PLATÓN filósofo griego nació en Atenas, 427 - 347 a. C.
Nacido en el seno de una familia aristocrática, abandonó su vocación política
por la Filosofía, atraído por Sócrates. Siguió a éste durante veinte años y se
enfrentó abiertamente a los sofistas Protágoras, Gorgias… Tras la muerte de
Sócrates 399 a. C., se apartó completamente de la política; no obstante, los
temas políticos ocuparon siempre un lugar central en su pensamiento, y llegó a
concebir un modelo ideal de Estado. Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde
entró en contacto con los discípulos de Pitágoras; luego pasó algún tiempo
prisionero de unos piratas, hasta que fue rescatado y pudo regresar a Atenas.
Allí fundó una escuela de
Filosofía en el 387, situada en las afueras de la ciudad, junto al jardín
dedicado al héroe Academo, de donde procede el nombre de Academia.
La Escuela, una especie de secta de sabios organizada con sus reglamentos,
residencia de estudiantes, biblioteca, aulas y seminarios especializados, fue
el precedente y modelo de las modernas instituciones universitarias.
En ella se estudiaba y se
investigaba sobre todo tipo de asuntos, dado que la Filosofía englobaba la
totalidad del saber, hasta que paulatinamente fueron apareciendo -en la propia
Academia- las disciplinas especializadas que darían lugar a ramas diferenciadas
del saber, como la Lógica, la Ética o la Física. Pervivió más de novecientos
años, hasta que Justiniano la mandó cerrar en el 529 d. C., y en ella se
educaron personajes de importancia tan fundamental como Aristóteles.
A diferencia de Sócrates,
que no dejó obra escrita, los trabajos de Platón se han conservado casi
completos y se le considera por ello el fundador de la Filosofía académica a
pesar de que su obra es fundamentalmente un desarrollo del pensamiento
socrático. La mayor parte están escritos en forma de Diálogos, como los de La
República, Las Leyes, El Banquete, Fedro o Fedón.
El contenido de estos
escritos es una especulación metafísica, pero con evidente orientación
práctica. El mundo del verdadero ser es el de las ideas, mientras que el mundo
de las apariencias que nos rodean está sometido a continuo cambio y
degeneración. Igualmente, el hombre es un compuesto de dos realidades distintas
unidas accidentalmente: el cuerpo mortal relacionado con el mundo sensible y el
alma inmortal perteneciente al mundo de las ideas, que contempló antes de
unirse al cuerpo. Este hombre dual sólo podría conseguir la felicidad mediante
un ejercicio continuado de la virtud para perfeccionar el alma; y la virtud
significaba, ante todo, la justicia, compendio armónico de las tres virtudes
particulares, que correspondían a los tres componentes del alma: sabiduría de
la razón, fortaleza del ánimo y templanza de los apetitos. El hombre auténtico
será, para Platón, aquel que consiga vincularse a las ideas a través del
conocimiento, acto intelectual -y no de los sentidos- consistente en que el
alma recuerde el mundo de las ideas del cual procede.
Sin embargo, la completa
realización de este ideal humano sólo puede realizarse en la vida social de la
comunidad política, donde el Estado da armonía y consistencia a las virtudes
individuales. El Estado ideal de Platón sería una República formada por tres
clases de ciudadanos -el pueblo, los guerreros y los filósofos-, cada una con
su misión específica y sus virtudes características: los filósofos serían los
llamados a gobernar la comunidad, por poseer la virtud de la sabiduría;
mientras que los guerreros velarían por el orden y la defensa, apoyándose en su
virtud de la fortaleza; y el pueblo trabajaría en actividades productivas,
cultivando la templanza.
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