El CÓNDOR es una especie de ave de la familia Cathartidae que habita en Sudamérica. El orden al
que pertenece su familia se encuentra en disputa. Se extiende por la cordillera de los Andes, cordilleras
próximas a ella y las costas adyacentes de los océanos Pacífico y Atlántico. Es el ave no marina de mayor
envergadura del Planeta. No posee subespecies. Su nombre procede del quechua cùntur.
Es un ave grande y negra, con plumas blancas alrededor del cuello y en
partes de las alas. La cabeza carece de plumas y es de color rojo, pudiendo
cambiar de tonalidad de acuerdo al estado emocional del ave. A diferencia de la
mayor parte de las aves de presa, el macho es mayor que la hembra.
Es un ave carroñera.
Alcanza la madurez sexual a los 5 o 6 años y anida entre los 1000 y
5000 msnm,
generalmente en formaciones rocosas inaccesibles. Posee una tasa de
reproducción muy baja y se espera que al menos ponga un huevo cada dos años. Es
una de las aves más longevas, pudiendo alcanzar la edad de 50 años.
Es un símbolo nacional de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador,
Perú y tiene un importante rol en el folclore y la mitología de las regiones andinas de Sudamérica.
El cóndor andino fue declarado monumento natural de Chile mediante
decreto el 30 de junio de 2006.
La Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza la cataloga como una especie casi amenazada, ya que sufre la pérdida de su hábitat y el envenenamiento por la ingesta de
animales intoxicados o de los propios cebos envenenados colocados ilegalmente
por cazadores y ganaderos. Varios países iniciaron programas de reproducción en
cautividad.
El cóndor
andino fue descrito en 1758 por Carlos Linneo en
la décima edición de Systema
naturae, y
conserva la nomenclatura binominal original
de Vultur gryphus. El
término genérico Vultur proviene
del latín vultur o voltur, que significa
'buitre', en tanto, gryphus deriva
de la palabra del griego antiguo, 'pico con forma de gancho'. Es una especie
emparentada con el cóndor de California y con el cóndor de la selva o cóndor real. Este último es, genéticamente, su
pariente más cercano; algunos
autores han incluso colocado ambas especies en una subfamilia separada de los
demás buitres americanos, aunque la mayoría de los autores no consideran
necesaria esta subdivisión.
El cóndor andino es reconocido como
una de las aves voladoras más grandes del planeta después del albatros
viajero. Los adultos
llegan a medir hasta 142 cm de altura, y entre 270 y 330 cm de envergadura, y pesan de 11 a
15 kg los machos y de 8 a 11 kg las
hembras. Poseen la cabeza desnuda y relativamente pequeña, de color
generalmente rojizo, aunque el mismo puede cambiar según el estado de ánimo del
animal; pico de borde muy cortante y terminado en gancho. Las alas son largas y
anchas, y las patas, no prensiles, poseen uñas cortas y poco curvas, y con la
inserción del dedo posterior elevada. Las mismas están adaptadas para la marcha
y para la sujeción de la carroña. Alcanzan la madurez sexual aproximadamente a
los 8 años. El plumaje juvenil de ambos sexos es de color marrón hasta
alcanzar en mudas sucesivas el característico plumaje negro-azabache de los
adultos. Una ancha banda blanca resalta en el dorso de las alas y un nítido
collar blanco no completamente cerrado al frente, protege la desnuda piel del
cuello.
Los machos presentan una cresta o
carúncula y pliegues en la cara y cuello que aumentan de tamaño con la edad.
Alcanzan mayor peso y envergadura que las hembras y sus ojos son de color café.
Las hembras no poseen cresta aunque al igual que los machos presentan pliegues.
Sus ojos son de color rojizo.
Es también una de las aves que vuela a
mayores alturas, utilizando las corrientes térmicas ascendentes verticales de
aire cálido pueden alcanzar con relativa facilidad los 7000 msnm; luego
puede planear por cientos de kilómetros casi sin mover las alas extendidas, el
cóndor consume muy poca energía y merced a su denso plumaje puede soportar
climas gélidos.
El cóndor
se alimenta de animales muertos. Una vez localizada la carroña, los cóndores no
descienden a comer de manera inmediata sino que se limitan a volar sobre la
misma o se posan en algún lugar desde donde ésta se vea claramente. Uno o dos
días pueden pasar hasta que finalmente se acercan. Comienzan a alimentarse en
los puntos más accesibles o blandos de los cadáveres, es decir, los ojos, lengua, ano, ubre o testículos, abdomen y entrepierna. Con sus fuertes y cortantes picos
desgarran los tejidos y abren los cueros, lo que adicionalmente facilita el aprovechamiento
de la pieza por parte de carroñeros de menor envergadura. Un cóndor puede
ingerir unos 5 kg de carne en un día y asimismo puede ayunar hasta
5 semanas.
Los incas creían
que el cóndor era inmortal. Según cuenta el mito, cuando el animal siente que
comienza a envejecer y que sus fuerzas se le acaban, se posa en el pico más
alto y saliente de las montañas, repliega las alas, recoge las patas y se deja
caer a pique contra el fondo de las quebradas, donde termina su reinado. Esta
muerte es simbólica, ya que con este acto el cóndor vuelve al nido, a las
montañas, desde donde renace hacia un nuevo ciclo, una nueva vida. El cóndor
simbolizaba la fuerza, la inteligencia y el enaltecimiento o exaltación. Era un
animal respetado por todos aquellos que vivían en los Andes desde tiempos
anteriores al descubrimiento de América, ya que no sólo traía buenos y malos
presagios, sino que también era el responsable de que el sol saliera cada
mañana, pues con su energía era capaz de tomar el astro y elevarlo sobre las
montañas iniciando el ciclo vital.
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