El REY
ARTURO, también conocido como Arturo
de Bretaña, es un destacado personaje de la literatura europea, especialmente
inglesa y francesa, en la cual se lo representa como el monarca ideal tanto en la guerra como en la
paz. Según algunos textos medievales tardíos, Arturo fue un
caudillo britano que dirigió la defensa de Gran Bretaña
contra los invasores, sajones a comienzos del siglo VI.
Su historia pertenece principalmente al folclor y a la literatura, pero se ha
planteado que Arturo pudo haber sido una persona real o, al menos, un personaje
legendario basado en una persona real.
Las primeras referencias a Arturo se
encuentran en las literaturas célticas, en poemas galeses como Y Gododdin colección de poemas elegíacos a los héroes del reino de Gododdin.
El primer relato de la vida del personaje se encuentra en la Historia Regum Britanniae, Historia
de los reyes británicos, de Geoffrey de Monmouth, quien configuró los
rasgos principales de su leyenda. Monmouth presenta a Arturo como un rey de
Gran Bretaña que derrotó a los sajones y estableció un imperio en las islas
británicas. En su relato aparecen figuras como el padre de Arturo, Uther
Pendragon, y su consejero, el mago Merlín,
además de elementos como la espada Excalibur.
También menciona el nacimiento de Arturo en Tintagel,
así como su batalla final contra Mordred en Camlann y
su retiro posterior a la isla de Ávalon junto con el hada Morgana,
alumna de Merlín.
A partir del siglo XII, Arturo fue el
personaje central de un conjunto de leyendas conocido como materia de Bretaña, en la que figura como
personaje de numerosos romances en francés. Chrétien de Troyes añadió otros elementos esenciales a su
leyenda, entre ellos la figura de Lanzarote del Lago y el Santo Grial.
Después de la Edad Media, la literatura artúrica experimentó un cierto declive,
pero resurgió durante el siglo XIX y continúa viva a comienzos del siglo XXI,
tanto en la literatura, como en otros medios. De entre todas las versiones del
relato, la más leída de las antiguas es La muerte de Arturo,
de Thomas Malory,
que es, en palabras de L. D. Benson, «la única obra literaria inglesa escrita
entre Chaucer y Shakespeare que aún hoy en día es leída con
renovado fervor y placer».
No existen testimonios
arqueológicos fiables que permitan certificar la existencia histórica del rey
Arturo. A finales del siglo XII, los monjes de Glastonbury supuestamente hallaron en
una tumba una cruz con una inscripción latina que identificaba a los allí
inhumados como Arturo y su esposa, Ginebra.
Se trató, sin embargo, de un fraude relacionado con la Historia Regum Britanniae de Monmouth con la probable
finalidad de aumentar la afluencia de peregrinos a la localidad. Recientemente,
en 1998, el profesor Christopher Morris, de la Universidad de Glasgow, halló en Tintagel una pizarra con
una inscripción, muy probablemente del siglo VI, que contiene el nombre
latinizado «ARTOGNOU», que corresponde al céltico Arthnou. Sin embargo, no puede
afirmarse que esta pieza constituya en modo alguno una prueba de la existencia
de Arturo.
Dada la ausencia de testimonios
arqueológicos, se hace necesario recurrir a las fuentes literarias. La idea de
que Arturo fue una figura histórica real proviene principalmente de dos
documentos medievales: la Historia Brittonum Historia de los britanos y los Annales
Cambriae Anales de
Gales. El primero data del siglo IX y el segundo del X. Ambos son,
por lo tanto, fuentes considerablemente tardías, ya que, si Arturo realmente
existió, habría vivido en el siglo VI.
La Historia Brittonum es una obra histórica del siglo IX
escrita en latín y
atribuida tradicionalmente a un clérigo galés llamado Nennius,
aunque esta atribución ha sido puesta en duda. La obra menciona a un jefe
militar dux bellorum llamado
Arturo, que combatió contra los sajones, y explica que intervino en 12
batallas, de las cuales la última es la del Monte Badon, una importante
victoria de los bretones en la que supuestamente Arturo habría matado con sus
propias manos nada menos que a 960 enemigos.
Recientes
estudios han cuestionado la fiabilidad de la Historia Brittonum como fuente histórica. Debe tenerse en
cuenta que esta primera mención del personaje dista al menos tres siglos de la
época en que presuntamente vivió.
Por otro
lado, ninguno de los historiadores que escribieron sobre esta época con
anterioridad, como Gildas, en el siglo VI, o Beda, en el VII, mencionan
a Arturo. En concreto, Gildas se refiere también a la victoria de los bretones
en Monte Badon, pero el jefe de los bretones que aparece en su crónica no es
Arturo, sino Ambrosius Aurelianus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario