El monte VESUBIO es un volcán activo
del tipo vesubiano situado frente a la bahía de Nápoles y a unos nueve kilómetros de
distancia de la ciudad de Nápoles. Se encuentra en la provincia de Nápoles, perteneciente a la
región italiana
de la Campania.
Tiene una altura máxima de 1,281 msnm y se alza al sur de la cadena principal de los Apeninos.
Es famoso por su erupción del 24 de
agosto del año 79,
en la que fueron sepultadas las ciudades de Pompeya y Herculano.
Tras aquel episodio, el volcán ha entrado en erupción en numerosas ocasiones.
Está considerado como uno de los volcanes más peligrosos del mundo, ya que en
sus alrededores viven unos tres millones de personas y sus erupciones han sido
violentas; se trata de la zona volcánica más densamente poblada del mundo. Es
el único volcán situado en la parte continental de Europa que ha
sufrido una erupción en el siglo XX. Los
otros dos volcanes italianos que han entrado en erupción en las últimas
centurias se encuentran en islas: el Etna en Sicilia y el Estrómboli
en las islas
Eolias.
Los griegos y los romanos
consideraban que se trataba de un lugar sagrado dedicado al héroe y semidiós Heracles/Hércules,
del cual tomó el nombre la ciudad de Herculano, situado en la base del monte.
El Vesubio fue designado como uno de los 16 Volcanes de la Década, es decir, como uno de
los volcanes más peligrosos del mundo.
Vesuvius era el nombre
del volcán, usado frecuentemente por los escritores de finales de la República romana e inicios del Imperio
romano. Sus formas colaterales eran Vesaevus, Vesevus,
Vesbius y Vesvius. Los
antiguos griegos, lo escribían Οὐεσούιον o Οὐεσούιος, han ofrecido desde
entonces una etimología. Pueblos de diferentes etnias e idiomas
ocuparon Campania
en la Edad del Hierro romana;
la etimología depende en gran medida de la presunción de la lengua que se
hablaba allí en aquel momento. Nápoles era un asentamiento griego cuyo nombre,
Nea-polis «ciudad
nueva», lo testimonia. Los latinos también compitieron por la ocupación de la Campania.
Asentamientos etruscos se encontraban en las cercanías. Dicen varios autores
antiguos que otros pueblos de procedencia desconocida estuvieron allí en algún
momento.
En el supuesto de que el idioma fuera griego,
el Vesubio podría ser una latinización del prefijo negativo
ὔ (ve), cuya raíz procede o está relacionada con la palabra griega σβέννυμι =
«Yo apago, sofoco el fuego», en el sentido de «inapagable».
Podría derivar de ἕω, lanzar, y βίη "violencia," "lanzar,
arrojar con violencia," *vesbia, aprovechando su forma colateral.[
Las laderas de la montaña están cubiertas de coladas
de lava, generalmente con gran densidad de árboles, con arbustos en
altitudes altas y con viñedos en las bajas. Las coladas de lava de la erupción de 1944 son visibles al no
estar cubiertas de vegetación.
La flora del Vesubio y del monte Somma varía según las estaciones, aunque comparte aspectos comunes, en
concreto la fuerte antropización que caracteriza las primeras pendientes
de la montaña. La diferenciación consiste en que el cono volcánico está más
seco y soleado, con vegetación mediterránea típica compuesta de pinares artificiales
y de acebos; mientras que el monte Somma es más húmedo,
con una vegetación similar a la de los Apeninos, formada por castaños,
robles, alisos, arces
y acebos.
La riqueza de la vegetación en la antiguas coladas de
lava se debe a la rápida implantación del Stereocaulon vesuvianum,
un liquen gris
con aspecto de coral que coloniza las lavas enfriadas y prepara
el terreno a las otras plantas. Hay 906 especies censadas.
La fauna del volcán es particularmente interesante, con la
presencia del lirón careto, raro en Italia; la garduña,
el zorro,
el conejo y la liebre. Más de 100
especies de aves se
encuentran alrededor del Vesubio, migradoras y no migradoras, invernantes y no
invernantes. Las especies más comunes de reptiles
son el lagarto verde, Masticophis un género de serpiente
inofensiva y el geco turco. Hay mariposas
diurnas y nocturnas, muy coloridas durante el periodo de floración.
El Vesubio se formó del resultado de la colisión de dos placas tectónicas, la africana y la
euroasiática. La primera fue forzada por debajo de la segunda, llegando a mucha
profundidad bajo la corteza terrestre. El material de la corteza fue calentado
hasta fundirse, formando el magma. Puesto que el magma es menos denso que la roca sólida a
su alrededor, es empujado hacia arriba, buscando un lugar más débil en la
superficie de la Tierra,
rompiéndola y formando el volcán.
Es famoso por la erupción que en el año 79 sepultó a las ciudades
romanas de Pompeya
y Herculano,
permitiendo conservarlas intactas hasta que se redescubrieron en el siglo XVI,
aunque las excavaciones sistemáticas comenzaron en 1738 y 1748, respectivamente.
Hoy ambas ciudades son emplazamientos arqueológicos que permiten investigar la
cultura romana y la vida de unas ciudades que han permanecido sin alteraciones
desde la Edad Antigua. La erupción del año 79 supone, asimismo,
la primera descripción histórica de una erupción vesubiana, realizada por Plinio
el Joven, poco después de que sucediera. Debido a esto, los volcanes
vesubianos son también conocidos como plinianos,
y así también, por extensión, ese tipo de erupciones. Ha entrado en erupción
muchas veces y hoy es considerado como uno de los volcanes más peligrosos del
mundo, por la población de 3,000,000 de personas que viven en sus inmediaciones
y la tendencia del Vesubio a tener erupciones explosivas.
Otras erupciones importantes son, secuencialmente, las
del 472, 512, en 1631, seis veces en el siglo XVIII,
ocho veces en el siglo XIX (notable la de 1872), y en 1906, 1929, y 1944. No ha habido
erupciones desde 1944. Las erupciones variaron en gran medida en la gravedad, y
se caracterizaron por explosivos estallidos. En ocasiones, las erupciones han
sido tan grandes que la totalidad de la Europa meridional ha sido cubierta por
cenizas; en 472 y en 1631, las cenizas del Vesubio cayeron sobre Constantinopla
Estambul,
cubriendo una extensión aproximada de unos 1.600 km. Desde 1944, los
desprendimientos de tierras del cráter han levantado nubes de polvo y ceniza,
las cuales han provocado falsas alarmas de erupciones.
La montaña comenzó a formarse
hace 25.000 años. Aunque la zona ha estado sujeta a la actividad volcánica por
lo menos desde hace 400.000 años, la capa más baja de material eruptivo de hace
34.000 años de la montaña Somma yace en lo más alto: la ignimbrita
de Campania, roca formada por fragmentos
heterogéneos arrastrados por el flujo piro clástico, producida en la compleja llanura
Flegrea, y que fue el producto de la Cordola pliniana de la erupción de
hace 25.000 años.
Por entonces empezó una serie
de flujos de lava más intensos, con una sucesión de erupciones explosivas
intercaladas entre ellos. Sin embargo, el tipo de erupción cambió hace unos
19.000 años con una secuencia de grandes y explosivas erupciones plinianas, la
última de las cuales fue la del año 79. Desde entonces, las erupciones toman su
nombre según los depósitos de tefra que producen:
La erupción Pumita
Básica, Pomici di Base de hace 18.300 años (IVE 6), fue probablemente
la más violenta de estas erupciones y condujo a la formación original de la
caldera Somma.
La erupción Pumita Verde Pomici
verdoline de hace 16.000 años (IVE 5), seguida de un periodo en el cual hubo
varias erupciones productoras de lava.
La erupción Mercato también
conocida como Pomici Gemelle u Ottaviano de hace 8.000 años (IVE 6), a
continuación de una pequeña erupción explosiva de hace unos 11.000 años llamada
la erupción de Lagno Amendolare.
La erupción Avellino Pomici di Avellino de hace
3.800 años (IVE 6), precedida de las erupciones de 5960 y 3580 a. C.,
de las más grandes que ha conocido Europa.
La abertura de la erupción Avellino estaba al parecer 2 km al este del actual
cráter. La erupción destruyó varios poblados de la Edad del
Bronce. Los restos excelentemente conservados de uno de ellos fueron
descubiertos en mayo de 2001
cerca de Nola
por arqueólogos italianos, con chozas, cerámica, ganado e incluso huellas de
animales y humanos, y tanto cadáveres como esqueletos. Los residentes
abandonaron precipitadamente la aldea, dejándola sepultada bajo la pumita y la
ceniza, del mismo modo en que ocurriría más tarde en Pompeya. En 2006 científicos italianos
informaron del descubrimiento de otro episodio similar producido también por la
erupción Avellino en la misma zona y que sepultó a una pequeña población de la Edad del
Bronce hacia el año 1780 a. C. Se han recuperado cabañas,
enseres y restos de cabras y perros sepultados en aquel entonces, pero sólo
tres cadáveres humanos. Tanto la disposición de éstos como el gran número de
huellas de personas y vacas perfectamente conservadas bajo las cenizas,
demuestran que todos los habitantes de la región huyeron en las primeras fases
de la erupción volcánica, algo que no sucedería casi 2000 años después.
Las erupciones más grandes del
79 (IVE 5) y de 1631 (IVE 4), con el
aumento de depósitos piro clásticos distribuidos por el noroeste del cráter, y con
oleadas viajando hasta 15 km de allí, llegaron hasta el área ahora ocupada por
Nápoles.
El volcán en aquella época
entró en un estado más frecuente, pero menos violento, de erupciones hasta la
más reciente erupción pliniana, la cual destruyó Pompeya.
La última de estas erupciones
pudo ser la del 217 a. C. Hubo terremotos en Italia durante
aquel año y el sol apareció enturbiado por una neblina o niebla seca. Plutarco
escribió que el cielo estaba en llamas cerca de Nápoles y Silio Itálico
mencionó en su poema épico Púnica que el
Vesubio había tronado y producido llamas dignas del monte Etna
en aquel año, aunque ambos autores lo escribieron unos 250 años más tarde. El núcleo helado de Groenlandia
prueba que hacia esta época hubo una acidez relativamente alta, lo cual supone
que fue por causas atmosféricas, como el sulfuro de hidrógeno.
La montaña estuvo en esta
época callada durante cientos de años y fue descrita por los escritores
romanos, cubierta con jardines y viñedos, excepto en lo más alto por ser
escarpado. A un paso, un gran anfiteatro de precipicios perpendiculares fue un
espacio llano lo bastante grande para el campamento del ejército del gladiador Espartaco
en el 73 a. C.
Esta área fue sin duda un cráter. La montaña probablemente tuvo sólo una
cumbre en esa época, a juzgar por el fresco "Baco y Vesubio" encontrado
en una casa pompeyana, la Casa del
Centenario.
Varias obras escritas más de
200 años antes de la erupción del 79 describen la montaña como de naturaleza
volcánica, aunque Plinio el Viejo no la describió así en su Naturalis Historia:
El historiador griego Estrabón
(c. 63 a. C.-24) describió la montaña
en el Libro V 4.8 de su Geografía donde dice que la cima es
plana en su mayor parte, pero totalmente improductiva y por su aspecto parece
ceniza y muestra unas grietas de piedras ennegrecidas en su superficie y
conjetura que este territorio en otro tiempo fue pasto de las llamas, que
albergaba "cráteres de fuego". Sugirió, perspicazmente, que la
fertilidad del entorno podía ser debida a la actividad volcánica, como en el monte Etna.
En el Libro II de De
Architectura, el arquitecto
Marco Vitrubio
(c. 80-70 a. C. - ?) informó de los fuegos que en su día
existieron abundantemente bajo la montaña y que ésta había escupido fuego a los
campos circundantes. Hizo una descripción de la pumita
pompeyana, formada al ser quemadas otras especies de rocas.
Diodoro Sículo (c. 90–30 a. C.),
otro historiador
griego que relató en el Libro IV 21.5 de su Biblioteca Histórica que la llanura de Cimea (de Cime, Cumas, la llanura Cumana),
en la costa de Campania,
era conocida como llanura Flegrea (Phlegraei
Campi según los romanos; flameante,
ardiente, son los significados
en griego) debido a una colina, el Vesubio, que había vomitado un fuego
terrible, casi como el Etna y que quedaban señales del fuego que había
ardido en los tiempos antiguos.
El llano de Flegra (Phlégra)
según la mitología griega, y según algunas fuentes, fue
uno de los escenarios de la batalla de Heracles
y los Gigantes.
El área tenía entonces, como
hoy, una gran densidad de población, con pueblos, ciudades y pequeñas ciudades
como Pompeya, y sus laderas estaban cubiertas de viñedos y granjas.
La erupción del 79 fue precedida por un potente terremoto, 17
años antes, el 5 de febrero del 62, que causó la
destrucción general alrededor de la bahía de Nápoles, y
en particular de Pompeya.[]
Algunos de los daños no habían sido aún reparados cuando el volcán entró en
erupción.[] Sin embargo, este
suceso pudo ser un suceso de carácter tectónico en lugar de estar asociado con el re
despertar del volcán.
Otro minúsculo terremoto tuvo lugar en el 64; que fue recordado por Suetonio en la
biografía de Nerón,
en la Vida de los doce Césares, y por Tácito en el
Libro XV de Anales.
Seísmo que tuvo lugar mientras Nerón estaba en Nápoles
ejecutando una canción por vez primera en público en el teatro romano. Suetonio nos
recuerda que el emperador continuó cantando durante el terremoto hasta que
finalizó la canción; Tácito escribió que el teatro se desplomó poco después de ser
evacuado.
Los romanos se acostumbraron a los débiles temblores de tierra de la
región. El naturalista Plinio el Joven escribió que ellos "no estaban
en particular alarmados, ya que los temblores eran frecuentes en Campania".
A principios de agosto del 79 hubo sacudidas. Pequeños terremotos comenzaron a
tener lugar el 20 de agosto del 79,
llegando a ser más frecuentes los cuatro días siguientes, pero las advertencias
no fueron escuchadas hay que señalar que los romanos no conocían el concepto de
volcán, sólo de una vaga idea sobre montañas similares como el monte Etna,
hogar de Vulcano, y en la tarde del 24 de
agosto, una catastrófica erupción del volcán empezó. La erupción devastó la
región, sepultando Pompeya y otras poblaciones. Por casualidad, la fecha era la
de la Vulcanalia,[] el festival del dios romano del
fuego.
La erupción del Vesubio del 24 y 25 de agosto del año 79 se desarrolló en
dos fases:[] una erupción pliniana que duró de 18 a 20 horas y
produjo una lluvia de piedra pómez en dirección al sur del cono que aumentó la
profundidad en 2,8 m en Pompeya mediante un flujo piro clástico, y una nube ardiente en la segunda, una fase peleana que llegó hasta Miseno y que se
concentró en el oeste y el noroeste. Dos flujos piro clásticos sepultaron Pompeya,
quemando y asfixiando a los rezagados que permanecieron allí. Oplontis y Herculano
recibieron la peor parte de los flujos y fueron enterradas por cenizas y
depósitos piro clásticos.
El único superviviente y testigo ocular fiable relata que
el suceso fue registrado por Plinio
el Joven en una famosa carta remitida al historiador Tácito Lo observó desde Miseno
(latín: Misenum), cabo junto a Cumas y distante unos
35 km del volcán, mientras que su tío que andaba por terreno peligroso, vio una
extraordinariamente densa, cambiante y creciente nube apareciendo encima de la
montaña:
Se encontraba en
Miseno al mando de la flota. El 24 de agosto, como a la séptima hora, mi madre
le hace notar que ha aparecido en el cielo una nube extraña por su aspecto y
tamaño. Él había tomado su acostumbrado baño de sol, había tomado luego un baño
de agua fría, había comido algo tumbado y en aquellos momentos estaba
estudiando; pide el calzado, sube a un lugar desde el que podía contemplarse
mejor aquel prodigio. La nube surgía sin que los que miraban desde lejos no
pudieran averiguar con seguridad de qué monte luego se supo que había sido el
Vesubio, mostrando un aspecto y una forma que recordaba más a un pino
que a ningún otro árbol. Pues tras alzarse a gran altura como si fuese el
tronco de un árbol larguísimo, se abría como en ramas; yo imagino que esto era
porque había sido lanzada hacia arriba por la primera erupción; luego, cuando
la fuerza de ésta había decaído, debilitada o incluso vencida por su propio
peso se disipaba a lo ancho, a veces de un color blanco, otras sucio y manchado
a causa de la tierra o cenizas que transportaba. A mi tío, como hombre sabio
que era, le pareció que se trataba de un fenómeno importante y que merecía ser
contemplado desde más cerca.
Luego, Plinio,
describió la nube precipitándose hacia las laderas de la montaña y cubriendo
todo a su alrededor, incluyendo la costa. Esto es conocido hoy en día como un flujo piro clástico, que es una nube de gas
supercaliente, ceniza y roca que erupciona desde un volcán. Los geólogos han
utilizado las características magnéticas de unas 200 rocas volcánicas y trozos
de escombros por ejemplo tejas encontrados en Pompeya para estimar la
temperatura de este flujo piro clástico (cuando rocas fundidas y solidificadas
y minerales magnéticos en las rocas, registran la dirección del campo
magnético de la Tierra, si el material es calentado a una cierta
temperatura, conocido como el punto de Curie o (Tc), el campo magnético
puede ser modificado o completamente recompuesto). Muchos de los materiales
analizados experimentan temperaturas entre 240º y 340º con unas pocas
presentando temperaturas de sólo 180°. Esto indica que la nube de ceniza
alcanzó una temperatura de 850º cuando emergió de la boca del Vesubio y se
enfrió por debajo de 350° cuando llegó a Pompeya. La teoría es que la
turbulencia puede tener mezclado aire frío en la nube de ceniza. Esto se llama
en la actualidad el estado pliniano de la erupción, denominado así por ambos
Plinios, el Joven y el Viejo.
Plinio manifestó que varios temblores de tierra
fueron percibidos en el momento de la erupción y que fueron seguidos por una
violentísima sacudida del terreno. También apuntó que la ceniza iba cayendo en
espesísimas capas y que la ciudad iba siendo evacuada, y que entonces el sol
fue tapado por la erupción y que la luz cedió ante la oscuridad. Además, que el
mar fue ocultado y que fue contenido por un "terremoto", un fenómeno
que los modernos geólogos llaman tsunami.
El tío de Plinio
el Joven, Plinio el Viejo, estaba mientras tanto al mando de
la flota
romana en Miseno,
en el extremo opuesto de la bahía, y decidió fletar varios barcos para
investigar el fenómeno a punto de suceder. La flota tuvo además la misión de
rescatar a aquellos que permanecían al pie del volcán cuando, estando a punto
de partir, un mensajero llegó con la misiva de una amiga de Plinio que vivía en
la costa cercana al pie del volcán implorándole que la rescatara. Él salió para
cruzar la bahía, pero se encontró con espesas lluvias de cenizas calientes, pedazos
de pumita y
trozos de roca que, alterando la línea de la costa y las profundidades de las
aguas, le obstaculizaron el acceso a la orilla y le impidieron desembarcar
allí. El viento del sur reinante también se sumó para impedirle desembarcar,
pero siguió hacia el sur hasta Estabia (a unos 4,5 km de Pompeya), donde desembarcó y obtuvo
refugio de su amigo Pomponiano. Pomponiano tenía ya cargado un barco con sus
posesiones y preparado para partir, pero el viento sopló en su contra.
Plinio y su grupo vieron llamas viniendo desde
varias partes de la montaña (probablemente oleadas de flujos piro clásticos, las cuales más tarde
destruirían Pompeya
y Herculano).
Tras quedarse durante la noche, el grupo decidió evacuar a pesar de la lluvia
de tefra porque de
seguir allí la amenazadora y violenta tierra derrumbaría el edificio. Plinio,
Pomponiano y sus compañeros volvieron hacia la playa con almohadas atadas en
sus cabezas para protegerlas de la avalancha de rocas. Al mismo tiempo, había
tanta ceniza en el aire que el grupo apenas veía a través de la oscuridad y
necesitaba antorchas y fanales para encontrar el camino. Llegaron hasta la
playa, pero se encontraron con que el agua, para colmo, les interrumpía con
violencia por los continuos terremotos, y descartaba la huida sin riesgo por
mar.
Plinio el Viejo se desplomó y murió. En la primera
carta a Tácito,
su sobrino insinúa que fue debido a la inhalación de venenos, sulfurosos o
gases.
Mi tío decidió
bajar hasta la playa y ver sobre el lugar si era posible una salida por mar,
pero éste permanecía todavía violento y peligroso. Allí, recostándose sobre un
lienzo extendido sobre el terreno, mi tío pidió repetidamente agua fría para
beber. Luego, las llamas y el olor del azufre, anuncio de que el fuego se
aproximaba, ponen en fuga a sus compañeros, a él en cambio le animan a seguir.
Apoyándose en dos jóvenes esclavos pudo ponerse en pie, pero al punto se
desplomó, porque, como yo supongo, la densa humareda le impidió respirar y le
cerró la laringe, que tenía de nacimiento, delicada y estrecha y que con frecuencia
se inflamaba. Cuando volvió el día que era el tercero a contar desde el último
que él había visto, su cuerpo fue encontrado intacto, en perfecto estado y
cubierto con la vestimenta que llevaba: el aspecto de su cuerpo más parecía el
de una persona descansando que el de un difunto
Sin embargo, Estabia que se
hallaba a 16 km de la caldera más o menos donde está la actual ciudad de Castellammare di Stabia y sus compañeros,
no fueron aparentemente afectados por los humos; probablemente dada la
corpulencia de Plinio, murió por una causa diferente, quizá de un
golpe o un infarto.[35]
Su cuerpo fue hallado sin heridas aparentes el 26 de agosto. Después la pluma
ha dispersado suficientemente su historia a los cuatro vientos.
Además de Plinio, las únicas otras víctimas nobles
conocidas de las que se sabe su nombre fueron Herodes
Agripa II hijo de Drusila y del
procurador romano Marco Antonio Félix y su esposa.
Se estima que en Pompeya vivían de
unas 10.000 a 25.000 personas
mientras que Herculano se estima que debía tener una población de unos 5.000 No se sabe cuánta gente pereció por la erupción, aunque han sido recuperados unos 1.150 restos de cuerpos para afinar la cifra habría que hacer moldes con sus impresiones en los depósitos de ceniza y los alrededores de Pompeya. En Herculano se han hallado restos de unos 350 cuerpos, 300 en criptas abovedadas descubiertas en 1980. Sin embargo, estos números podrían indicar un enorme e infravalorado número del total de muertes en la región afectada por la erupción.
mientras que Herculano se estima que debía tener una población de unos 5.000 No se sabe cuánta gente pereció por la erupción, aunque han sido recuperados unos 1.150 restos de cuerpos para afinar la cifra habría que hacer moldes con sus impresiones en los depósitos de ceniza y los alrededores de Pompeya. En Herculano se han hallado restos de unos 350 cuerpos, 300 en criptas abovedadas descubiertas en 1980. Sin embargo, estos números podrían indicar un enorme e infravalorado número del total de muertes en la región afectada por la erupción.
El 38% de las víctimas de Pompeya se hallaron en los
depósitos de ceniza, la mayoría dentro de edificaciones. Se cree que murieron principalmente por el
derrumbe de los tejados. Fuera de los edificios se encontró un escaso número de
víctimas, que probablemente murieron por caídas de tejas o de grandes rocas
proyectadas por el Vesubio. Esto difiere de la experiencia actual, puesto que
en los últimos cuatrocientos años sólo un 4% de las víctimas murieron por
lluvia de cenizas durante erupciones explosivas. El 62% restante de fallecidos
hallados en Pompeya lo fueron por las oleadas de depósitos piro clásticos y,
por tanto, sucumbieron debido a ellas; probablemente por una combinación de
asfixia, durante la inhalación de ceniza, y a causa de la onda expansiva y los
escombros proyectados a su alrededor. En contraste con las víctimas halladas en
Herculano, el examen de la ropa, de los frescos y de los esqueletos demuestra
que es poco probable que las altas temperaturas fueran una causa significativa.
Herculano, mucho más cercana al cráter, se salvó de la avalancha de tefra gracias a la
dirección del viento, aunque quedó sepultada bajo 23 metros de material
depositado por oleadas piro clásticas. Es probable que la mayoría o todas las
víctimas de esta ciudad murieran por dichas oleadas, particularmente por las
pruebas de las altas temperaturas halladas en los esqueletos de las víctimas
encontradas en las criptas abovedadas del antiguo puerto, y la existencia de
madera carbonizada en muchos de los edificios.
Pompeya y Herculano nunca fueron reconstruidas, aunque
sobrevivieron habitantes de dichas ciudades y probablemente los saqueadores
emprendieron un intensivo y salvaje trabajo tras las destrucciones provocadas
por el volcán. La erupción cambió el curso del río Sarno y levantó la playa, razón
por la que Pompeya no tiene hoy ningún río ni está adyacente a la costa.
La localización de las ciudades fue olvidada hasta su
accidental redescubrimiento en el siglo XVIII.
El propio Vesubio ha experimentado grandes cambios: sus laderas están
desprovistas de vegetación y su cumbre se ha modificado en gran medida, debido
a la fuerza de la erupción
La erupción del año 79 fue documentada por historiadores contemporáneos y
se acepta universalmente que comenzó el 24 de agosto. No obstante, las
excavaciones arqueológicas de Pompeya indican que la ciudad fue enterrada un
par de meses después.[43]
Por ejemplo, apareció gente enterrada que llevaba puesta ropa abrigada siendo
que en agosto debían vestir ropa ligera. La fruta fresca y los vegetales de las
tiendas son típicas de octubre, y en cambio la fruta estival que tendría que
ser propia de agosto estaba ya vendida, seca o en conserva. Las jarras de vino
fermentado habían sido selladas, lo que tenía lugar hacia el final de octubre.
Las monedas encontradas en el bolso de una mujer sepultada en ceniza incluían
una pieza conmemorativa que habría sido acuñada a finales de septiembre.
Desde la erupción del 79, el Vesubio ha
erupcionado unas tres docenas de veces. Erupcionó en el 203, durante la vida del
historiador Dión Casio. En el 472, lanzó un volumen de
ceniza tal que la lluvia de ceniza llegó hasta Constantinopla.
Las erupciones del 512
fueron tan intensas que a los habitantes de las laderas del Vesubio Teodorico el Grande, el rey godo de Italia, les
concedió la exención de impuestos. Las posteriores erupciones se registraron en
el 787, 968, 991, 999, 1007 y 1036 con el primer
flujo de lava
registrado. El volcán estuvo inactivo hasta el final del siglo XIII y en los
siguientes años fue de nuevo cubierto con jardines y viñedos como lo fuera en
la antigüedad. Incluso dentro del cráter, que fue rellenado con macizos de
arbustos.
El Vesubio entró en una nueva y particularmente
destructiva fase en diciembre de 1631, cuando una importante erupción sepultó muchas poblaciones
bajo los flujos de lava, matando a unas 3.000 personas. Torrentes de agua
hirviendo fueron también expulsados, sumándose a la devastación. A partir de
entonces la actividad llegó a ser casi continua, con erupciones relativamente
importantes ocurridas en 1660, 1682,
1694, 1698, 1707, 1737, 1760, 1767, 1779, 1794, 1822, 1834, 1839, 1850, 1855, 1861, 1868, 1872, 1906, 1926, 1929, y 1944. La erupción de
1906 fue especialmente destructiva, matando a unas 100 personas y expulsando la
mayor cantidad de lava, casi nunca registrada en una erupción vesubiana. La
mayor erupción hasta 2006 fue en marzo de 1944, destruyendo las
poblaciones de San Sebastiano al Vesubio, Massa di Somma y parte de San Giorgio
en Cremano, así como toda una escuadra de 88 bombarderos B-25 de la USAF mientras la Segunda Guerra Mundial rugía en Italia
El volcán ha estado inactivo desde 1944. En el pasado,
durante unos pocos siglos, el estado de inactividad ha variado de 18 meses a 7
años y medio, siendo el periodo actual de calma, el más largo de los últimos
500 años. Cuanto más tiempo esté sin erupcionar el Vesubio en un futuro
inmediato, es más probable que el peligro que se plantea para futuras
erupciones sea mucho más alto, a la luz de la tendencia del volcán hacia
repentinas y extremadamente violentas explosiones y a la gran densidad de
población humana alrededor de la montaña.
Las grandes erupciones plinianas que expulsaron
cantidades de magma
que rondaban el kilómetro cúbico, la más reciente de las cuales arrasó Pompeya,
han sucedido tras periodos de inactividad de unos pocos miles de años. Las
erupciones subplinianas que producían cerca de 0,1 km3, como las
erupciones de 472 y 1631, han sido más
frecuentes con una diferencia de unos pocos cientos de años entre ellas. Desde
la erupción de 1631 hasta la de 1944, cada pocos años se ha visto que, comparativamente, una
erupción pequeña emitía 0,001-0,01 km3 de magma. Esto parece mostrar
que la cantidad de magma expelida por el Vesubio en una erupción aumenta y
linealmente de manera aproximada a razón de unos 0,001 km3 cada año.
Esto otorga una cifra extremadamente aproximada de 0,06 km3 por
erupción tras 60 años de inactividad
El magma que ha estado almacenado en una cámara magmática durante muchos años comenzará
ascender y los constituyentes con un mayor punto
de fusión empezarán a cristalizar. El efecto será el aumento de la concentración
de gases disueltos en su mayoría vapor
y dióxido de carbono en el magma líquido restante,
provocando que la erupción sea más violenta.[]
Cuando el magma rico en gases accede a la superficie durante una erupción, la
enorme caída de presión causada por la disminución de peso de la capa rocosa
que lo cubre que llega a ser cero en la superficie provoca que los gases salgan
de la solución, con el volumen del gas aumentando explosivamente, desde un
volumen mínimo a uno varias veces el del magma que acompaña. Además, la
eliminación de los materiales de menor punto de fusión elevará la concentración
de componentes félsicos,
como la de silicatos,
que pueden aumentar la viscosidad del magma, y confiriendo un carácter explosivo
a la erupción
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