La ALPARGATA es un tipo de calzado de hilado de fibras naturales como pelo, algodón,
pieles de animal o lona con suela de esparto, fique o cáñamo, que se asegura por simple ajuste o con cintas.
Se utiliza principalmente en España, el sur de Francia y varias zonas de América Latina.
Las alpargatas se fabrican empleando
una lona fuerte, con suela de cuerda de yute o cáñamo.
Las alpargatas son muy livianas, con buen agarre al suelo y muy delgadas.
Actualmente se ha industrializado su tejido y se utilizan hilos de nailon y suela de caucho, así
como también con cubierta de lona y base de cocuizau
otra fibra vegetal. La alpargata se teje artesanalmente en telares triangulares
caseros utilizando pabilo hilo de algodón, combinando distintos colores. La
suela puede ser de cuero curtido o de cocuiza.
Se compone de la capellada o capellá parte superior que cubre al empeine y
la parte delantera del pie, «talonera» parte que forma el arco del talón y el
«atadero» también llamado «correíta», que sirve para sujetar la capellada a la
talonera.
Existe una gran variedad de tipos de
alpargatas, fundamentalmente divididas en dos clases: las que se ajustan con
cintas y las que no. También se puede dividir entre planas, como las
tradicionales, y las de talón alto, que suelen incorporar una cuña. En la actualidad
es frecuente que la suela de esparto esté recubierta total o parcialmente de
una fina capa de caucho, para protegerlas de la humedad y el desgaste.
Se cree que la alpargata tuvo su
origen en la sandalia egipcia, en la que luego se inspiraron los romanos para
elaborar una pantufla
cubierta y proteger el pie del sol y el calor. En Europa están documentadas
desde al menos 1322, año en que un
documento redactado en catalán describe las esparden
y es «alpargatas» y las
menciona con su nombre actual en catalán. En catalán "pantufla"
también se llama espardenya.
Paralelamente se usaban en América ya
antes del contacto con Europa. El registro más antiguo en América de una
alpargata hace parte de una colección de artículos de la cultura Anasazi en Nuevo México
Tradicionalmente ha formado parte
del traje típico en buena parte de países de América y
distintas regiones de la península ibérica y el sur de Francia.
Tanto en Uruguay como
en Argentina,
es adoptado por los trabajadores rurales en sustitución de la bota de potro.
A diferencia de otras vestimentas, la humilde alpargata se convirtió en una
prenda infaltable para ambos sexos pero, sobre todo, en la compañera
inseparable de la bombacha. Útiles para quienes podían así
cumplir largas jornadas cómodamente calzados, fue desde entonces usada como
aliada de jornadas bajo la lluvia veraniega por campesinos y acompañó la
rítmica pisada del baile popular. Actualmente ha quedado para actos culturales,
indumentaria de jornaleros o vestimentas irreverentes, la alpargata ha pasado a
ser el calzado barato y diario de los gauchos y
paisanos; aunque es frecuente el uso de este cómodo y liviano calzado por parte
de la mayor parte de la población cuando está de vacaciones en zonas cálidas
del país. Las alpargatas entraron en el escenario político argentino durante
los momentos previos a los períodos presidenciales de Juan Domingo Perón al asociársela con la clase obrera.
En 1943 y 1944 el movimiento estudiantil opuesto a Perón y los sindicatos que
apoyaban sus medidas laborales, empezaron a utilizar el lema: «no a la dictadura de las alpargatas»2 que
fue a su vez respondido con el lema«alpargatas
sí, libros no».3 En
la primera mitad del siglo XX era tan común el uso de las alpargatas entre las
clases humildes de la población que tomó gran importancia la empresa llamada Fábrica Argentina de Alpargatas la
cual se solía promocionar con los artísticos almanaques de pared ilustrados por Florencio Molina Campos.
Concretamente en España su
uso estaba especialmente extendido de los territorios de la antigua Corona de Aragón: Aragón, Cataluña,
Comunidad Valenciana e Islas
Baleares así como las de origen Castellano como Región de Murcia, Almería, Granada y en el ámbito
cultural vasco.
País Vasco, Navarra y País Vasco francés. Es tradicional también en Occitania país
del sur de Francia,
teniendo su gran centro de producción en Mauleón,
capital de la región francesa vascófona de Sola. En España estuvo
extendida también como calzado obrero urbano o incluso como calzado para los
soldados, y en la actualidad se usa corrientemente como prenda informal en los
meses más calurosos, del mismo modo que en México,
otros países del Caribe y Estados
Unidos.
En Uruguay así
como en Chile se
utiliza, comúnmente, en verano para ir a la playa, o para realizar cualquier
actividad al aire libre. Por ser un calzado fresco, deja respirar el pie, y se
adapta a la forma de él, siendo confortable para realizar diversas actividades.
En Colombia es
parte de la indumentaria de la mayoría de los trajes típicos, siendo, en
algunos casos, de fiqueo cocuiza y en otros de cuero. Los habitantes de la cuenca
del río Orinoco las fabrican también en piel de animal y las llaman "cotizas" o cocuizas.
La alpargata es usada
indistintamente por hombres y mujeres, aunque algunas puedan tener variedades
de bordes y formas del tejido, así como una «amapolita» en la tela, de color
contrastante, para diferenciarlas de las de uso universal. Los tradicionalistas
sostienen que ese detalle corresponde a la cultura indígena Wayuu de
la Península de La Guajira, pero le es ajeno
al baile del tamunangue en el Estado Lara,
Venezuela, donde el calzado es típico del atuendo de las mujeres.
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