Los FARISEOS era una comunidad judía que
existió hasta el segundo siglo de la presente era. El grupo atribuía su inicio
al período de la cautividad babilónica 587 a. C.-536 a. C. Algunos sitúan su
origen durante la dominación persa o los consideraban sucesores de los jasídim, devotos. Se definieron como partido
durante la revuelta de los macabeos contra los
invasores seléucidas 167 a. C.-165 a. C. Fueron coetáneos
de saduceos, esenios y zelotes. Este grupo es
citado numerosas veces en los Evangelios del Nuevo
Testamento.
A
diferencia de los saduceos, los fariseos
lograron que sus interpretaciones fueran aceptadas por la mayoría de los
judíos. Por ello, tras la caída del Templo, los fariseos
tomaron el control del judaísmo «oficial», y transformaron el culto. El más
alto representante del judaísmo era el Sumo Sacerdote, cargo que debido
a la destrucción del templo se volvió innecesario; así el culto pasó a la sinagoga. De los antiguos
fariseos surgió la línea rabínica ortodoxa
de los doctores de la ley que fue la que redactó los distintos Talmud.
Los
fariseos se opusieron a la política del Sumo Sacerdote Juan Hircano (134-104 a. C.),
quien actuó apoyado por los saduceos.
Juan Hircano, hijo de Simón Macabeo,
vivía más como un rey pagano que como un sacerdote judío, y los sectores
tradicionalistas criticaban la identificación entre la realeza y el sacerdocio,
reclamando una separación de ambas funciones. El líder fariseo Eleazar exigió
que Juan Hircano renunciara al sumo sacerdocio. El enfrentamiento de los
fariseos contra los saduceos se agudizó durante los reinados de los hijos de este, Aristóbulo I (104-103 a. C.) y Alejandro
Janeo (103-76 a. C.)
Este último reprimió un levantamiento popular e hizo crucificar a tres mil
fariseos. La viuda de Alejandro Janeo, Alejandra Salomé reinó del 76 al 67 a. C.,
rehabilitó a los sacerdotes fariseos y los hizo parte del Sanedrín o senado judío, acrecentando su
influencia política y religiosa. La reina nombró a su hijo Hircano II como Sumo Sacerdote, con el apoyo
fariseo. El hermano menor de este, Aristóbulo II se proclamó rey a la muerte de
Alejandra y depuso a Hircano II, que buscó refugio entre los nabateos,
con cuyo rey Aretas III y con ayuda farisea sitió Jerusalén en
el 65 a. C.,
pero fue derrotado debido a que los romanos apoyaron a Aristóbulo II.
Gracias a las gestiones de
su canciller, el idumeo Antípatro, Hircano II logró el apoyo
del general romano Pompeyo,
quien tomó Jerusalén en el 63 a. C.,
y lo reinstaló como Sumo Sacerdote, llevándose a Aristóbulo a Roma, mientras Antípatro
ejercía de hecho como gobernante de Judea. El poder político y
religioso de los fariseos se mantuvo así. Muerto Pompeyo, Julio César nombró a Hircano II etnarca de Judea y
al hijo de Antipatro, Herodes,
como gobernante militar de Galilea.
En el 40 a. C., Antígono Matatías, hijo de Aristóbulo II, con
apoyo del Imperio parto y de los saduceos, tomó el poder,
detuvo y mutiló a Hircano II. Herodes que había huido y el general romano Socio, retomaron Jerusalén
en el 37 a. C. En connivencia con el Imperio
romano, Herodes fue rey entre el 37 y el 4 a. C. y contrajo matrimonio con Mariana,
hija de Hircano II, a quienes luego ejecutó, provocando la ruptura entre los
fariseos y la dinastía herodiana.
En el 4 a. C. el
fariseo Saddoq y Judas el
Galileo se levantaron
llamando a no pagar impuestos a Roma. El hijo de Herodes, Herodes
Arquelao y el jefe
militar romano Varo reprimieron el levantamiento: dos mil
rebeldes fueron crucificados. Se considera que esta sublevación fue el origen
de los zelotes,
que consideraban que la única forma de quitarse el yugo romano: era a través de
alzamiento en armas, tal como intentaron con fatal y trágico resultado. La
rebelión acabó con el suicidio colectivo de la asediada Masada.
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