El HORMIGÓN es un material compuesto empleado en construcción, formado
esencialmente por un aglomerante al que se añade partículas o
fragmentos de un agregado, agua y aditivos específicos.
El aglomerante es en la mayoría de las
ocasiones cemento
generalmente cemento
Portland mezclado con una proporción adecuada de agua para que se
produzca una reacción de hidratación. Las partículas de
agregados, dependiendo fundamentalmente de su diámetro medio, son los áridos que
se clasifican en grava, gravilla y arena. La
sola mezcla de cemento con arena y agua sin la participación de un agregado se
denomina mortero. Existen hormigones que se producen con
otros conglomerantes que no son cemento, como el hormigón asfáltico que utiliza betún para realizar la mezcla.
El cemento es un material pulverulento
que por sí mismo no es aglomerante, y que mezclado con agua, al hidratarse se
convierte en una pasta moldeable con propiedades
adherentes, que en pocas horas fragua y se endurece tornándose en un
material de consistencia pétrea. El cemento consiste esencialmente en silicato cálcico hidratado, este compuesto
es el principal responsable de sus características adhesivas. Se denomina
cemento hidráulico cuando el cemento, resultante de su hidratación, es estable
en condiciones de entorno acuosas. Además, para poder modificar algunas de sus
características o comportamiento, se pueden añadir aditivos y adiciones en cantidades inferiores al 1 %
de la masa total del hormigón, existiendo una gran variedad de ellos:
colorantes, aceleradores, retardadores de fraguado, fluidificantes,
impermeabilizantes, fibras, etc.
El concreto convencional, normalmente
usado en pavimentos, edificios y otras estructuras, tiene un peso específico
(densidad, peso volumétrico, masa unitaria) que varía de 2200 hasta
2400 kg/m³ (137 hasta 150 libras/piés3). La densidad del concreto varía
dependiendo de la cantidad y la densidad del agregado, la cantidad de aire
atrapado (ocluido) o intencionalmente incluido y las cantidades de agua y
cemento. Por otro lado, el tamaño máximo del agregado influye en las cantidades
de agua y cemento. Al reducirse la cantidad de pasta aumentándole la cantidad
de agregado, se aumenta la densidad. Algunos valores de densidad para el
concreto fresco se presentan en la Tabla 1-1. En el diseño del concreto armado
(reforzado), el peso unitario de la combinación del concreto con la armadura
normalmente se considera 2400 kg/m³ (150 lb/ft³).
Dependiendo de las proporciones de
cada uno de sus constituyentes existe una tipología de hormigones. Se considera hormigón
pesado aquel que posee una densidad de más de 3200 kg/m³ debido al
empleo de agregados densos empleado protección contra las radiaciones, el hormigón normal empleado en estructuras que posee una
densidad de 2200 kg/m³ y el hormigón ligero con densidades de 1800 kg/m³
La principal característica
estructural del hormigón es que resiste muy bien los esfuerzos de compresión, pero no tiene
buen comportamiento frente a otros tipos de esfuerzos tracción,
flexión, cortante, etc., por este motivo es habitual usarlo asociado a ciertas armaduras de acero, recibiendo en este
caso la denominación de hormigón armado, o concreto
pre-reforzado en algunos
lugares; comportándose el conjunto muy favorablemente ante las diversas
solicitaciones. Cuando se proyecta una estructura de hormigón armado se
establecen las dimensiones de los elementos, el tipo de hormigón, los aditivos
y el acero que hay que colocar en función de los esfuerzos que deberá soportar
y de las condiciones ambientales a que estará expuesto.
A finales del siglo XX, es el material
más empleado en la industria de
la construcción. Se le da forma mediante el empleo de moldes rígidos
denominados: encofrados.
Su empleo es habitual en obras de arquitectura e ingeniería, tales como
edificios, puentes, diques, puertos, canales, túneles, etc. Incluso en aquellas
edificaciones cuya estructura principal se realiza en acero, su utilización es
imprescindible para conformar la cimentación.
La variedad de hormigones que han ido apareciendo a finales del siglo XX, ha
permitido que existan: hormigones reforzados con fibras de vidrio,
hormigones celulares que
se aligeran con aire, aligerados con fibras
naturales, auto compactantes.
La historia
del hormigón constituye un capítulo fundamental de la historia de la
construcción. Cuando se optó por levantar edificaciones utilizando
materiales arcillosos o pétreos, surgió la necesidad de obtener pastas o
morteros que permitieran unir dichos mampuestos para poder conformar
estructuras estables. Inicialmente se emplearon pastas elaboradas con arcilla, yeso o cal, pero se deterioraron rápidamente ante las inclemencias atmosféricas. Se idearon diversas soluciones, mezclando agua con rocas y
minerales triturados, para conseguir pastas que no se degradan en fácilmente.
Así, en el Antiguo Egipto se
utilizaron diversas pastas obtenidas con mezclas de yesos y
calizas disueltas en agua, para poder unir sólidamente los
sillares de piedra; como las que aún perduran entre los bloques calizos del
revestimiento de la Gran Pirámide de Guiza.
El hormigón, por sus características
pétreas, soporta bien esfuerzos de compresión, pero se fisura
con otros tipos de solicitaciones flexión, tracción, torsión, cortante; la
inclusión de varillas metálicas que soportan dichos esfuerzos propició
optimizar sus características y su empleo generalizado en múltiples obras de ingeniería y arquitectura.
La invención del hormigón armado se suele atribuir al constructor William Wilkinson, quien
solicitó en 1854 la patente de un sistema que incluía armaduras de hierro para
«la mejora de la construcción de viviendas, almacenes y otros edificios
resistentes al fuego». El francés Joseph Monier patentó varios métodos en la
década de 1860, pero fue François Hennebique quien ideó un sistema convincente de
hormigón armado, patentado en 1892, que utilizó en la construcción de una
fábrica de hilados en Tourcoing, Lille, en 1895.7Hennebique
y sus contemporáneos basaban el diseño de sus patentes en resultados
experimentales, mediante pruebas de carga; los primeros aportes teóricos los
realizan prestigiosos investigadores alemanes, tales como Wilhelm Ritter, quien
desarrolla en 1899 la teoría del «Reticulado de
Ritter-Mörsch». Los estudios teóricos fundamentales se gestarán en el siglo XX.
El hormigón es el material resultante
de unir áridos con la pasta que se obtiene al añadir agua a un conglomerante. El conglomerante puede ser cualquiera,
pero cuando nos referimos a hormigón, generalmente es un cemento artificial, y
entre estos últimos, el más importante y habitual es el cemento portland. Los áridos proceden de la
desintegración o trituración, natural o artificial de rocas y, según la
naturaleza de las mismas, reciben el nombre de áridos silíceos, calizos, graníticos,
etc. El árido cuyo tamaño sea superior a 5 mm se llama árido grueso o
grava, mientras que el inferior a 5 mm se llama árido fino o
arena. El tamaño de la grava
influye en las propiedades mecánicas del hormigón.
La pasta formada por cemento y agua es
la que confiere al hormigón su fraguado y
endurecimiento, mientras que el árido es un material inerte sin participación directa en el
fraguado y endurecimiento del hormigón. El
cemento se hidrata en
contacto con el agua, iniciándose diversas reacciones químicas de hidratación que lo convierten en
una pasta
maleable con buenas
propiedades adherentes, que en el transcurso de unas horas, derivan en el
fraguado y endurecimiento progresivo de la mezcla, obteniéndose un material de
consistencia pétrea.
Una característica importante del
hormigón es poder adoptar formas distintas, a voluntad del proyectista. Al
colocarse en obra es una masa plástica que permite rellenar un molde,
previamente construido con una forma establecida, que recibe el nombre de encofrado.
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