La MANDRÁGORA autumnalis, mandrágora, es una especie de fanerógama perteneciente a la familia de las Solanáceas, que fue usada extensamente en Europa
medicinalmente. Sus raíces han sido usadas durante la historia en rituales
mágicos, ya que sus bifurcaciones tienen cierto parecido a una figura humana;
incluso hoy en día se usa en religiones neopaganas, como la Wicca.
Las raíces son gruesas y habitualmente
se ofuscan. El tallo es de color verde oscuro; hojas anchas y con una
superficie rugosa, y tienen el mismo color del tallo. Las flores salen del
centro, y son de color blanco violáceo. La planta alcanza una altura de unos 30 cm,
y suele encontrarse en zonas sombrías y húmedas, donde no da mucho el sol. El
fruto sale en otoño, tiene color amarillo o naranja, y aspecto similar a una
manzana. Su ingesta puede producir alucinaciones.
Esta planta crece en bosques sombríos,
a la vereda de ríos y arroyos donde la luz del sol no penetra. Su raíz es
gruesa, larga, generalmente dividida en dos o tres ramificaciones de color
blancuzco que se extienden por el suelo; sus hojas son de un tono verde oscuro;
sus flores son blancas, ligeramente teñidas de púrpura; el fruto es parecido a
una manzana pequeña y exhala un olor fétido.
La
mandrágora es una planta altamente tóxica, pudiendo provocar la muerte de aquél
que la ingiriese. Como su pariente, la Mandrágora officinarum, tiene actividad a través de la piel, por lo que
es poco prudente manipular las hojas, frutos y sobre todo raíces. Puede
provocar mareos, dificultad para respirar y bradicardia simplemente al
manejarla. Como planta ornamental es bellísima, pero tengamos en cuenta que si
tenemos mascotas o niños que puedan llevársela a la boca, puede ocurrir una
catástrofe. Es peligroso cultivarla y poco aconsejable.
Ha sido protagonista de muchas leyendas
y rituales. Los magos hacían con ella algo similar a una
figura humana, tallaban una figura en sus raíces presionando la raíz a cierta
altura para formar un supuesto cuello, y cortando todas las bifurcaciones
excepto cuatro, que serían las extremidades, y las adoraban como a dioses.
Durante la Edad Media
era utilizada por las brujas para sus diferentes rituales y
ungüentos.
Se creía que la planta tenía
características humanas porque sus raíces parecían dos piernas. Hay historias
que cuentan que esta gritaba lamentándose cuando la arrancaban de la tierra,
pudiendo enloquecer a las personas; y por eso amarraban a un perro a la planta
para arrancarla. Según creencias populares crecía bajo los patíbulos donde caía
el semen a veces eyaculado por los ahorcados durante las últimas convulsiones
antes de la muerte o por erección y eyaculación postmortem. Era
usada tanto en magia negra como en magia blanca, ya que es venenosa y curativa
al mismo tiempo, según el uso; y
cuando juzgaron a Juana de Arco la acusaron de usar la planta porque
pensaban que ese era el pecado de que oyera voces. Se dice que favorece la libido.
Los antiguos alemanes la llamaban Alraune.
La leyenda
asegura que todas las raíces de mandrágora se transforman en hombrecitos de
verdad, como pequeños duendes, y que se dedican a favorecer al dueño de la
planta. No asegura la leyenda que todas las raíces de mandrágora tengan forma
humana. Que la tienen algunas, sí. Y que éstas son las verdaderas plantas
hechiceras. El afortunado poseedor de una raíz de mandrágora en forma de
hombrecito sostiene que esta planta, en el momento de arrancarla grita. Y que
el grito mata a quien intenta arrancarla. Y que el procedimiento para
arrancarla y salvar la vida es el siguiente. Se cava hondo alrededor de la raíz
hasta ponerla al descubierto. Mientras no se intente arrancarla no hay peligro.
Se ata una cuerda a la raíz y el otro extremo se ata al cuello de un perro. Se
llama al perro desde cierta distancia. El perro quiere acudir, tira de la planta
y la arranca, grita, y el perro muere. No hay más remedio que sacrificar al
perro. Pero se ve que, dado el poder hechicero de la mandrágora, merece la pena
sacrificar un perro.
Nicolás Maquiavelo, autor
de "El Príncipe", escribió una comedia titulada "La mandrágora" en la que un ungüento sacado de la raíz
podía sanar la esterilidad. También es citada en las novelas de J. K. Rowlingde Harry Potter al
enseñarse el cultivo y las precauciones que se deben tener con esta planta en
clase de herbología en el colegio Hogwarts de magia y después es utilizada para
preparar una poción capaz de curar a las personas que han sido petrificadas por
hechizos mágicos y en la película de Guillermo del Toro titulada El Laberinto del Fauno. También se habla de ella en la serie de fantasía
de televisión británica Merlin cuando la bruja Morgause, hermanastra de Morgana,
prepara una poción con esta planta, mientras le habla a Morgana sobre las
características de la misma
En la Biblia, Raquel la mujer de Jacob, pidió a Lea la otra
esposa de éste las Mandrágoras que el hijo de ésta recogió en el campo. A
cambio de ellas cedió a Lea el derecho a pasar la noche con su esposo Jacob.
Puesto que la Biblia dice que Raquel
era estéril quizás pensase que esta planta la ayudaría a concebir.
En la serie de anime Saint Seiya,
durante la Saga de Hades, uno de los espectros era un caballero de Mandrágora.
Se ha empleado en liturgias muy distintas, siendo en la actualidad
mantenida por los seguidores de la Wicca como potenciadora de sus visiones en
rituales de invocación y adivinación.
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