La SEDA es una fibra natural formada por proteínas. También se
conoce como seda a los tejidos fabricados con esta fibra.
Aunque es producida por varios grupos
de insectos, en la actualidad sólo la seda producida por las larvas de Bombyx mori — el «gusano de seda»— se emplea en la
fabricación industrial
textil. Ha habido algunas investigaciones en búsqueda de otros tipos
de sedas con distintas propiedades, que se diferencian a nivel molecular. En
general las sedas son producidas principalmente por las larvas de insectos
antes de que éstas completen su metamorfosis, pero también hay casos de
sedas producidas por ejemplares adultos.
La secreción de seda es especialmente
común en los artrópodos del género Hymenoptera abejas, avispas y hormigas, y a veces
se utiliza en la construcción de nidos. Otros artrópodos también producen seda,
en particular diversos arácnidos,
como las arañas.
Los tejidos de seda fueron elaborados
por primera vez en la antigua China; algunos indicios apuntan a que se fabricaron ya
alrededor del año 3000 a. C.,
aunque hay evidencias más firmes de que la seda se usaba más ampliamente hacia
el año 1300 a. C. La leyenda dice que ya por entonces la
Emperatriz de China Xi Ling-Shi usaba vestidos de seda. Al principio
la seda era un tejido reservado exclusivamente a los miembros de la familia
imperial china, tanto para su propio uso como para ser regalado. Pero con el
tiempo, dado su cada vez mayor uso a través de la cultura china acabó
extendiéndose su producción, tanto geográfica como socialmente, hasta otras
zonas de Asia.
La seda se convirtió rápidamente en un
producto de lujo muy apreciado por los comerciantes, debido a su textura y brillo,
además de ser un producto muy accesible y cómodo de transportar. Por ello, este
producto llegó a tener una fuerte demanda, convirtiéndose en un elemento básico
del comercio internacional pre-industrial.
En el año 2007 unos arqueólogos descubrieron en una
tumba en la provincia de Jiangxi restos de un vestido, cuyas fibras de seda estaban
estrechamente tejidas y teñidas, fechada alrededor de la época de la dinastía Zhou
del Este, con una antigüedad de unos 2500 años. Aunque los
historiadores sospechan que la formación de la industria textil china
relacionada con la seda fue un proceso largo, se sabe de la búsqueda de la
manera de poder emplear los tejidos de seda mediante "técnicas
complicadas" con las que se trataba el tejido y se teñía. Tales pruebas
concretas y directas se encontraron antes de que se descubriera la excavación
de Mawangdui y otras sedas que datan de la época de
la dinastía Han.
La primera prueba del comercio internacional de la seda fue el hallazgo de una
fibra de seda en el pelo de una momia egipcia de
la 21ª dinastía, alrededor del año 1070 a. C. En última instancia, el
comercio de la seda alcanzó lugares tan lejanos como el Subcontinente Indio, Oriente Medio, Europa y el norte de África.
Este comercio estaba tan extendido que el conjunto de las principales rutas
comerciales entre Europa y Asia se le llegó a conocer como la Ruta de la
Seda.
Los emperadores de China se esforzaron
por mantener en secreto el conocimiento de la sericicultura para conservar el monopolio de su
país. Aun así, la sericicultura llegó a Corea alrededor del año 200 a. C.,
alrededor del primer siglo después de Cristo ya había llegado a la antigua Khotan y
por el año 300 d. C. la producción de seda estaba prácticamente
establecida en la India.
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