El ESPERANTO es una lengua
auxiliar cuya base fue
creada por el oftalmólogo polaco L. L.
Zamenhof en 1876 como
resultado de una década de trabajo, con la esperanza de que se convirtiera en
la lengua auxiliar internacional. Según las estadísticas, esta es la lengua construida más hablada del mundo hoy en día.
El primer libro donde se describían
las características del idioma, con el título La lingvo internacia en español, La
lengua internacional –ahora conocido como Unua Libro–
fue publicado en 1876 en ruso por Zamenhof bajo el seudónimo Doktoro
Esperanto 'Dr.
Esperanzado'; esta última palabra muy pronto se convirtió en el nombre del idioma en sí.
En la actualidad se estima que cuenta
con entre 100 000 y 2 000 000 de hablantes esta última cifra es
una estimación basada en un estudio realizado por el profesor Sidney S.
Culbert, de la Universidad de Washington en Seattle,
un conocido esperantista. La gran horquilla se debe sobre todo a las diferentes
formas de valorar el conocimiento de una lengua aprendida básicamente como
segundo idioma.
Se estima que existen entre 1000 y 10 000 hablantes nativos de esperanto,
que habrían aprendido esta lengua en el entorno familiar. Ningún país ha
adoptado el esperanto como lengua oficial.
El vocabulario se extrajo de muchos
idiomas, aunque adaptado a las reglas del propio idioma terminaciones,
pronunciación.
Gran parte del vocabulario del
esperanto procede del latín,
directamente o por medio de las lenguas
romances principalmente el francés y el italiano,
y en menor medida de lenguas germánicas alemán e inglés,
eslavas ruso y polaco,
y del antiguo griego y en ocasiones el hebreo.
Algunas palabras nuevas tienen su origen en idiomas no indoeuropeos, como el japonés,
por ser consideradas internacionales.
Para cumplir con la regla «una letra,
un sonido» el esperanto se escribe con una versión modificada del alfabeto
latino, que incluye seis letras con un diacrítico: ĉ, ĝ, ĥ, ĵ, ŝ y ŭ; es decir, c,
g, h, j, s circunflejo, y u breve. El alfabeto no incluye las letras q,
w, x, y,
que solo aparecen en nombres propios extranjeros no asimilados.
El esperanto está destinado para
servir como idioma auxiliar internacional, como segunda lengua de comunicación después
del idioma natal. La mayor parte de su vocabulario está formado por raíces de
lenguas modernas de origen indoeuropeo y también del latín y el griego clásicos. La gramática del esperanto se basa en 16 reglas gramaticales sin excepciones y su alfabeto es
fonético a cada sonido corresponde una sola letra y viceversa. Posee una
estructura muy regular las mismas terminaciones de palabras para las mismas
partes del discurso por ejemplo, -o para
sustantivos y -a para
adjetivos. Su carácter aglutinante permite
construir de forma sistemática palabras combinando raíces, prefijos y sufijos.
Esto implica que, a partir de un número relativamente pequeño de raíces, se
pueden expresar todos los conceptos posibles, lo que acelera el aprendizaje
debido al reducido vocabulario para memorizar. Los esperantistas afirman que, al evitar los complicados
giros idiomáticos de las lenguas naturales, el esperanto resulta sencillo de
aprender. Por lo demás, consideran que esta lengua funciona como cualquier
otra.
Las características y las intenciones
del esperanto provocaron una propagación relativamente elevada en sus
comienzos, pero a finales de los años 1930 sufrió una dura frenada debido a las
guerras y las represiones políticas. Es difícil decir cuántos hablantes de
esperanto hay en la actualidad. La mayoría de las fuentes hacen referencia a
dos millones de hablantes en todo el mundo. Esta cifra puede ser mayor si se
considera que cada año hay cientos de nuevos títulos tanto traducidos como
originales que se publican en esperanto, así como música e incluso películas. También
hay un gran número de periódicos, revistas y emisoras de radio que transmiten
en esperanto.
Muchos esperantistas viajan a convenciones para encontrarse con sus viejos amigos
y hacer nuevas amistades, tener corresponsales en diferentes partes del mundo,
y de vez en cuando están dispuestos a proveer alojamiento a esperantistas
viajeros por algunos días.
Este idioma se ha hecho popular en
Internet, en donde una búsqueda de la palabra «esperanto» arroja un resultado
de más de 153 millones de páginas. Existen cientos de foros de discusión y
miles de direcciones de correo electrónico de esperantófonos de 95 países. Así,
también hay cientos de organizaciones especializadas o de temática general que
usan este idioma como lengua de trabajo. El esperanto es el más exitoso de
todos los idiomas planificados hasta el día de hoy. A fines de 2014, la Universal
Esperanto-Asocio Asociación Universal de Esperanto
tenía miembros en 120 países del mundo, y
el Universal Kongreso Congreso Universal de Esperanto
usualmente reúne de dos mil a cuatro mil esperantistas cada año.
El esperanto fue
desarrollado a finales de la década de 1870 y a principios de la década de 1880
por el oftalmólogo polaco Dr. Luis Lázaro Zamenhof. Después
de diez años de trabajo —lapso que Zamenhof pasó traduciendo literatura al
idioma, así como escribiendo prosa y versos originales—, la primera gramática del esperanto fue
publicada en Varsovia en julio de 1887. La cifra de hablantes creció
rápidamente durante las décadas siguientes, en un principio en el Imperio ruso y
la Europa central y oriental, luego en la Europa occidental, América, China y Japón. En los primeros años del movimiento, los esperantistas
mantenían sólo contacto por correspondencia, hasta que se realizó el primer Congreso Universal de Esperanto en la ciudad francesa de Boulogne-sur-Mer en
1905. Desde entonces, los congresos mundiales se han organizado en los cinco
continentes año tras año excepto durante las dos Guerras Mundiales.
El número de hablantes creció
rápidamente en las primeras décadas, sobre todo en Europa,
luego en América, China y Japón.
Muchos de los primeros hablantes llegaban desde otro idioma planificado, el volapük,
que el mismo Zamenhof había aprendido.
En 1888, el periodista Leopold
Einstein fundó en Núremberg Alemania el primer grupo de esperanto;
un año después, en 1889, el mismo Einstein fundó la primera gaceta en
esperanto: La Esperantisto. En ella publicaron
sus escritos autores como Zamenhof, Antoni
Grabowski, Solovjev, Devjatin o León Tolstoi.
Tras la colaboración de Tolstoi, que fue uno de los mayores defensores del
esperanto, la censura zarista prohibió la entrada de ejemplares de la revista
al Imperio ruso.
El movimiento esperantista creció de
manera firme y atrajo personas de todas las clases sociales y de todas las
ideologías, aunque, quizás, con una proporción algo mayor de miembros de lo que
se podría llamar la pequeña burguesía avanzada. Pronto echó raíces en Francia,
especialmente en la ciudad de Céret y posteriormente en España,
particularmente en la ciudad de Valencia.
En 1898, el ex presidente de la Primera República Española, Francisco Pi y Margall, dio a conocer el
esperanto en Madrid mediante un artículo de prensa
publicado en el diario republicano El nuevo régimen. Después de la
fundación de los primeros círculos esperantistas, de los cursos de esperanto y
del contacto con grupos similares en otros países, el movimiento esperantista
de España se sintió con fuerzas para crear la primera agrupación de ámbito
estatal con el objetivo de difundir el idioma internacional. La Sociedad
Española para la Propaganda del Esperanto se fundó en 1903. Ese mismo año se
creó la Asociación Valenciana de Esperanto.
Barcelona se constituyó pronto en
centro esperantista mediante la labor del escritor Frederic Pujulà, considerado el introductor y
máximo difusor del esperanto en Cataluña,
que hizo una gran difusión desde la revista modernista Juventud,
con colaboraciones en La Voz de Cataluña y con la publicación de un gran número
de obras didácticas, como gramáticas, cursos y vocabularios.
En los primeros años del movimiento,
los esperantistas sólo mantuvieron contacto por medio de correspondencia. En 1905,
sin embargo, tuvo lugar en la ciudad francesa de Boulogne-sur-Mer el I Congreso Mundial de Esperanto,
con 688 participantes procedentes de treinta países y que consolidó los
fundamentos de la comunidad esperantista. En este congreso se aceptó la Declaración de Boulogne, un documento
constitucional básico en el que se definen las causas y objetivos del
movimiento esperantista y donde se fijó oficialmente el Fundamento de Esperanto como reglamento esencial e inalterable
de la lengua. Desde entonces, cada año, excepto en períodos de guerra, se han
celebrado congresos internacionales en los cinco continentes, aparte de muchos
otros encuentros y actividades.
En 1908 se originó una grave crisis
dentro del movimiento esperantista que amenazaba con destruir la lengua: el
cisma del ido. Este cisma lo provocó
un grupo de esperantistas «reformistas», con Louis
Couturat al frente,
los cuales presentaron un nuevo proyecto de lengua considerado por ellos un
esperanto reformado, y que a su
vez dejaban abierta la puerta a nuevas reformas. La presión que ejercieron los idistas,
sin embargo, condujeron a Zamenhof a proponer varias reformas para el esperanto
a los lectores de La Esperantisto, como eliminar los
signos diacríticos, suprimir el acusativo, etc. El 60 % de los abonados a
la revista rechazaron las reformas, ya que comprendían que éstas destruirían la
confianza de los hablantes en la estabilidad de la lengua que habían aprendido
y empezado a usar. Los idistas obstaculizaron el progreso del
esperanto durante dos décadas. A pesar de ello, sin embargo, se vio un avance
notable del movimiento esperantista a nivel internacional.
En 1909 se celebró en Barcelona el V Congreso Universal de Esperanto,6 que supuso la llegada a esta ciudad (y
en la ciudad de Valencia,
donde también se llevaron a cabo algunas actividades) de varios miles de
personas venidas de numerosos países, no sólo europeos, y representó el impulso
principal al movimiento esperantista. Durante la celebración se fundó la Unión
Esperantista Católica Internacional. Frederic Pujulà presidió el Congreso y fue
presidente de honor el rey español Alfonso XIII,
que nombró a Zamenhof Comendador de la Orden de Isabel la Católica. El mismo
año, en Cheste (Hoya de Buñol),
un vecino de la villa, Francisco Máñez, introdujo el esperanto y consiguió que
se expandiera. Cheste se convirtió así en uno de los lugares del mundo con los
índices más altos de población que habla o entiende el esperanto.
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