1891 en Heidenheim an der Brenz, un pequeño pueblo a unos 45 km de Ulm, en Wurtemberg. Fue el segundo hijo de Erwin Rommel y Helene von Luz. Ambos progenitores profesaban la fe protestante, por lo que el joven Erwin Johannes Eugen fue bautizado en la misma el 17 de noviembre del mismo año. Tanto su padre como su abuelo paterno eran profesores de matemáticas de cierto renombre, mientras que la madre era la primogénita de Karl von Luz, quien fuera gobernador civil en Ulm Regierungs-Präsident. Sus padres eran por tanto gente conocida y respetada en su entorno, aunque de clase burguesa. Tuvo cuatro hermanos: Manfred murió siendo niño; Helena se dedicó también a la enseñanza, en Stuttgart; Karl sirvió en la Primera Guerra Mundial como piloto y resultó lisiado al contraer la malaria estando de servicio en el Imperio otomano; y Gerhardt siguió una carrera como cantante de ópera de moderado éxito.

Rommel podría ser clasificado durante su periodo infantil como el hijo que cualquier madre querría tener. «Era un niño muy dócil y amable. Bajito para su edad hablaba muy lentamente y sólo después de reflexionar largamente. Tenía muy buen carácter, era amistoso y no se asustaba de nada». En 1898, Erwin Rommel padre es nombrado director del Realgymnasium de Aalen, un importante centro de enseñanza en su tiempo. El joven Erwin Johannes empezó a asistir a dicho colegio como alumno, en donde mostró síntomas propios de un superdotado: se aburría en clase, no mostraba ningún interés por las materias tratadas y, sin embargo, aprobaba año tras año sin ningún esfuerzo. Era reservado y se mantenía a distancia de sus demás compañeros.

Durante su adolescencia la situación cambió para mejor. Desaparece su mansedumbre infantil, reemplazada por el estallido continuo de energía que le caracterizaría ya durante todo el resto de su vida. Comenzó a interesarse por todo tipo de actividades deportivas, especialmente el esquí y la bicicleta. Sus notas mejoraron de manera muy apreciable, consiguiendo graduarse con buena nota. Junto con un amigo suyo llamado Keitel sin relación con el mariscal del mismo nombre construyó un modelo de planeador a tamaño natural; consideró la idea de estudiar ingeniería, pero ante la oposición de su padre se alistó en el ejército. Presentó solicitudes en regimientos de artillería e ingenieros, pero en ambos le comunicaron que no había plazas disponibles. Así que se presentó a infantería. Durante las pruebas médicas le diagnosticaron una hernia inguinal, de la que se operó. Tras una convalecencia de casi cuatro meses, el 19 de julio de 1910 se incorporó al 124.º regimiento de infantería «König Wilhelm I» 6.º de Wurttemberg en Weingarten con el rango de «aspirante» cadete.

En el sistema alemán, los aspirantes a oficial debían cumplir un tiempo de servicio como soldados antes incluso de ser enviados a la academia de oficiales. Rommel fue ascendido a cabo en octubre y a sargento en diciembre. En marzo de 1911 fue trasladado a la Kriegsschule escuela de guerra de Danzig. Allí conoció, a través de un amigo suyo de la academia, a Lucie Marie Mollin, hija de un terrateniente prusiano que se encontraba en Danzig estudiando idiomas. Completamente enamorado, empezó con ella una relación formal que les conduciría al matrimonio unos años después, en 1916, durante un corto permiso durante la Primera Guerra Mundial. El matrimonio produjo bastante malestar en la familia de la novia, ya que eran católicos y no vieron el enlace con buenos ojos.

Cuando Rommel volvió a su regimiento tras graduarse en enero de 1912, se mantuvieron en contacto escribiéndose prácticamente a diario, costumbre que Rommel mantendría inalterada en todos sus posteriores periodos de separación. Su viuda Lucie Marie Rommel logró conservar grandes cantidades de esas cartas a pesar de los saqueos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1913 fallece su padre de forma súbita. Su madre siguió viviendo en la casa familiar, manteniendo el contacto de forma fluida con todos sus hijos hasta su muerte en 1940.

En 1928, Erwin y Lucie tuvieron a su único hijo, Manfred Rommel, que con los años sería secretario de Estado y alcalde de Stuttgart. Sin embargo, los historiadores John Bierman y Colin Smith afirman que Rommel tuvo una aventura en 1913 con Walburga Stemmer, una joven frutera de Weingarten. De esa relación extramatrimonial nacería Gertrud Pan. Según los autores, Walburga se suicidó en 1928, al enterarse del nacimiento de Manfred.

La intervención de Rommel en la campaña de Polonia fue escasa en cuanto a resultados, pero enormemente influyente en los años posteriores. Cumpliendo con sus funciones de Jefe de Seguridad, pasó mucho tiempo conviviendo con Hitler. Durante el mismo vio los rasgos positivos del carácter del Führer: seguridad en sí mismo, valor personal, dotes de mando, capacidad de gestión y una tendencia a seguir sus impulsos en contra de lo que opinaban las mentes más conservadoras del Estado Mayor General. Al ser una campaña tan corta como exitosa, no llegó a conocer entonces la obstinación irracional de Hitler, sus ataques de rabia histérica, o su decisión de sacrificar cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos, incluyendo a sus soldados o la propia Alemania. Hasta que pudo verlo por sí mismo años después sobre todo a raíz de la batalla de El Alamein, en 1942, Rommel se formó una imagen limitada de quien era su comandante en jefe.

Al acabar la campaña, Rommel quedó de nuevo agregado al Estado Mayor de Hitler. Este profesaba mucha simpatía al dinámico general que tan poco se parecía a los oficiales prusianos, de ascendencia noble la mayoría, que tanto abundaban en el Estado Mayor General y a los que despreciaba. Un buen día le preguntó en una conversación casual qué era lo que más le gustaría. Rommel no lo dudó ni un instante: «El mando de una división blindada».

El 15 de febrero de 1940 Rommel tomó el mando de la 7ª División Panzer, en Godesberg, reemplazando al general Georg Stumme. Era la primera vez que ostentaba el mando de una unidad de blindados. Inmediatamente puso manos a la obra y pasó los meses siguientes entrenando intensivamente con su nueva unidad, conociendo a sus oficiales y preparando a todos para el tipo de guerra que tenía intención de ejecutar.

A lo largo de la campaña de Francia, Rommel llevó al extremo la nueva táctica de la Blitzkrieg y se distinguió por dirigir a sus hombres desde la primera línea para hacerse una idea en tiempo real de la situación, asumiendo numerosos riesgos y estando a punto varias veces de morir en combate.

En la primavera de 1941 lanzó una ofensiva que empujó a los Aliados fuera de Libia, pero no pudo apenas penetrar en Egipto y, sobre todo, dejó tras sus líneas el importante puerto de Tobruk que, aunque cercado por tierra por las tropas del Eje, todavía resistía bajo las órdenes de un general australiano, Leslie Morshead. El comandante en jefe aliado Archibald Wavell lanzó dos ataques para levantar el cerco de Tobruk Operación Brevity y Operación Battleaxe, pero ambas fracasaron.

Tras el fracaso de Battleaxe, Wavell fue relevado por Claude Auchinleck, el legendario «Auk» de las fuerzas de Oriente Medio, quien lanzó una nueva gran ofensiva para liberar Tobruk, la Operación Crusader, que tuvo éxito y permitió a los Aliados reconquistar la Cirenaica. Sin embargo, cuando la ofensiva se quedó sin fuelle, Rommel contraatacó. En una clásica Blitzkrieg guerra relámpago, El «Zorro del Desierto» devolvió gentilezas a «Auk», flanqueó a los británicos en Gazala, rodeando y reduciendo al núcleo fuerte en Bir Hakeim y forzó a los británicos a una retirada rápida para evitar ser derrotados por completo. Tobruk, asediada y aislada, era ahora todo lo que había entre el Afrikakorps y Egipto. El 21 de junio de 1942, tras un rápido, coordinado y fiero ataque combinado, la ciudad se rindió junto con sus 33 000 defensores. Solo en la caída de Singapur, un poco antes en ese mismo año, se capturaron más tropas británicas y de la Commonwealth. Las tropas aliadas habían sido derrotadas. En unas pocas semanas habían sido empujadas de vuelta a Egipto.

La ofensiva de Rommel fue detenida finalmente en El Alamein, a sólo 100 km de Alejandría. Rommel perdió la Primera Batalla de El Alamein debido a que los Aliados, entre la espada y la pared, tenían una mejor fuente de abastecimientos que los alemanes, que pudieron descifrar con la máquina Enigma las comunicaciones secretas nazis y, como el mismo Rommel admitiría: "La gran habilidad estratégica del General Claude Auchinleck, quien tomó el mando directo de sus tropas, detuvo nuestro avance. Empeñándose sobre las tropas italianas, forzaba a las divisiones acorazadas alemanas a intervenir en inferioridad numérica y de material, lo que aprovechaba tácticamente para desbaratar nuestros ataques". Auchinkleck fue reemplazado por motivos políticos y Harold Alexander tomó su lugar, nombrando a Bernard Montgomery como comandante del ejército 8. En ese momento, la situación de los abastecimientos era cada vez más insostenible para el Afrika Korps pero de todas formas, el audaz Rommel trató de romper las líneas enemigas, por última vez en la batalla de Alam el Halfa pero no lo consiguió.

Con las fuerzas británicas de Malta interceptando sus suministros en el mar y las grandes distancias que debía cubrir en el desierto, Rommel no podía mantener indefinidamente la posición de El Alamein. A pesar de ello, hizo falta una gran batalla, la Segunda Batalla de El Alamein, para derrotar a las fuerzas germano-italianas y obligarlas a retirarse. Fue entonces cuando Hitler intervino y desautorizó por primera vez a Rommel en combate: el Führer revocó la orden de retirada y ordenó al ejército alemán permanecer en sus posiciones y resistir hasta el último hombre. La orden fue una sorpresa para Rommel, que no obstante la acató y suspendió la retirada. Sin embargo, esto significaba condenar su ejército a la destrucción, por lo que 24 horas más tarde decidió insubordinarse y volvió a ordenar la retirada. No sufrió medidas disciplinarias por ello, pero en el espíritu de Rommel quedó para siempre una mala impresión de su comandante en jefe.

Tras la derrota en las batallas de El Alamein, las fuerzas de Rommel se limitaron a tender emboscadas al ejército británico que les perseguía y no volvieron a plantear lucha abierta hasta que llegaron a Túnez. Incluso ahí, su primera batalla no fue contra el VIII Ejército británico, sino contra el II Cuerpo estadounidense, que había desembarcado en Marruecos y Argelia durante las semanas anteriores Operación Torch. Rommel infligió un duro revés a las fuerzas estadounidenses en la Batalla del paso de Kasserine. En esta batalla, uno de los oficiales de observación destinados en su Estado Mayor, Claus von Stauffenberg, fue gravemente herido en un bombardeo.

Volviendo una vez más a enfrentarse a la Commonwealth en las antiguas defensas fronterizas francesas de la Línea Mareth, Rommel no pudo retrasar más lo inevitable. Ultra fue un poderoso factor que precipitó la caída de sus fuerzas. El 6 de marzo de 1943, tras librar una última batalla, Rommel fue evacuado. Cinco días después fue condecorado con los brillantes de la Cruz de Caballero. Sus hombres se convertirían en prisioneros de guerra pocos meses después.
 

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