Las polainas son medias o calcetines sin pie que se colocan en el exterior
de la bota y del pantalón. Tienen forma tubular y se enganchan al pie, según la
necesidad de sujeción, por una cinta, sirga o correa.
Según su uso, se utilizan diferentes tipos de cierres – cremallera, botones, etc. – si bien la mayoría se ajustan
por elasticidad.
Históricamente, las polainas han sido
prenda de labradores y pastores. Las polainas de cuero han formado parte de diferentes
uniformes militares como complemento de la bota. Se ajustaban por botones,
enganches o trenzado.
Actualmente, se emplean para abrigo de
los niños y también como protección contra piedras, humedad y suciedad en
montañismo y otros deportes de aventura. En este caso, se utilizan materiales
resistentes que incrementan la retención calorífica del calzado. Suele tratarse
de prendas impermeables con cierre elástico superior y enganche rígido al pie.
Las polainas cortas fueron
indumentaria típica de los estratos burgueses en el siglo XIX e inicios del siglo
XX, en tales casos cubriendo la bocamanga del pantalón y el empeine del calzado
más que cumplir con la función de abrigo cumplían con una función de adorno
simbólico como en cierto modo los sombreros chistera, bombín y homburg o
las cadenillas en la cintura para los relojes de
faltriquera.
Las polainas de montaña o «guetres»
son unas fundas de material impermeable que se colocan en las piernas por
encima de las botas. Su función es la de evitar que entre en la bota nieve,
agua o pequeñas piedras.
Existen dos tipos de polainas, unas
altas, que llegan hasta debajo de la rodilla, y otras bajas, que solo alcanzan
media pierna. Según la función para la que se desee se deben usar unas u otras:
las altas para la nieve o agua, y las bajas para otro tipo de protección como
piedras, ramas u otros materiales.
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