El REINO DE MACEDONIA fue un Estado griego de la antigüedad clásica, en el norte de la actual Grecia,
bordeada por el Reino de Epiro en el oeste y la región de Tracia en
el este. Este reino se consolidó durante el siglo V a. C. y
experimentó un importante ascenso de su poder durante el siglo IV a. C. con
el gobierno de Filipo II, que convirtió Macedonia en la
principal potencia de Grecia. Su hijo Alejandro
Magno conquistó la mayor parte del mundo conocido, inaugurando
el Período Helenístico de la historia griega.
Macedonia se divide tradicionalmente en dos grandes regiones, la Alta y
la Baja Macedonia. Era un país de trigo y pastos, de aldeanos y jinetes, y con
una costa marítima reducida. Los historiadores creen que sus habitantes eran
griegos de dialecto dórico, al igual que los de la región
de Epiro, Rodas y el Peloponeso,
y que hablaban un dialecto griego muy cercano al de estas regiones
Es muy complejo llegar a saber con toda exactitud el origen de estos
pueblos asentados en esta zona geográfica. Los antiguos los llamaban bárbaros, usando como en tantas
ocasiones un criterio cultural. Su procedencia es incierta y de gran
complejidad. Se sabe que se agrupaban en tribus y cada una tenía su propio rey.
El grueso de la población eran pastores que cuidaban el ganado de los nobles.
Estos últimos eran además grandes cazadores y buenos guerreros.
El historiador griego Tucídides 460-400 a. C.
describe a estos pobladores como gente que constituía un conjunto de pueblos
dispersos, en cada uno de los cuales se había implantado una monarquía y que
desarrollaban un intenso movimiento de masas. Luchaban y competían entre sí, de
manera que la historia de su consolidación está llena de alianzas y conflictos
entre los diversos grupos y reyes aspirantes a la hegemonía. En algún momento
de la Historia se elaboró una leyenda, según la cual, los macedonios proceden
de un hijo del dios Zeus llamado Macedón.
De esta manera, el gran Alejandro sería
descendiente de los Eácidas y de Heracles,
orígenes plenamente helénicos.
La arqueología también tiene su palabra sobre
este pueblo macedonio. Han salido a la luz tumbas
reales que datan de finales del siglo VI a. C.,
llenas de ricos ajuares y valiosas obras de arte de tradición griega. Según
Tucídides, el solar de los macedonios sería la zona más montañosa al oeste de
la Alta Macedonia, Elimea, Oréstide y Lincestis, donde se establecieron en el
siglo VIII a. C.
Los macedonios comenzaron a expandirse, a partir del 730 a. C.,
hacia las llanuras costeras, quizás debido a la presión demográfica que afectó
a todo el norte de los Balcanes, ejercida por los cimerios sobre
los tracios al
este, y por los ilirios al oeste. En su avance, ocuparon primero Pieria y
ganaron una salida al mar por el Golfo Termaico. Seguidamente avanzaron hacia
Ematia y desplazaron a los botieos. La conquista de la llanura de Ematia convirtió a
parte de la etnia macedonia
de ganadera en agricultora. Allí fundaron su capital, Egas y, a partir del
siglo V a. C., Pella. Después conquistaron las regiones de Almopia y Eordea. Más tarde cruzaron
el Axio y
sometieron la región entre este río y el Estrimón (Migdonia) y la ciudad de Antemunte,
y las regiones de Crestonia y Bisaltia.
La expansión de los macedonios había concluido a finales del siglo VI a. C. y
el reino emergió a principios del siglo V a. C. ya
plenamente constituido, aunque con una estructura arcaica y laxa.
Macedonia dispuso, entonces, de un territorio que casi duplicaba al de
Tesalia, unos 30 000 km² frente a 15 000; la densidad de población no era muy alta
y tampoco era muy elevado el número de habitantes. Parte de los pueblos
conquistados por los macedonios fueron expulsados o exterminados, pero otra
parte permaneció y se asimiló a los macedonios. La comunidad de los pueblos
macedonios reunía a todos los territorios que reconocían la autoridad del rey.
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