JOHN Uhler
LEMMON III nació en Newton el 8
de febrero de 1925. Murió en Los Ángeles el 27
de junio de 2001, conocido en el
mundo del cine como JACK LEMMON, fue un actor estadounidense. Ganó dos Premios Óscar: el primero en 1955, por la película Escala en Hawai como mejor actor de reparto; y el
segundo, en 1974, por Salvad al tigre como mejor actor.
Empezó
interpretando a personajes secundarios en películas como el musical
cómico-dramático “Marino al agua” “La rubia fenómeno” “Pfhht” “Mi hermana Elena” “Fuego escondido” o “Cowboy”. En “Operación Gran baile” obtiene
su primer papel coprotagonista y en “Me enamoré de una bruja” compartió cartel con Kim
Novak y James Stewart. Pero, fue con “Con faldas y a lo loco” cuando
empezó su éxito y también su primera película con el que sería su director
fetiche: Billy Wilder. En ella se
travestía de cantante junto a Tony Curtis para esconderse de unos
gángsters que quieren asesinarles. Una vez en sus nuevas identidades conocen a
una ingenua cantante, interpretada por Marilyn Monroe, y el personaje de
Curtis se enamora de ella.
Supuso su gran momento, en cuanto a
popularidad y a reconocimiento por parte de la crítica. “El apartamento” junto a Shirley
MacLaine y Fred Mac
Murray, puso de relieve la maestría de este actor para dominar los matices
de un personaje tan sencillo, pero rico en matices. La película ganó varios Oscar
y Jack Lemmon ya era conocido por todos.
Su siguiente película importante fue “Días de vino y rosas”, dirigida por Blake Edwards.
Un melodrama sobre el alcoholismo
que protagoniza junto a Lee Remick y Charles
Bickford. Después interpretó al protagonista de la comedia “La misteriosa dama de negro”
nuevamente con el director Richard Quine y Kim Novak. En 1963, tres años después
repite papel protagonista junto a Shirley
MacLaine en “Irma la dulce”
Pero, su carrera cambió en 1966. Lemmon y Walter
Matthau llevaron al
cine En bandeja de plata, y todo cambió.
La película fue un éxito rotundo y se convirtieron en una pareja de cine
inseparable. Billy Wilder volvió a dirigirles en “Primera plana” y “Aquí un amigo”
En esta
época inició su madurez interpretativa como actor, con incursiones en un cine
más comprometido y dramático que antaño. A modo de ejemplo: El prisionero de la segunda avenida. Volvió a estar nominado al Oscar por su papel en “Desaparecido” basado
en la historia real del periodista estadounidense Charles
Horman. También actuó en la obra de teatro “Long Day's Journey into Night” y
de televisión “El asesinato de Mary Phagan”
En su última etapa redujo su
actividad, aunque participó en filmes de prestigio, como “JFK”
de Oliver Stone, éxito a cualquier precio “Glengarry” Glen Ross de James Foley, Short Cuts de Robert Altman y Hamlet de Kenneth
Branagh.
En 1996 le fue otorgado el Oso de oro en el Festival Internacional de Cine de
Berlín, en agradecimiento a toda su carrera.
En 1998, durante la ceremonia de
los Globo de Oro, el actor Ving Rhames resultó vencedor frente a su gran
ídolo, Jack Lemmon, y decidió entregarle su premio como reconocimiento a
su gran carrera. Acto seguido, todos los asistentes a la gala se pusieron en
pie para aplaudir tan noble gesto.
Murió el 27
de junio de 2001, en Los
Ángeles, a causa de un cáncer de colon. Está enterrado en
el cementerio Westwood Village Memorial Park de
dicha ciudad, muy cerca de las tumbas de sus amigos Walter Matthau y Billy Wilder.
Su epitafio reza «Jack Lemmon in», es decir, «Jack Lemmon en...»
haciendo alusión a los créditos iniciales de las películas, en las que se
presenta al actor en el papel de determinado personaje.
Desde sus
primeras apariciones en la gran pantalla reveló su talento para la comedia de
enredos y, más tarde, se convirtió en emblema del género de comedia ácida que
"invade" el costumbrismo para hacerse sátira, centrándose en
interpretar personajes que hacen referencia al hombre medio estadounidense, un
tipo corriente que, entre torpe e inteligente, suele llevar las de perder sea
en el amor, el trabajo, el juego, etc. y conmueve por su patetismo. Gracias a
su capacidad para bordar este tipo de situaciones emocionales, Lemmon logra
anclarse en la memoria de varias generaciones de espectadores de todo el mundo
y ha pasado, merecidamente, a la Historia del cine.
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