Según podemos leer en el famoso libro
de Miguel de Cervantes Don Quijote de la Mancha, "Cuatro
días se le pasaron en imaginar que nombre le pondría... y así después de muchos
nombres que formó borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria
e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante,
nombre a su parecer alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando
fue fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y
primero de todos los rocines del mundo".
Así pues, antes de lo que ahora era,
piel y huesos, fue rocín que Don Quijote aún seguía viendo como "mejor
montura que los famosos Babieca del Cid y Bucéfalo de Alejandro
Magno".
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