PARANORMAL o fenómenos
paranormales son términos usados para dar nombre a cierta clase de
experiencias que se encuentran al margen del campo de las experiencias normales
explicables científicamente. Los fenómenos paranormales no son asimilables a
otros fenómenos no completamente entendidos, como, por ejemplo, la energía
oscura.
La comunidad científica considera que no existe evidencia que
apoye el conjunto de creencias que se engloban dentro de la etiqueta
"paranormal", considerándolas pseudocientíficas.
Una definición frecuentemente
utilizada en la literatura científica es la de James E. Alcock 1981:
Un fenómeno paranormal
es aquel que:
No ha sido explicado en términos de la ciencia
actual.
Únicamente se puede explicar mediante una amplia
revisión de los principios de base de la ciencia.
No es compatible con la norma de las percepciones,
de las creencias y de las expectativas referentes a la realidad.
Recientemente, J. Irwin y C. Watt
proponen en la siguiente definición, muy general, que la Parapsicología
"es el estudio científico de experiencias que, si son lo que parecen ser,
están, en principio, fuera del dominio de las capacidades humanas tal como en
el presente están conceptuadas por los científicos convencionales. Así, los
fenómenos parapsicológicos señalan ostensiblemente la actuación de factores por
lo común no conocidos o no reconocidos por la ciencia ortodoxa, a los que
solemos referirnos como factores paranormales."
Que resulte inexplicable por las
ciencias establecidas es condición necesaria para la estimación de un fenómeno
como "paranormal", pero no es condición suficiente; tales efectos
deben presentar además rasgos propios, específicos, que los distingan y aparten
de los fenómenos naturales, tanto normales como anómalos, cuyo dinamismo se
ajusta a las relaciones de variables conocidas o utilizadas por la ciencia
oficial. Sería más precisa, en cuanto a esos rasgos específicos, la siguiente
definición de Charles Richet: “Es característico del hecho
metapsíquico, cualquiera que sea, el que parece ser debido a una inteligencia
desconocida humana o no humana. Parece que son debidos a fuerzas inteligentes
desconocidas, comprendiéndose en las mismas los sorprendentes fenómenos
intelectuales de nuestras inconsciencias. Las fuerzas que determinan los
presentimientos, las telepatías, los movimientos de objetos sin contacto, las
apariciones y ciertos fenómenos mecánicos y luminosos, no parecen ser ciegas e
inconscientes como el cloro, el mercurio y el sol. Dijérase que están dotados
de entendimiento, voluntad, intenciones, que quizás no son humanas, pero que en
todo caso se parecen a las voluntades e intenciones humanas. La
intelectualidad, o sea la elección, la intención, decisión conforme a alguna
voluntad personal, no conocida, constituye el carácter de todo fenómeno
metapsíquico.” El término "metapsíquico" equivale aquí a
"parapsicológico".
En el mismo sentido se pronuncian J. B. Rhine y J. G. Pratt: "En
realidad, lo más asombroso de este nuevo tipo de casos psíquicos es que ellos
demuestran ser totalmente independientes del tiempo. Resulta evidente, tanto de
los casos espontáneos como de los experimentales, que la ESP no está limitada a
ciertas distancias. No podría esperarse que el tiempo ejerciera una influencia
limitativa, si el espacio no lo hace. En efecto, se comprueba que el tiempo no
ejerce tal influencia."5 "El
hecho de que las funciones de psi hasta
ahora no muestren influencias limitativas de espacio y tiempo revela una
diferencia que es tal vez la más fundamental y sin embargo la más
contradictoria de todo el universo del conocimiento. Es cosa evidente ahora en
forma bastante concluyente en parapsicología, como para no dejar lugar a dudas,
que estamos tratando con principios y procesos no físicos". "El
único rasgo distintivo de esta energía psíquica reside en el hecho de que
funciona sin relación restrictiva de ninguna clase que por lo menos se conozca
ante los criterios de espacio-tiempo-masa. Pero eso es solo repetir que esa
energía no es física".
Se desprende de los textos
citados que sería el conocimiento causal de los hechos llamados paranormales
-hoy por hoy objeto solo de hipótesis, mejor o peor fundamentadas- lo que permitiría
la definición de sus rasgos propios. De ahí el interés de la investigación de
tales datos y de que no se ponga obstáculos a la misma. Se comprenderá mejor
este problema leyendo la clasificación de fenómenos que figura a continuación.
Primer grupo:
Fenómenos paranormales llamados
"de conocimiento", caracterizados por la "obtención de
información sobre el mundo exterior al margen de los canales sensoriales
comunes". Son ejemplos los
siguientes fenómenos, llamados de "percepción extra-sensorial" la telepatía comunicación o transmisión de
contenidos de mente a mente, pero también entre hombre y animal y entre
animales, la precognición conocimiento de sucesos
futuros libres, la retrocognición conocimiento de sucesos pasados ignorados por
el sujeto y la simulcognición conocimiento de hechos que tienen lugar en
distinto espacio, en la misma unidad de tiempo. La radiestesia y telerradiestesia, la psicometría y las llamadas mancias estarían
también incluidas, como fenómenos en los cuales la presencia o la utilización
de muy diversos objetos excitarían presuntas facultades de PES en sujetos
"dotados" o "paragnostas" quiromancia, cristalomancia,
cartomancia, cafemancia, ornitomancia, acutomancia, dominomancia, rabdomancia,
astrología...
Segundo grupo:
Fenómenos paranormales llamados
"de efectos físicos", en los que -siempre según sus estudiosos- se
producen "efectos objetivamente detectables en el mundo exterior al margen
del marco de las influencias energéticas conocidas: efectos mecánicos tales
como el movimiento de objetos a distancia, sin el concurso de ninguna fuerza
física detectable telequinesis y psicoquinesias,
efectos anti gravitacionales levitación,
cambios en el estado de la masa materialización,
transformaciones de energía cambios de temperatura, producción de sonidos
diversos y efectos electromagnéticos que se originan sin ninguna causa física
conocida, y la influencia que ejerce aparentemente la concentración mental
sobre reacciones químicas y sobre procesos biológicos". La literatura especializada recoge
como ejemplos de fenomenología para-física, entre otros, además de los citados:
la fantasmogénesis, la bilocación y la espectro génesis; los aportes y la hiloclastia: apariciones y
desapariciones de objetos que parecen surgir "atravesando" materia
sin dejar señal; los "raps"
golpes; la clariaudiencia: audición directa de
voces para las que no se detecta causa u origen físico; la hoy llamada "transcomunicación instrumental",
que incluiría la psicofonía o parafonía y la psicoimagen o paraimagen; la ideoplastia o teleplastia: aparición de figuras y
signos en medios físicos; el doblamiento de metales; la combustión espontánea; la psicofotografía (plasmación fotográfica voluntaria de
contenidos imaginados); los "extras"
aparición en placa de elementos no presentes al realizarse la fotografía, etc.
Asimismo, se incluyen efectos para-biológicos, entre los que se encuentran: las experiencias
extra-corpóreas; las formaciones ectoplásmicas, con posible inclusión
en ellas de los fenómenos de transfiguración; ladermografía y, dentro de esta, la estigmatización;
la transfixión; así como fenómenos para-higiénicos: varias formas
de diagnóstico y terapia paranormales, entre las que destacan, por ejemplo, las
atribuidas a los llamados "psicocirujanos" filipinos y brasileños,
etc.
Esoterismo, ocultismo, teosofismo, espiritismo, brujería, vudú, satanismo,
etc. son contextos doctrinales en los que parece haberse registrado una variada
fenomenología paranormal, la cual, por otra parte, está presente también en
todas las grandes religiones así, por ejemplo, la que aparece relatada en
varios libros de la Biblia o
en textos dentro del budismo o del lamaísmo, etc. y místicas. Debe tenerse en
cuenta, sin embargo, que interesa a la Parapsicología y pretende la
verificación y definición precisa de los fenómenos paranormales objetivos,
aislándolos, en tanto que hechos, del contexto teórico interpretativo en que,
cuando es el caso, surgen o se producen.
Así sucedería al estudiar, por
ejemplo, fenómenos de sanación al margen de la ciencia médica ortodoxa o
convencional, observados por los antropólogos en grupos primitivos o que
mantienen su identidad cultural total o parcialmente incontaminada, como el que
registra, por ejemplo, Hermitte:10 se trata de sucesos que una comunidad
indígena interpreta desde los relatos sobre su Dios, que todo lo puede y que
castiga con enfermedades a aquel que no siga al pie de la letra sus órdenes,
que, para la comunidad, garantizan una vida llena de plenitud, sin
preocupaciones y una familia feliz. Cuando alguien del grupo es ofendido por un
miembro del mismo, este cae rápidamente enfermo. Para una posible sanación
deberá de ir a la casa de la curandera, conocida como “la bruja”. La misma se
encargará de curarlo practicando una serie de “conjuros”, verificando mediante
el pulso cómo va recorriendo la sangre el cuerpo. Según como sea la velocidad a
la que va la sangre por el cuerpo, así será el tipo de avance que haya tenido
la medicación. Si no hay avance, la bruja le preguntará si ha ofendido a un
compañero de la comunidad y dependiendo de lo que conteste el hombre o mujer,
decidirá si continuará con la sanación o lo dejará como un castigo. Es así como
se castiga a los de la comunidad. Tal vez la enfermedad para la comunidad sea
un castigo de su Dios todopoderoso, pero, ¿Y si es solo una identidad
desconocida que está poseyendo a la comunidad, un ser que habita entre la
comunidad y es considerable que permanezca de esa manera durante generaciones,
para ser catalogado como una leyenda o un mito? Afectando así la reputación de
la familia en la comunidad o afectando a la comunidad y alejándolos de la
civilización avanzada por un evento desconocido para todos, no cabe que para
este fenómeno exista solución. Lo más recomendable es la ayuda de expertos que
pueden devolver a la comunidad la paz que anhela.
El parapsicólogo se interesaría en
principio por una sanación debidamente comprobada en la comunidad indígena
anterior, aislándola, como hecho objetivo, de las creencias del grupo, y
sabiendo que una curación heterodoxa no puede conceptuarse como
"paranormal" por el solo hecho de producirse al margen de la Medicina
convencional, ya que podría quedar explicada desde ciertos capítulos de la
Psicología, además de los de la medicina psico-somática. El parapsicólogo
investigaría después de haber podido descartar estas explicaciones que, por
otra parte, conducen a interrogantes de interés acerca de la relación entre
cuerpo y mente. Una vez más, se destaca la cuestión central de la averiguación
de las causas de los fenómenos que se presentan como paranormales, de cara a la
identificación de los rasgos esencialmente propios de los mismos y, por tanto,
para su completa definición. El derecho del estudioso de lo paranormal o
parapsicólogo surge porque y cuando la metodología de las ciencias establecidas
fracasa en la búsqueda de dicho conocimiento causal, ya que, si pudiera
proporcionarlo, el dato quedaría explicado desde esa metodología y, por esa
misma razón, sería competencia de tales ciencias, no siéndolo entonces del
parapsicólogo.
La investigación de los fenómenos
paranormales y aún más su interpretación, son difíciles de encajar en el ámbito
de las pautas metodológicas y las teorías científicas establecidas. Debe
tenerse en cuenta el problema epistemológico que significa el calificar como
"paranormales" precisamente aquellos hechos para los que no se haya
podido encontrar explicación causal empleando la metodología de la ciencia
positiva, la cual es, por tanto, de obligatoria aplicación previa en el proceso
-multidisciplinar- de determinación de todo supuesto fenómeno paranormal. Puede
decirse que la historia de las ciencias, secular y abierta, ha venido siendo la
de la mutua referencia entre lo observado, como dato a definir con precisión, y
la elaboración del orden de pautas de investigación a seguir en el proceso
metódico de lograr dicha definición. Esto ha conducido a señalar que, si han de
ser los hechos observados los que orienten la elaboración del método y no al
contrario, es decir, no que los hechos se adapten a un método preestablecido que
podría, como consecuencia de su aplicación, desfigurar los rasgos definitorios
que se buscan, los datos que nos ocupan están reclamando una adecuada
metodología específica.
Sucesos paranormales como los
clasificados más arriba no constituyen observaciones deducibles de las teorías
e hipótesis científicas, uno de cuyos valores es el de ser predictivas y
contrastables, además de coherentes con el paradigma científico vigente, del cual reciben su
inspiración. Dentro de la metodología científico-natural, teorías e hipótesis empíricas incluyen siempre,
precisamente por ser empíricas, la posibilidad tanto de anomalías como de
refutaciones, entre las cuales destacarían los datos llamados paranormales. En
este sentido, la discusión contemporánea muestra que, según unos, el estudio de
tales fenómenos pretende iniciar su propia historia como ciencia
injustificadamente, porque carece de un ámbito propio de objetos a definir,
bien porque se juzga que tales datos no se han verificado o no se han replicado
experimentalmente, bien porque se los considera de posible asimilación a datos
ya conocidos, mientras que según otros, esa historia, aunque llena de
dificultades, está ya plenamente iniciada, al estimarse que los hechos,
comprobados algunos de ellos también en laboratorio, componen una casuística
significativa con fisonomía específica y, por tanto, su negación o el rechazo
de su investigación no responden al genuino espíritu científico, sino, en el
caso más objetivo de rechazo, a la posición denominada cientificismo.
El gran número de fenómenos
presuntamente paranormales de que se viene teniendo noticia documental desde
tiempos remotos, los registros y comprobaciones referidos a fenomenología tanto
espontánea como provocada, así como la atención prestada por algunos
científicos a ciertos fenómenos vinculados a la doctrina espiritista mesas y
"médiums" parlantes, escritura automática, formaciones ectoplásmicas
y otros, terminaron por animar la creación de sociedades (así, en 1882, la
pionera Society for Psychical Research, de Londres, con su posterior filial
norteamericana e institutos de investigación así, en 1919, el Instituto
Metapsíquico Internacional de París, declarado oficialmente "de utilidad
pública", o el de Varsovia,
con la promoción de conferencias y congresos sobre los datos que constituyen el
objeto material de estudio del llamado, ya en nuestros días,
"parapsicólogo". Cierta fenomenología espontánea que, como tal, es
testimoniada desde experiencias vividas en condiciones no sometidas a control,
también mereció interés por las posibles consecuencias científicas de lo que se
descubriese respecto a sus procesos y causas, conduciendo progresivamente a una
investigación que, objetivando su realidad bajo control experimental, lograse
describir las leyes de su dinamismo. Se prescinde aquí de la problemática
epistemológica, general para todas las ciencias experimentales, que suponen las
nociones de causalidad y de ley de
la naturaleza, tal como ha venido siendo presentada a lo largo del siglo XX por
científicos y filósofos de la ciencia.
"Investigación psíquica" y
"Metapsíquica", término este último utilizado por el premio Nobel de
Fisiología francés Charles Richet, fueron los primeros nombres dados a la
disciplina que se ocupa del estudio de los fenómenos paranormales. A partir de
la I Conferencia Internacional sobre Parapsicología, celebrada en Utrecht Holanda en 1953, se impuso este último
término, "Parapsicología", acuñado en 1889 por Max Dessoir,
filósofo alemán de la Universidad de Berlín. Los científicos
reunidos en la citada Conferencia convinieron en el interés de la investigación
de los fenómenos paranormales hasta el punto de que, como consecuencia, en el
mismo año 1953 un encargo de curso conferido en 1936 al profesor Willem H. C.
Tenhaeff 1893-1981 se convirtió en una cátedra con un laboratorio anexo, el
Instituto de Parapsicología de la Universidad de Utrecht. Una segunda cátedra,
esta vez ya ordinaria, fue adjudicada al profesor Johnson en la misma
universidad. Poco después, en 1954, la Universidad de Friburgo de Brisgovia Alemania confiaría una cátedra de
Psicología y áreas limítrofes de la Psicología que acogería el Instituto para
las áreas fronterizas de la Psicología y la Psicohigiene, al fundador de este
en 1950: el médico, humanista y psicólogo Hans Bender,
reconocida autoridad europea en la investigación paranormal. Por su parte, tras
las experiencias de telepatía llevadas a cabo por Bechterev y mejoradas por el
fisiólogo Leónidas Vassiliev, hasta el punto de interesar al gobierno de la URSS para fines militares, este último
científico fundó en 1960 y dirigió en Leningrado hasta su muerte, en 1966, el Instituto
de Bioinformación (término soviético para designar la telepatía, que su
sucesor, P. Gulyaev, convirtió en el Laboratorio de Cibernética Biológica de la Universidad de Leningrado.
La Parapsicología tiene sus orígenes en las
investigaciones realizadas desde la segunda mitad del siglo XIX por científicos
ilustres el ya mencionado Charles Richet, Oliver Lodge, William
Crookes, Alfred Russell Wallace, F. Myers, William
F. Barrett, William James,
y otros. Aunque ya entre ellos se dieron antecedentes, la Parapsicología
llamada "cuantitativa" y "empírica" comenzó su andadura a
raíz de utilizarse un método experimental en la Universidad de Duke Carolina del Norte, EE.UU. a
finales de la década de 1920 y en la década de 1930, bajo los auspicios del
psicólogo William McDougall,
quien reclamó a un antiguo asistente suyo en Harvard: el catedrático de
fisiología vegetal J. B. Rhine 1895 - 1980. Este,
en labor conjunta con su esposa, la Dra. Louise Ella Rhine, también botánica y
naturalista, utilizó las "cartas Zener"
y dados especiales, para experimentos orientados a constatar las
manifestaciones de percepción extrasensorial y de psicocinesis, así como a
encontrar correlaciones estadísticas en ellos.
En 1957, en EE. UU. Fue fundada
la Parapsychological Association para el estudio metódico y sistemático
de los fenómenos de este tipo. En 1969 la misma fue admitida en la prestigiosa Asociación
Estadounidense para el Avance de la Ciencia.16 Esa afiliación, junto con una apertura
mayor hacia los "fenómenos psíquicos" en la década de 1970, tuvo como
consecuencia un aumento de la investigación parapsicológica, con un renovado
interés por la experimentación en laboratorio que dio lugar, por ejemplo, a las
series de experimentos sobre visión remota realizadas en 1972 y 1973 en el Stanford
Research Institute, California,
con, entre otros sujetos, el artista neoyorquino Ingo Swann y el ex comisario
de policía Patrick H. Price, así como las llevadas a cabo con el sujeto israelí Uri Geller,
todas ellas bajo la dirección de dos físicos, pioneros investigadores del
láser, que juzgaron satisfactorios sus resultados: Harold Puthoff y Russell
Targ.
El psicólogo John Beloff dio entrada a
la Parapsicología en la Universidad de Edimburgo en 1962, habiéndose creado
posteriormente en la misma Universidad la Unidad Arthur
Koestler a partir del
legado que, cumpliendo la última voluntad de este reconocido escritor,
fallecido en 1983, se destinó a la investigación de los fenómenos paranormales. También en el Reino Unido, un nuevo
galardonado con el premio Nobel se ha sumado a los que ya prestaron atención a
los fenómenos paranormales: el físico Brian
Josephson, de la Universidad de Cambridge.
En la URSS y en los países de su
ámbito de influencia, hubo también mucho interés en el estudio de la
Parapsicología en esos años, que vieron la fundación de múltiples cátedras y
sociedades estatales especializadas que investigaron con arreglo a programas
experimentales. Entre ellas estuvieron la Academia de Parapsicología y Medicina
1970, el Instituto de Paraciencia 1971, la Academia de Religión e Investigación
Psíquica, el Instituto para las Ciencias No éticas 1973, y la Asociación
Internacional de Investigación Kirlian 1975.
En respuesta al creciente interés
popular por la Parapsicología, también en los años setenta se crearon
organizaciones escépticas, principalmente el Comité para
la Investigación Científica de Afirmaciones Paranormales 1976, ahora llamado Committee for Skeptical Inquiry Comité para la Investigación
Escéptica), junto con su revista, el Skeptical Inquirer. En España la organización
equivalente es la Sociedad para
el Avance del Pensamiento Crítico, llamada por razones históricas ARP-SAPC,
y el Círculo Escéptico.
Las críticas a las prácticas y
afirmaciones hechas por la parapsicología son amplias. El premio Nobel de
Física Sir George
Thomson, consideraba en los años 1950 que la prueba experimental aportada
por Rhine en Estados Unidos y por Soal en Inglaterra era "buena, lo
bastante buena para ser aceptada, si lo que estuviese en juego no fuera el
trastorno fundamental de los sistemas de pensamiento que han adoptado los
científicos más modernos y más técnicos", señalando que la importancia
"del tema es enorme, y se trabaja demasiado poco sobre él. Si resulta ser
cierto todo ello, se producirá una revolución en el pensar." Así, Thomson ya adelantaba la misma
crítica que Carl Sagan resumía en "Afirmaciones extraordinarias requieren
pruebas extraordinarias". Thomson también incidió en la falta de
reproducibilidad de los resultados obtenidos y la poca calidad de la estadística
disponible: "Las pruebas son buenas, pero no lo bastante, en parte porque
son pocas las gentes que se han dedicado a su estudio", y también por el
desacuerdo entre investigadores en cuanto a las hipótesis empleadas "para
dar cuenta de resultados procedentes de experimentos bastante similares",
admitiendo que "ello puede deberse a que, en conjunto, la idea se halla
muy distante de nuestros pensamientos usuales". El psiquiatra Carl G. Jung -a quien la fenomenología paranormal
interesó vivamente-, después de estimar "los conocidos experimentos de
Rhine" como "prueba científica", expresaba lo siguiente:
"la psique en ocasiones funciona más allá de la ley de causalidad
espacio-tiempo. Una imagen del mundo perfecta debería, por así decirlo, ser
ampliada con otra dimensión; solo entonces podría aclararse unitariamente la
totalidad de los fenómenos. Por ello los racionalistas insisten todavía hoy en
que no existen experiencias parapsicológicas, pues con ello se derrumba su ideología,
porque es imperfecta." El
término "racionalista" equivale aquí a "cientificista" y, en
este contexto, a "escéptico". La comprobación crecientemente rigurosa
de los datos paranormales -sin la que, a pesar de las críticas, no se habría
podido reconocer como científica la disciplina de la que son objeto- se ha
venido proponiendo de las dos formas ya señaladas:
Cuando se trata de fenómenos
espontáneos, el investigador que accede a ellos se introduce en el escenario de
los hechos con una primera finalidad imprescindible: asegurar su autenticidad,
descubrir o descartar un posible fraude. Necesitará colaboradores expertos que
aporten los pertinentes datos psicológicos, sociológicos, culturales,
ideológicos, etc., en relación con los sujetos o testigos de los hechos, cuyos
testimonios estudiará detenidamente, así como la recabada información
histórica, cuando la misma sea relevante, sobre el lugar en que los hechos se
han producido o se producen. Cuando se haya podido descartar el fraude,
corresponderá a colaboradores científico-naturales determinar si los hechos
tienen su adecuada explicación dentro de sus ciencias. Solo ante la negativa
fundamentada de tal explicación, se clasificarán los fenómenos en su debida
conceptuación paranormal hipotética, buscando, como es lógico, que el equipo
investigador pueda observarlos de forma directa, utilizando medios técnicos de
análisis y de registro de imagen, sonido y otras variables físicas, que
proporcionan certeza de objetividad, así como datos sobre las probables y
siempre importantes constantes o los elementos comunes con fenómenos ya
investigados, permitiendo la buscada definición precisa de lo sucedido.
La crítica escéptica insiste en las
posibles desviaciones introducidas por el observador, así como en la posible
falta de sistematización en la recolección de datos.
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