BABIECA fue el legendario caballo que las fuentes literarias, a partir del Cantar de mío Cid escrito
hacia 1200, y la tradición posterior, atribuyen al noble castellano castellano Rodrigo Díaz conocido
como El Cid Campeador, quien llegó a dominar prácticamente todo el oriente de la
península ibérica a
finales del siglo XI.
Antes de ser nominado en el Cantar de mío
Cid, el caballo del héroe castellano estaba caracterizado sin
nombre en el Carmen Campidoctoris compuesto c. 1190 como un caballo norteafricano comprado
por mil dinares, de gran agilidad y velocidad, algo especialmente valorado en
los caballos de guerra, que eran robustos, pesados y relativamente lentos.
Sin embargo, en el mismo Cantar a Babieca se le presenta, después de
la toma de Valencia y cuando el Cid va
a recibir a su mujer e hijas, como un trofeo de guerra que las posteriores
prosificaciones cronísticas del poema atribuyen
concretamente a la victoria sobre el rey de la Taifa de
Sevilla, relatada poco
antes en el poema.
Aunque se ha buscado el porqué del
nombre del Cantar de mío Cid, no se ha
encontrado una explicación satisfactoria. La hipótesis mejor fundada fue postulada
por Martín de Riquer en 1953 y sostenía que el nombre de «Babieca»
fue tomado por analogía con el caballo de Guillermo de Orange, del ciclo épico francés,
que se llamaba Bauçan, ya que en castellano medieval
«bausán» significaba 'necio' o 'tonto', lo mismo que «babieca».
Otras explicaciones para la razón de
este nombre han sido ofrecidas por Menéndez
Pidal, que atribuía a un uso jocoso el sobrenombre del caballo
cidiano, aunque esta tesis no concuerda con la caracterización del caballo ni
con el tono del poema épico.
Sin soporte documental, se ha pensado
que «babieca» signifique 'babeador', pero no existe testimonio alguno de que la
palabra «babieca» haya tenido ese sentido, ni es posible relacionar etimológicamente
«babieca» con «babeador».
Por último, se ha propuesto que el
nombre provenga del uso de algunas hablas aragonesas en las que el término babieca o babueca significa 'búho' o 'lechuza',
sentido igualmente documentado en dialectos catalanes del Ampurdán con la acepción de 'autillo'.
Según la Leyenda de Cardeña, elaborada en torno
al Monasterio de San Pedro de Cardeña hacia 1270, fue el caballo sobre
el que la esposa de El Cid montó
el cadáver de éste para hacer creer a sus enemigos que seguía vivo. Después,
Babieca no volvió a ser montado y murió dos años más tarde a la inusual edad de
cuarenta años. Según esta tradición, fue enterrado en algún lugar del
Monasterio de San Pedro de Cardeña, a diez kilómetros de Burgos, en el
término municipal de Castrillo del Val y junto a las localidades de Cardeñajimeno y Carcedo.
En la explanada situada frente a la
fachada principal, en la que aparece una imagen ecuestre del Cid Campeador,
hay una estatua del Sagrado
Corazón, y a la izquierda un monolito con leyenda alusiva al caballo
Babieca. Coincide con el lugar donde, según la tradición, fue sepultado el fiel
animal, aunque las excavaciones arqueológicas financiadas por el Duque de Alba en el año 1949 no obtuvieron resultados.
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