martes, 21 de octubre de 2014

ESCLAVITUD



La ESCLAVITUD, como institución jurídica, es una situación por la cual una persona, el esclavo es propiedad de otra el amo; es una forma particular de relaciones de producción, característica de un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en la evolución de la historia económica. Esclavismo es la ideología que sustenta la esclavitud.

La esclavitud se remonta a la Edad Antigua, aunque no de forma equivalente en todas las civilizaciones. Parece que su origen histórico proviene de la práctica de aprovechar como mano de obra a los cautivos en las guerras, como alternativa a otra posibilidad también usual: sacrificarlos. También fue la suerte de algunos pueblos conquistados. Otra vía para llegar a la condición de esclavo era la esclavitud por deudas o apremio individual. El florecimiento cultural de la Atenas de Pericles o de la Roma clásica estaba fundamentado en una economía basada en la fuerza de trabajo esclava. Aristóteles sostuvo que la esclavitud es un fenómeno natural. Con la transición del esclavismo al feudalismo, a partir de la crisis del siglo III, la mayor parte de la fuerza de trabajo ya no era esclava. No obstante, la esclavitud no desapareció, y se mantuvo como una condición social más o menos marginal, según las zonas, durante toda la Edad Media y toda la Edad Moderna, renovándose su utilización masiva durante la colonización de América. El movimiento antiesclavista se desarrolló a partir de finales del siglo XVIII, culminando con la abolición de la esclavitud en la mayor parte de los países del mundo, no sin fuertes resistencias, como la Guerra de Secesión en Estados Unidos.


Los tratados internacionales contemporáneos, Convención sobre la Esclavitud, 1926 recogen la prohibición de la esclavitud, que se considera como un crimen contra la humanidad. No obstante, sigue existiendo arraigada culturalmente en determinados países India, Sudán, Mauritania y ha reaparecido en otros bajo ciertas condiciones excepcionales, como es el caso de la mano de obra infantil esclava en el Sudeste asiático o determinados tipos de prostitución en todo el mundo.

Los primeros escritos en los que se tiene constancia de la presencia de esclavos en una gran civilización es en Mesopotamia durante la época sumeria, si bien muy limitada. En el Antiguo Egipto un número de esclavos suficiente como para tener cierta importancia social se dio solamente en algunos periodos, especialmente en el Imperio Nuevo. El origen de los esclavos provenía de las conquistas y no existía una regulación jurídica sobre los mismos. También eran recogidos por los traficantes de esclavos los niños abandonados, por ejemplo, en la puerta de las casas o en la columna lactaria, cuando el pater familiasno quería reconocer su paternidad, ya que él poseía el poder del «ius exponendi». Un hombre libre también podía convertirse en esclavo para tener que pagar una multa por haber cometido algún delito.

La esclavitud como práctica social y económica fue usual en la antigüedad greco-romana, y ambas pueden considerarse las primeras sociedades «esclavistas» al estar sustentada su base económica por este sistema. El estatus social y el papel de los esclavos era considerado inferior, sin valor o inexistente en relación a una persona libre. La sociedad de la Antigua Grecia tenía fundamentada filosóficamente la esclavitud que, para Aristóteles era la garantía indispensable para que los hombres libres pudieran dedicar su tiempo a la política y buen gobierno de la ciudad. En la Antigua Roma la práctica de la esclavitud se regula, en algunas ocasiones al mínimo detalle, estableciéndose la manumisión como fórmula de liberación de los esclavos, siempre con causa. Del siglo V a. C. al siglo I es la época de mayor implantación y extensión de la esclavitud. Las guerras de conquistas emprendidas por la República romana significaron la adquisición de numerosos esclavos.

Estos protagonizaron tres guerras serviles y la última fue la más sangrienta la de Espartaco. Dichas rebeliones fueron una causa de la caída de la república. Durante el Imperio romano empieza a remitir sobre todo por el agotamiento de las fuentes tradicionales de suministro de nuevos esclavos como resultado de la finalización de la expansión territorial romana 

La noción de esclavitud, en la Antigua Roma, designaba las condiciones sociales más dispares. Un esclavo podía ser, tanto un criado o sirviente como el ministro de Economía del emperador, el profesor de griego y latín de los hijos de un legislador romano como un gladiador. Los esclavos no poseían una habitación donde dormir, simplemente se acostaban en el suelo en cualquier rincón de la casa. Cada romano de mediana fortuna poseía, por lo menos, un par de esclavos. Salía de su casa acompañado generalmente por uno mientras el otro permanecía encerrado en casa. Los esclavos comían las sobras de la comida de sus amos, lo que, en un pueblo con hambre, podía significar comer mejor que muchos hombres libres. La línea divisoria entre los hombres libres y los esclavos era muy importante. Los primeros no podían, legalmente, ser sometidos a tortura, ni quemados vivos ni apaleados. Los esclavos sí, por sus propios amos o por un juez.

Los esclavos no podían casarse ni ejercer la paternidad. El dueño de los hijos de los esclavos era el pater familias. Los mercaderes de esclavos recogían a los bebés abandonados que estaban expuestos en los santuarios para convertirlos en esclavos. Había esclavos que llegaban a ocupar cargos públicos en la administración de los bienes de sus amos pero también podían ser trabajadores del campo o artesanos: la mayoría de los artesanos o alfareros en Arezzo, por ejemplo, eran esclavos. Si no eran campesinos podían ser criados en el servicio doméstico. Un esclavo podía ser un cantante que cantaba para el amo, un arquitecto que construía para el príncipe, o un gramático.

En Europa, durante la Edad Media, persistió en zonas marginales, como Escandinavia, sobre todo de tipo agrario al ser una sociedad rural y doméstico, y en el Imperio Romano, con el avance del cristianismo, se fue suavizando la situación de los esclavos, con la subida al poder de Constantino I el Grande, ya se estaba produciendo una síntesis entre la romanidad cristiana y la germanidad pagana, lo que introdujo en el Imperio la servidumbre germánica, que fue legalizada como castigo más benigno que la condena a muerte, por el mismo Constantino mediante un edicto en el 322. Existe un intenso debate entre historiadores respecto a la cronología, las causas y las formas en que se produjo la desaparición de la esclavitud. Las posturas que sitúan la desaparición del sistema esclavista en fecha más temprana, en la época de las invasiones bárbaras del siglo V, serían las de los historiadores marxistas, incluido el propio Karl Marx; por otro lado, autores como Georges Duby o Pierre Bonnassie la sitúan en el siglo XI, en medio de la llamada revolución feudal. Según este último autor, el auge del esclavismo se daría en el siglo VII, en plena Alta Edad Media.

En todo caso, los siervos del siglo XII, a diferencia de los del siglo II, eran libres, o más bien semi-libres, y gozaban de una serie de derechos y al menos en teoría podían denunciar a su señor si violaba esos derechos, pero estaban atados por compromisos de trabajo a la tierra y al señor feudal. En el mundo musulmán y en Bizancio también se mantuvo la tradición, recogiendo las antiguas costumbres romanas. A finales del siglo XV, la esclavitud en Europa era muy reducida, aunque ello más por razones de escasez que por desarrollo moral o filosófico, ya que la misma fue trasladada y sumamente extendida en el nuevo continente por las potencias europeas.

Diversas fuentes histográficas cifran en un periodo superior a un milenio la duración del comercio de esclavos por los árabes musulmanes, estimándose en más de diez millones las personas sometidas a esclavitud, y que en algunas zonas marginales del mundo islámico se mantienen bajo diversas formas de servidumbre. Los esclavos en el mundo árabe tenían diversas procedencias, incluyendo el África subsahariana, el Cáucaso, Asia Central y Oriental. 

Ibn Battuta ha afirmado multitud de veces que le fueron dados o que compró esclavos. Los esclavos eran comprados o capturados en las fronteras del Mundo Islámico y posteriormente importados hacia los principales centros, donde existían mercados de esclavos desde donde eran distribuidos. En los siglos IX y X, los esclavos negros Zanj podrían haber constituido al menos la mitad de la población en el bajo Irak. Al mismo tiempo, varias decenas de miles de esclavos en la región eran importados también desde Asia Central y el Cáucaso.

Zanzíbar fue en un momento dado el mayor puerto de comercio de esclavos de África Oriental, y bajo los árabes Omaníes en el siglo XIX pasaban por la ciudad al menos 50.000 esclavos al año. Algunos historiadores han estimado que entre 11 y 18 millones de esclavos africanos negros cruzaron el Mar Rojo, el Océano Índico y el Desierto del Sáhara entre el 650 DC hasta el 1900 DC, comparados con entre 9,4 y 12 millones de africanos que pudieron haber sido llevados hacia América. Una de las razones para que las potencias europeas colonizaran cerca de todo el continente africano en el último cuarto del siglo XIX era el deseo de terminar o controlar el comercio de esclavos y la esclavitud en África.

Los esclavos de Europa Central y Oriental eran generalmente conocidos como Saqaliba que se podría traducir por "eslavos". Los moros, desde el siglo XVIII, también llevaron a cabo razias en las zonas costeras del Mar Mediterráneo y del Océano Atlántico, siendo conocidos como piratas berberiscos. Se estima que capturaron alrededor de 1.25 millones de esclavos blancos de Europa Occidental y de Norteamérica entre los siglos XVI y XIX.

El número de personas esclavizadas procedentes de África varía, según distintas estimaciones entre los 10 y los 60 millones de personas entre los siglos XV y XIX. A los que hay que sumar los esclavizados en el mundo islámico tanto europeos como africanos, en las culturas de la India y dentro de los estados africanos. Además en el Imperio de Malí cerca de 9 millones fueron traficados desde África Occidental al Magreb camino Sahara pero sólo la mitad sobrevivió al viaje. Los musulmanes traficaron además entre 1 y 1,25 millones de españoles, italianos y griegos desde el Mediterráneo y los Balcanes a el Magreb y el Imperio Otomano. Los árabes traficaron millones de esclavos, 2,25 millones en Zanzíbar entre 1450y 1700. A fines del siglo XIX en el Califato de Sokoto había de 2 a 2,5 millones de esclavos. En los años 30 la población esclava en Etiopía era de 2 millones en una población total de 8 a 16 millones, según la Anti-Slavery Society. En 1841 se estima que había de 8 a 9 millones de esclavos en India, solo Malabar tenía un 15% de esclavos respecto al total de su población. Desde el principio de la colonización de EE. UU. unos 645.000 africanos serán exportados a aquella región como esclavos para las plantaciones. Además cerca de 1,6 millones de personas del Sahel fueron esclavizadas por los árabes y vendidos en territorios musulmanes.

Según el historiador británico Eric Hobsbawm la cifra de esclavos africanos transportados a América sería de un millón en el siglo XVI, tres millones en el XVII y durante el siglo XVIII llegaría a los 7 millones. Además el investigador Enrique Peregalli, calcula que habría que añadir un 25% de muertos durante las capturas y otro 25% durante el viaje por el Atlántico. Hay que incluir que hasta el 10% de los esclavos que trabajaban en plantaciones, minas y otros oficios morían cada año por las malas condiciones de vida y abusos laborales.

La ideología pro esclavista fue especialmente importante en Estados Unidos entre 1789 y 1849, en el periodo previo a la Guerra de Secesión; donde los interesados en defender el "modo de vida del Sur" Dixie se vieron obligados a reaccionar al movimiento antiesclavista. Con anterioridad no había en la práctica una necesidad de defensa para una actividad que se había producido sin oposición destacable en todo el mundo hasta mediados del siglo XVIII con la Ilustración y con algunos movimientos religiosos -cuáqueros-. Sólo a comienzos del XIX el movimiento abolicionista pasó a ser preocupante para los intereses esclavistas, a medida que el Reino Unido y otros países iban limitando el tráfico internacional de esclavos y establecían legislaciones abolicionistas.

A partir de la Independencia de los Estados Unidos, la esclavitud se convirtió en un tema de debate. En la primera década del siglo XIX, los estados del Norte fueron aprobando sucesivamente legislaciones emancipadoras, mientras que en los estados del Sur se rechazaban. Hacia 1810 el 75% de los esclavos del Norte habían sido librados, y virtualmente todos en la siguiente generación. Los argumentos antiesclavistas, además de filosóficos y morales, eran económicos y sociales, al destacar su ineficiencia especialmente en las zonas donde prevalecieron. Incluso en un estado sudista y esclavista como Virginia, en la coyuntura de 1783 a 1812, que implicó un parcial abandono del cultivo del tabaco en favor de otros menos intensivos, se produjeron liberaciones de esclavos en una escala que no se volvió a presenciar hasta 1865. Las razones económicas para ello desaparecieron en las décadas centrales del siglo, cuando la demanda internacional de azúcar y algodón creció, y la compra de Luisiana abrió vastos nuevos territorios ideales para la economía de plantación. El incremento del número de esclavos y la cada vez mayor singularidad de su situación en el panorama internacional generaron cada vez más críticas al esclavismo del Sur, lo que obligó a respuestas pro-esclavistas cada vez mejor articuladas.

Discursos como el famoso Mudsill Speech "discurso del barro" de James Henry Hammond en 1858, y el de John C. Calhoun en el Senado de Estados Unidos en 1837, articularon los argumentos políticos pro-esclavistas de la fase que puede calificarse de madurez del movimiento desde finales de la década de 1830 al comienzo de la de 1860. Estos teóricos dieron cuerpo a los puntos de vista y a la sensibilidad de clase de una parte sustancial de la sociedad sureña. Partían del hecho de que la base de la mayor parte de las sociedades históricas era la existencia de una clase de desposeídos de la tierra, que presentaban como inherentemente transitoria y fácilmente manipulable, lo que la convertía en una fuerza desestabilizadora de la economía, la sociedad, el gobierno y el desarrollo pacífico y armonioso de las leyes: la mayor amenaza a la democracia. La desigualdad humana era vista como una constante evidente, que se expresaba en la mudsill theory de Hammond un rico propietario sureño: el mudsill "barro", como cimiento, soporta al edificio. A los no-blancos, cuya disposición natural para los trabajos inferiores se daba por cierta cuestión presente pero no central, ya que el componente racista es sólo una parte de esta argumentación, fundamentalmente socio-política, no se les debía permitir la participación en la sociedad democrática, sino sólo a los blancos, elevados a la categoría de "ciudadanos", que así podían dedicarse a tareas más elevadas, que hacen avanzar a la civilización. Cualquier esfuerzo por igualar a razas o clases iría, por tanto, en contra de la propia civilización y del bien común de la sociedad en su conjunto, puesto que la desigualdad social, y concretamente la esclavitud, se entienden como necesarias para el bien común de todos: tanto de esclavos como de propietarios. Estos argumentos estaban también presentes en la retórica de los políticos del Partido Demócrata como Calhoun.

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