NUNCIO
APOSTÓLICO o nuncio papal es un representante diplomático de la Santa Sede—
no del Estado de la Ciudad del Vaticano—
con rango de embajador.
Representa a la Santa Sede ante los Estados y ante algunas organizaciones
internacionales y ante la Iglesia local. Suele tener el rango eclesiástico de arzobispo.
Normalmente reside en la nunciatura apostólica, que goza de los mismos
privilegios e inmunidades que una embajada.
En los casos en que no existan
relaciones diplomáticas con las autoridades de un Estado, el representante de
la Santa Sede ante la Iglesia local recibe el nombre de delegado apostólico. En muchos países el nuncio papal tiene
precedencia protocolaria sobre el resto de los embajadores: es el decano del cuerpo diplomático.
Su rango diplomático de embajador
quedó fijado en el Congreso de
Viena, 1815. Al igual que los
demás diplomáticos, el nuncio tiene que ser acreditado por el Estado de
acogida.
En cuanto al hecho de que el nuncio
sea decano del cuerpo diplomático, se resolvió de esta forma una larga disputa
entre los Estados sobre la precedencia diplomática. La Convención de
Viena sobre Relaciones Diplomáticas del 18 de abril de 1961 mantuvo la
práctica de este privilegio del representante papal. Al nuncio apostólico, en
calidad de decano, le corresponde tomar la palabra en nombre del cuerpo
diplomático en ocasiones solemnes y también resuelve conflictos que puedan
surgir entre alguna representación diplomática y el Estado de acogida.
La nunciatura tiene una estructura
similar a la de una embajada, con consejero de nunciatura, secretario de
nunciatura, etc. Estos cargos suelen ser ocupados por diplomáticos de carrera
de la Santa Sede, todos ellos clérigos, formados en la Pontificia Academia Eclesiástica,
establecida en 1701. La mayoría de los nuncios proceden del servicio
diplomático; algunos de ellos pasan a ser luego obispos de alguna diócesis o
retornan a la Ciudad del Vaticano para trabajar en algunos dicasterios; algunos
llegan a ser cardenales.
Algún Papa, como Juan XXIII,
fue anteriormente nuncio, concretamente en Bulgaria y Turquía, donde se le
recuerda entrañablemente, y en Francia.
En ocasiones la Santa Sede -igual que
otros sujetos del derecho internacional- designa como nuncio a un eclesiástico
que no procede de la carrera diplomática.
En muchos casos los
nuncios han intentado mediar en conflictos; los nuncios han intentado proteger
a minorías perseguidas. En tiempos recientes, el arzobispo irlandés Michael Aidan
Courtney, nuncio apostólico en Burundi, ha sido el primero en morir
en un conflicto: fue asesinado en una emboscada el 29 de diciembre del 2003.
Los delegados
apostólicos no ejercen funciones diplomáticas oficiales. Esto significa que no
representan oficialmente al Sumo Pontífice ante los Estados en los cuales
ejercen sus funciones y, por lo tanto, no pertenecen al cuerpo diplomático.
Generalmente se envía un delegado apostólico a aquellas naciones con las que la
Santa Sede no tiene establecidas relaciones diplomáticas. La sede de la
delegación apostólica no goza de inmunidad diplomática ni ninguna de las demás
prerrogativas que posee la diplomacia internacional. Sin embargo, para que el
Santo Padre envíe un delegado apostólico, el país destinatario debe poder garantizar
condiciones mínimas de libertad religiosa y seguridad personal. En la práctica,
los delegados apostólicos tienen el carácter de representantes oficiosos del
Vaticano ante los distintos Estados a los que fueron destinados.
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