Tatanka Iyotanka, más conocido como TORO SENTADO, fue un jefe nativo norteamericano de la tribu de los sioux.
Era considerado un líder espiritual de
los Dakota, y
también fue elegido como jefe supremo de toda la nación sioux, cuando se
incrementaba el acoso del ejército estadounidense sobre sus tierras
ancestrales. Sin embargo, la rendición de los nativos era inevitable, por lo
que decidió refugiarse en Canadá en 1877, aunque regresó a los Estados
Unidos cuatro años después para entregarse a las autoridades gubernamentales.
Pasó los últimos años de su vida en la
reserva de Standing Rock, y formó parte del espectáculo de Buffalo Bill.
Fue asesinado mientras un grupo de policías Dakota le detenían, ya que se le
acusaba de instigar una nueva rebelión de los nativos.
Toro Sentado nació en el territorio
del Grand River en Dakota del
Sur, en el seno de la tribu hunkpapa.
Fueron sus padres Sitting Bull y Her-Holy-Door, quienes le pusieron por nombre
Jumping Badger Tejón Saltarín, cuando nació. Su infancia transcurrió sin
sobresaltos, y era llamado por sus amigos «Slow» (el sosegado), ya que tenía
una conducta muy meticulosa. Sin
embargo, a los doce años demostró su intrepidez cuando montó un joven búfalo
que había tratado de embestirle, y por esa hazaña su padre organizó una fiesta
en su honor.
A los catorce años, su padre le regaló
una macana. Dicho
objeto tenía un significado especial para los nativos, ya que si el joven
lograba golpear a un enemigo en batalla, le podría dar mucho prestigio. Tejón
Saltarín tuvo esa oportunidad cuando enfrentó a un bando crow en su primer combate, y en la refriega
logró apalear a un contrincante, por lo que su coraje quedó demostrado. El padre,
henchido de orgullo, le renombró Sitting Bull o Toro Sentado Tatanka-Iyotanka
en la ceremonia que ganó el estatus de guerrero. El apelativo hace alusión a la
tozudez del animal cuando se encuentra sentado en sus ancas.
A la edad de quince años, el joven
guerrero sufrió su primera herida en batalla. Esto sucedió durante un asalto
sobre los caballos de la tribu crow, cuando recibió un disparo en el pie
izquierdo que le dejó cojo de por vida; sin embargo, él pudo eliminar al
causante con una herida mortal con su cuchillo.
Alrededor
de los 25 años de edad, Toro Sentado tenía su prestigio bien cimentado. Había
logrado expandir los territorios de caza de los siux, y llegó a convertirse en
caudillo de los grupos tribales, especialmente de los Silent Eaters que se
caracterizaban por sus virtudes guerreras. Precisamente, en el campo de batalla
había demostrado su fiereza, pero también su sabiduría y generosidad eran
notables, las cuales demostraba con el aprecio a los niños y desfavorecidos, el
esmero por buscar la solución pacífica a los conflictos y el cariño a los
animales. Por ello, en
1857 se ganó la designación de jefe tribal. Además, se hizo conocedor de la
espiritualidad lakota, por lo que también se le reconoció como chamán y
curandero. Todos esos méritos le convertían en un líder espiritual.
Entre los años 1863 y 1868, el ejército estadounidense realizaba incursiones en los campos de
caza del territorio de los lakota, lo que provocaba continuos conflictos. De
hecho, a raíz de una rebelión de la tribu siux santee en Minnesota,
se realizó una intensa campaña militar en la que Toro Sentado tuvo su primera
batalla contra las tropas gubernamentales en junio de 1863. En 1864, volvió a
pelear en la batalla de la montaña Killdeer, y también dio albergue a los
sobrevivientes de la masacre de Sand Creek en el Territorio de Colorado, que había sido
ejecutada por los militares en las tribus Cheyenne y arapajó. Ese mismo año, la señorita Fanny Kelly
cayó como rehén de los siux por cinco meses, y pudo conocer a Toro Sentado.
Ella daría testimonio de la hospitalidad del jefe tribal con estas palabras:
«Era cortés y afectuoso con su esposa e hijos, y se comportaba de igual manera
con los forasteros. En el tiempo que pasé con ellos, la comida escaseaba, y
tanto Toro Sentado como su esposa preferían pasar hambre con tal de
alimentarme. Mantengo un lugar para ambos en mi corazón».
Para 1865, mientras se encontraba en
el Territorio del río Powder, Toro Sentado
lideró una ofensiva contra el fuerte Rice en Dakota del
Norte. Dos años después —ya respetado y reconocido por su arrojo, a
lo que se sumaban las cualidades innatas de diplomático y buen orador—, fue elegido como el jefe máximo de la
nación siux, mientras que Caballo Loco le seguía en el mando.
En la
primavera del año 1868, el gobierno de los Estados Unidos pactó un tratado de paz con los siux en el fuerte Laramie. En dicho convenio se pactó que los nativos se
establecieran en la reserva de Black Hills en el Territorio de Dakota. De hecho, Black Hills era
un sitio sagrado para los siux, y se reconocía como parte de la denominada Gran
Reserva Siux. A los encuentros no asistió Toro Sentado, a pesar que sería
persuadido por el sacerdote Pierre-Jean de Smet para
que firmase el tratado.
Aunque en el tratado del fuerte
Laramie se garantizaba la protección del Estado sobre la propiedad de los
nativos, el descubrimiento de oro
en Black Hills provocó la llegada de aventureros que invadían sus campos de
caza. Para 1875, se estima que había mil colonos establecidos en el lugar, y
cuando fallaron los intentos gubernamentales de comprar la zona —y en contra de
lo establecido en el tratado— se dispuso que los nativos se asentaran en las
reservas antes del 31 de enero de 1877. Los que no obedecieran dicha orden, se
considerarían infractores de la ley. Ante la amenaza, algunos jefes tribales
decidieron vender sus tierras, como lo hicieron aquellos que ya se habían
asentado en las reservas como Spotted Tail y Nube Roja; Toro Sentado, por el contrario,
decidió defender lo suyo.
Para el mes de marzo de 1876, tres
unidades militares se desplegaron en el área y arrasaron los asentamientos de
Caballo Loco y del cheyenne Two Moon. Los nativos que lograron escapar fueron
recibidos por Toro Sentado. Precisamente, los lakota consideraron que no podían
enfrentarse a los militares por sí solos, por lo que Toro Sentado hizo un
llamamiento a otras tribus —entre ellos los cheyenne, arapajó, miniconjou, sans
arc y brulé— al sitio de Rosebud
Creek en el Territorio de Montana. Se estima que el número de nativos reunidos
llegó a quince mil almas. Asimismo,
el jefe tribal aprovechó la reunión para realizar una plegaria:
«Wakan Tanka, dadme tu ayuda y traed ante mí abundante
cacería. Juntad las bestias, para que mi gente pueda comer este invierno hasta
el hartazgo. Dejad que los hombres que andan en el buen camino sean
invencibles, para que así las tribus sean fuertes e imbatibles. Dadles un
corazón bondadoso, para que los siux puedan fortalecer sus lazos de amistad y
ser felices. Si lo haces por mi, haré la Danza del Sol por
dos días y dos noches, y te ofrendaré un búfalo»
El supremo jefe tribal cumplió su
promesa y realizó la Danza del Sol. Como parte de la ceremonia, su asistente
Jumping Bull le hizo cincuenta cortes en cada brazo, a manera de sacrificio.
Posteriormente, Toro Sentado comenzó a danzar: Se desplazaba con un movimiento
rítmico de sus pies y, sin comida ni agua, también oraba y observaba la
trayectoria del sol. Se dice que terminó el ritual al mediodía siguiente cuando
cayó exhausto. En medio del
ofuscamiento, describió una visión en la que una multitud de soldados y nativos
caían del cielo. Toro Sentado expresó que los soldados eran ofrenda de Wakan
Tanka, por lo que exhortó a su gente a que los aniquilaran en la batalla. Sin
embargo, les previno que no debían tomar sus armas, caballos, ni cualquier otro
despojo, porque de lo contrario sería la perdición de los nativos.
Inspirado por la visión, el guerrero
Caballo Loco armó un contingente de 500 combatientes. El 17 de junio los
nativos provocaron la retirada de la tropa del mayor George Crooken la batalla
de Rosebud, y posteriormente los vencedores acamparon en Little Big Horn, donde
llegaron otros tres mil nativos que habían abandonado sus reservas para unirse
a Toro Sentado. El 25 de junio, las tropas gubernamentales al mando de George Armstrong Custer lanzaron un ataque contra los nativos,
pero fueron abatidos en la batalla de Little Big Horn, que ha sido
considerada la peor derrota de las fuerzas armadas en las Guerras
Indias. Se dice que
Toro Sentado se encargó de trasladar a un lugar seguro a las mujeres y niños
mientras se desarrollaba el combate. Por
otra parte, los nativos ignoraron su advertencia y se dieron a la tarea de
hacerse de los despojos de los militares. Un
mes después, Toro Sentado sostuvo una entrevista con el coronel Nelson Miles,
que terminó en un intercambio de disparos entre ambos bandos.
En 1890, Toro Sentado recibió la
visita de Kicking Bear, quien le informó de la Danza de los espíritus, una ceremonia que
profetizaba el retorno de las antiguas tradiciones nativas y la recuperación de
las tierras tomadas por el hombre de piel blanca. El jefe tribal se mostraba
escéptico del ritual, pero de
todos modos dejó que su gente la practicase si lo consideraban necesario.
Pronto la ceremonia cobró tanto auge
entre los nativos, que fue considerada como un brote de rebelión por el
gobierno. Se mandaron tropas a las reservas, y el mismo Toro Sentado, quien no
tenía nada que ver con el hecho, fue considerado como el poder detrás de la
«maligna práctica religiosa». De
inmediato, el agente gubernamental a cargo de los lakotas envió una patrulla
conformada por nativos para arrestar a Toro Sentado y obligarle a terminar la
ceremonia. Cabe agregar que el jefe tribal había tenido una visión tras su
retorno a la reserva, en la que un pajarillo posado en una colina le había
anunciado que sería asesinado por los mismos lakotas.
Antes del amanecer del 15 de diciembre
de 1890, cuarenta y tres patrulleros lakotas se presentaron en la cabaña de
Toro Sentado, quien aún dormía. El jefe tribal asintió a acompañarles y mandó
que su caballo fuese ensillado. Sin embargo, ya cuando se marchaban, un grupo
de fieles de la Danza de los espíritus retó a los policías. Uno de ellos, de
nombre Catch-The-Bear, sacó su rifle y disparó al teniente Bull Head, quien al
responder al ataque hirió a Toro Sentado y posteriormente el agente Red
Tomahawk le remató con un disparo en la cabeza. Luego los policías entraron en
la cabaña donde se encontraba Crow Foot, el hijo del jefe tribal, quien también
fue asesinado. La refriega terminó con la vida de otros policías, antes de que
las tropas acudieran a ayudarles.
El cuerpo de Toro Sentado fue
enterrado en el cementerio del fuerte Yates. En 1953, un grupo de ciudadanos de Mobridge Dakota
del Sur, con el permiso de los descendientes de Toro Sentado y del gobierno,
trasladaron los restos a una colina, donde se erigió un busto del jefe tribal
cuyo autor fue Korczak Zoilkowski. Sin
embargo, existe disputa de si los restos son verdaderos. Por otra parte, en cuanto a la vida
privada de Toro Sentado, se estima que desposó a cinco mujeres, con las que
procreó doce hijos.
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