El PANTEÍSMO es una creencia o concepción del mundo
y una doctrina filosófica según la cual el Universo,
la naturaleza y Dios son equivalentes. La ley natural,
la existencia y el universo la suma de todo lo que fue, es y será, se
representa por medio del concepto teológico de "Dios". La palabra está compuesta
del término griego pan, que significa todo, y theos, que significa Dios;
así se forma una frase que afirma: todo es Dios y Dios es todo.
El panteísmo es la creencia de que el
universo con todas sus extensiones celestes y criaturas y Dios son lo mismo, o
sea, son uno. Es decir, Dios no es un criatura en particular ni una simple
energía; sino que cada criatura es un aspecto o una manifestación de Dios, que
es concebido como el actor divino que desempeña a la vez los innumerables
papeles de humanos, animales, plantas, estrellas y fuerzas de la naturaleza.
Algunos pensadores han considerado panteísta el trasfondo de los politeísmos La visión panteísta, si es admitida,
aporta un nexo entre diferentes religiones, en especial las no creacionistas.
De manera general, el panteísmo puede
ser considerado como una ideología filosófica
o como una concepción del mundo. En el teísmo se enfrentan dos términos: "dios" y "mundo". El panteísmo
procede a identificarlos. El resultado ha de ser un monismo,
que puede adoptar diversas caracterizaciones.
El panteísmo puede mostrar algunas
variantes. Por un lado puede considerar a la realidad divina, como la única
realidad verdadera y a ella se reduce el mundo; en este caso el
mundo es concebido como proceso, emanación, desarrollo o manifestación de Dios;
declaradamente una "teofanía".
En otro sentido, la naturaleza puede
ser concebida como la única realidad verdadera. A esa realidad se reduce Dios, que suele ser
concebido entonces como la unidad del mundo, como una especie de principio orgánico de la naturaleza,
o también, como autoconciencia del universo.
Esta forma de panteísmo recibe la denominación de "Panteísmo
Ateo" o "Panteísmo Naturalista".
En ambas formas, no hay ninguna
realidad trascendente.
Todo lo que existe es inmanente y la divinidad es entendida más bien
como principio del mundo.
El panteísmo es una doctrina o un
componente identificable en las doctrinas del filósofo griego Heráclito,
en los fragmentos que de él se conservan. En el filósofo presocrático
del devenir, lo
divino se halla presente en la totalidad de las cosas y, al mismo tiempo, es
idéntico al mundo y a los entes en su integridad. Esta concepción arrastra a
parangonar lo divino con el Universo,
transformándolo en el "fuego generador" que unifica todos los
contrarios.
Ese dios-todo de Heráclito congrega en
sí mismo la totalidad de las cosas y es, de igual manera, una realidad de
carácter eterno.
Su cosmología parece, también, referirse a la teoría
de un mundo de movimiento cíclico, en virtud de la cual el todo se asemeja a un
conjunto de fases alternadas: una suerte de ciclo destructivo y productivo, que
más tarde ha de ser retomado y desarrollado por los estoicos.
Se ha
hablado frecuentemente -y acaso de modo impropio- del panteísmo de Plotino. En realidad, para él la divinidad conserva para sí los dos caracteres, la inmanencia y
la trascendencia. El dios plotiniano, penetrando todas las
realidades se encuentra por encima de todas ellas. Así, el filósofo sostiene
con claridad, de modo luminoso, que lo Uno, "en cuanto principio del todo, no es el todo".
Una tal afirmación pareciera oponerse a las apreciaciones o interpretaciones inminentitas
y panteístas, de su pensamiento.
La cosmovisión de Giordano
Bruno bien puede ser
entendida como un "panteísmo ateo", con ciertos rasgos específicos de
"pan -psiquismo".
En su obra De la causa, el principio y el Uno es donde se encuentran sus ideas fundamentales
sobre la realidad natural.
Una forma o esquema general del
universo es la denominada "alma del mundo", cuya preponderante
facultad es un intelecto completo y universal, que todo lo llena y todo lo
ilumina.
La materia constituye el segundo principio de la naturaleza,
por la cual la totalidad de las cosas se hallan conformadas. Los aspectos de
los entes pueden mudar, variar o divergir, pero
es siempre la misma materia la que se sostiene y perdura por debajo de las
exteriores transformaciones.
Ha sido
usual en la época moderna considerar la filosofía de Baruch Spinoza como
el más eminente y radical ejemplo de panteísmo, constituyendo de esa forma, el
modelo de todos los panteísmos que le seguirán. Esto se debe principalmente a
sus afirmaciones sobre el monismo de la sustancia y del estatuto modal de los
individuos finitos, en especial el hombre: «Todo cuanto es, es en Dios, y sin
Dios nada puede ser ni concebirse» El spinozismo, sin embargo, debe ser
considerado más bien como un panenteísmo, porque para el filósofo holandés todo está en
Dios y el Ser supremo no se confunde ni con el mundo ni con la totalidad de sus
modos, al conservar Spinoza la distinción de orden escolástico entre natura
naturans Dios como principio de ser y de su vida irreductible a todo viviente
particular y la natura naturata, conjunto de modos infinitos y finitos.
Estando
constituido Dios por una infinidad de atributos de los que sólo conocemos dos
el pensamiento y la extensión, la metafísica spinoziana no puede interpretarse
ni como un panteísmo materialista ni como un panteísmo espiritualista, dado que
en ella se dice es tanto res extensa como res cogitans. El panteísmo de Spinoza
ha sido objeto de numerosas críticas; una de las más destacadas es la de Schelling que, según algún estudioso del tema, considera que
Spinoza "anula la libertad y la personalidad de Dios reduciéndolo a un
mero objeto incapaz de relacionarse con el mundo".
Lo cierto es que Panteístas han
surgido con frecuencia en la Historia del pensamiento filosófico y teológico,
tal vez por el atractivo metafísico que lo divino ejerce en el hombre. Entre
los antiguos pensadores con resabios panteístas se pueden citar también al
judío Filón de Alejandría 25 a C.- 50, y a Amonio Sacas 175-242.
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