Las CATARATAS
DEL NIÁGARA son un grupo de cascadas
situadas en el río Niágara,
en la zona oriental de América del Norte, en la frontera entre los Estados
Unidos y Canadá.
Situadas a unos 236 metros sobre el nivel del mar, su caída es de
aproximadamente 64 metros.
Comprenden tres cataratas: la «catarata
canadiense», la «catarata
estadounidense» y la «catarata Velo
de Novia», más pequeña. Aunque no tienen una gran altura, son muy
amplias y son las más voluminosas de América del Norte, ya que por ellas pasa
toda el agua de los Grandes Lagos. Entre las
cataratas canadienses y las estadounidenses se encuentra la Isla de la Cabra, Goat Island.
Desde que fueron descubiertas por los
colonizadores europeos se han hecho muy populares, no sólo por su belleza sino
también por ser una fuente de energía y
un desafiante proyecto de conservación medioambiental. Son un lugar de turismo compartido por las ciudades de Niágara Falls y Niágara Falls.
El nombre «Niágara» es originario de
una palabra iroquesa que significa «trueno de agua». Los habitantes originarios
de la región eran los ongiara, una tribu iroquesa llamada los
neutrales por los
conquistadores franceses, quienes encontraron en ellos ayuda como mediadores de
disputas con otras tribus.
Las raíces
históricas de las cataratas del Niágara se encuentran en la glaciación, la cual
culminó hace unos 10 000 años. Tanto la región de los Grandes Lagos de
Norteamérica como el río Niágara son
efectos de esta glaciación continental. Fue un enorme glaciar que avanzó sobre
el área oriental de Canadá como una gran excavadora moliendo rocas y suelo,
removiéndolos y profundizando algunos canales de ríos hasta
convertirlos en lagos. De esta manera, aquel pequeño río se convirtió en las
cataratas más conocidas del mundo.
Existe controversia
sobre quién fue el primer europeo en dar una descripción escrita sobre las
cataratas. La zona fue visitada por Samuel de Champlain en 1604. Miembros de su grupo le informaron de la existencia de unas
cataratas espectaculares, que fueron mencionadas en su diario de viaje,
pero nunca vistas por él. Algunos afirman que el naturalista Pehr Kalm hizo la primera descripción de las
cataratas durante una expedición al área a comienzos del siglo XVIII.
Sin embargo, la mayoría de los historiadores concuerdan en que el padre Louis
Hennepin las observó y
describió mucho antes, en 1677, después de haber
viajado a la zona con el explorador René Robert Cavelier de La Salle.
Hennepin también fue el primero en describir las cataratas de San Antonio en Minnesota.
Durante el siglo XIX el turismo las popularizó y era el
área más industrializada a mitad de siglo. La demanda por observarlas hizo que en1848 se construyera un puente para peatones
y luego el puente de suspensión del Niágara de Charles Ellet. Éste fue
reemplazado por el puente de suspensión de las Cataratas del Niágara de John Augustus Roebling en1855. En 1886 Leffert Buck reemplazó el puente de
Roebling, construido en madera y piedra, por uno en donde predomina el acero,
que aún hoy día lleva una línea férrea sobre las cataratas. El primer puente de
acero cercano a las cataratas fue completado en 1897, hoy conocido como
Whirlpool Rapids Bridge. Tiene paso para vehículos, trenes y peatones entre
Canadá y los Estados Unidos justo por debajo de las cataratas. En 1941 se completó el tercer paso con el
puente Rainbow Bridge, que permite el tránsito de vehículos y de peatones.
Especialmente después de la Primera Guerra Mundial, el turismo tuvo un
crecimiento explosivo, ya que los automóviles hacían la llegada hasta las
cataratas mucho más fácil. La historia de las cataratas del Niágara en el siglo XX es en gran parte la de los esfuerzos
tendientes a aprovechar la energía de las cataratas para producir energía
hidráulica y controlar el crecimiento descontrolado tanto del lado
norteamericano como canadiense, que amenazan la belleza natural del lugar.
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