AMÉRICO VESPUCIO. Navegante
italiano cuyo nombre originaría la denominación del continente americano. Como
es sabido, Cristóbal Colón murió creyendo que había llegado a las Indias, sin
sospechar que aquellas islas de las que había tomado posesión en nombre de la
Corona de Castilla pertenecían a un nuevo continente. Un amigo suyo, Américo
Vespucio, fue el encargado de decir a la vieja Europa que las tierras halladas
por Colón no eran las asiáticas, sino que formaban parte de una "cuarta
pars" del mundo a la que daría su nombre involuntariamente. Este hombre,
insignificante frente a la gran figura de Colón, también murió sin conocer los
efectos de su revolucionaria noticia: la póstuma gloria, derivada de ese
bautismo casual, para él y para su linaje.
Américo Vespucio era un florentino que
había llegado a España como empleado de comercio poco antes de la primera
salida de Colón. La casa bancaria de los Médicis lo envió a Castilla para una misión
mercantil por cuenta de un tal Beraldi, y el italiano se acomodó en las
cercanías de la corte estableciendo contactos y proyectando negocios con
algunos destacados señores. Cuando el 15 de marzo de 1493 regresó Cristóbal Colón de
su primera singladura y habló de las inmensas riquezas encontradas, las casas
comerciales de Génova y Venecia empezaron a especular con la posibilidad de
abrir nuevas rutas para el transporte de las especias, producto codiciadísimo
en aquella época. También los Médicis trataron de informarse con vistas a
orientar sus futuros negocios, y posiblemente las primeras noticias de la
hazaña de Colón llegaron a ellos a través de las cartas, más o menos precisas,
de Vespucio.
La repentina muerte de Beraldi, sin embargo,
dejó a Américo sin patrón y sin medios de vida. Así nació su propósito de
emprender él mismo viaje a las Indias, lo que hizo en 1497 y luego en mayo de
1499. En esta segunda expedición, dirigida por Alonso de Ojeda, siguió la ruta del tercer viaje de Colón: el
4 de mayo de 1499, las naves zarparon del Puerto de Santa María y, tras
veinticinco días de navegación, llegaron a la desembocadura del Orinoco, ya
descubierta por Colón, e iniciaron el recorrido de la costa en dirección norte.
Las características geográficas de la costa baja e inundable, así como los
accidentes previos a la entrada al lago Maracaibo, recordaron Venecia a Américo
Vespucio y, por ello, llamó a aquellas tierras Venezuela o pequeña Venecia. La
expedición de Ojeda prosiguió su exploración hasta alcanzar el cabo de Vela, en
la actual Colombia, y los cartógrafos fijaron por primera vez parte del
contorno de las tierras descubiertas.
A su regreso, Vespucio continuó con su
labor informativa para los Médicis y, según parece, se dispuso a emprender
nuevos viajes. Aunque la autenticidad de sus posteriores expediciones ha sido
puesta en duda por numerosos historiadores, el mismo Vespucio da cuenta en sus
cartas de dos más. En el tercer viaje, al servicio del rey de Portugal, asegura
haber costeado Brasil y regresado a Lisboa en julio de 1502; y en el cuarto,
también por cuenta portuguesa, debió de recorrer de nuevo las costas brasileñas
a finales de 1503, confirmando sus sospechas de que aquel continente no era
Asia.
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