La ESTEREOTOMÍA de estéreo-sólido, del griego stereos- y tomía -corte, del griego temno, es una rama de la cantería que
estudia el modo en que pueden tallarse, partirse y aprovecharse las rocas
extraídas de la cantera en arreglo a su colocación específica en obras de
arquitectura e ingeniería; la RAE la define como Arte
de cortar piedras y maderas. La
mayoría de las publicaciones sobre estereotomía se refieren a la piedra, pero
también existe la estereotomía de la madera, que trata del diseño y colocación
de las piezas en sistemas constructivos de madera, como por ejemplo el balloon frame, estando por ello
fuera de la cantería. Algunos autores, además, quizá como consecuencia del aún
algo incomprendido modo de trabajar del hierro en el XIX, han tomado el diseño
de las piezas de este material como parte del arte y la ciencia de la estereotomía;
es por ejemplo el caso del ingeniero decimonónico Eduardo Mojados. A pesar de su campo de aplicación
histórico, si el concepto se abstrae al diseño de unas piezas, la ciencia
abarca cualquier material.
La palabra estereotomía aparece como
tal en el siglo XVIII en Francia y
en el siglo XIX en España. Las técnicas de estereotomía fueron
muy utilizadas en ambos países, y se conocieron desde el Medievo como montea.
Mientras que la estereotomía es teórica y trata el diseño, por lo que se puede
englobar dentro de la geometría
descriptiva, su aplicación práctica se conoce como tomotecnia.
La popularidad de los canteros durante
la Edad Media europea, que desarrollan la
estereotomía en la construcción de las grandes catedrales, terminó por germinar
en diversos tratados en el Renacimiento. Los
primeros, como el de Serlio, englobaban la estereotomía únicamente dentro de
la arquitectura y definían geométricamente elementos
arquitectónicos como ventanas, arcos y trompas. Caso destacado de esta
tradición es el Compendio de arquitectura y simetría de los
templos conforme a la medida del cuerpo humano con algunas demostraciones de
geometría, Rodrigo Gil de
Hontañón, 1681.
En España, en el siglo XVI, comienzan a aparecer tratados
más específicos, que detallan las formas de cada pieza con mayor atención.
Reciben el nombre de cortes de cantería o arte de montea; es decir, tratan la
estereotomía. Los citados los
escribían arquitectos y maestros de obra para sus aprendices, sin estar en
principio destinados a su publicación; es más, se mantenían en secreto. Eran de índole eminentemente gráfica,
de manera que contenían una serie de láminas con cálculos geométricos para la
talla y la colocación de las piezas.
La aparición de nuevas técnicas de construcción
y nuevos materiales: acero, hormigón, vidrio laminado a partir de la Revolución
industrial, terminaron con la seriedad de sus estudios; sin embargo,
siguió utilizándose y fue materia obligada en las escuelas de arquitectura
europeas hasta bien entrado el siglo XX, y
lo sigue siendo en los módulos de cantería. Los últimos tratados -fuera de
reproducciones modernas del ámbito de la historia de la construcción- datan de
finales del XIX y
la primera década del XX. Hasta ese momento el cuidado del diseño
de las piezas constructivas, en especial de la piedra en España, era muy
popular hasta acabado el siglo XVIII.
Los tratados descritos detallan, por
ejemplo, la ejecución de arcos, bóvedas y aparejos, mostrando la geometría
precisa que cada pieza ha de tener para encajar en ellos. En el caso de la
madera, que forma sistemas adintelados y no abovedados, los tratados especifican
las muescas necesarias para la unión de las piezas y sus modos de unión.
Escribe sobre este material Antonio Rovira y Rabassa en 1900 La madera y su estereotomía, así como
sobre el hierro, el mismo año El
hierro, sus cortes y enlaces.
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