La CLAUSTROFOBIA está considerada, por el Manual diagnóstico
y estadístico de los trastornos mentales, como una fobia específica dentro de
los trastornos de
ansiedad. Al ser un miedo a los espacios cerrados, aquellos que la
padecen suelen evitar los ascensores, los túneles, el metro, las habitaciones pequeñas, el uso de técnicas de
diagnóstico médico como el TAC o
la RMN. Y es que la persona claustrofóbica no tiene miedo al espacio cerrado en
sí mismo, sino a las posibles consecuencias negativas de estar en ese lugar,
como quedarse encerrado para siempre o la asfixia por creer que no hay suficiente aire en ese lugar. La
mayoría de los espacios pequeños y cerrados suponen un riesgo de quedarse
encerrado, como en un ascensor, y una limitación de los movimientos, por lo que
las personas con claustrofobia pueden sentirse muy vulnerables al limitarles de
esa forma los movimientos. Cuando una persona que sufre claustrofobia anticipa
que va a entrar, o entra, en un espacio cerrado, experimenta una reacción de
ansiedad intensa como falta de aire, palpitaciones o mareo. Debido a estos síntomas, normalmente se evitan los espacios cerrados. Por ejemplo,
subir por las escaleras 12 pisos antes que usar el ascensor, negarse a que le
practiquen un TAC incluso cuando es necesario, no utilizar el tren o el metro,
serían algunos casos. Como en otras fobias específicas, la respuesta de
ansiedad disminuye considerablemente cuando la persona abandona el sitio
cerrado.
Se estima que entre un 8 y un 6% de la población general
padece de claustrofobia, originada generalmente por haber vivido una
experiencia desagradable en un espacio cerrado como quedarse encerrado en un
ascensor. Pero también el miedo a los espacios cerrados puede adquirirse
indirectamente, por recibir información sobre experiencias desagradables en
espacios cerrados o ver a alguien pasar por una experiencia de este tipo, cabe
resaltar que dichas personas que sufren de este trastorno mental deben evitar
los espacios cerrados, ya que una vez que empieza este trastorno es difícil de
controlar a la persona, ya que empieza a desesperarse.
Los siguientes factores de
riesgo están asociados con una creciente probabilidad de desarrollar
claustrofobia o ataques de ansiedad claustrofóbica.
Un antecedente de ansiedad o
nerviosidad cuando se está dentro de un cuarto o espacio encerrado. Evitar
continuamente las situaciones que provocaron ataques previos de ansiedad; la
elusión repetida de hecho puede incrementar la probabilidad de un ataque
claustrofóbico y su severidad.
Los síntomas pueden incluir
aquellos típicos de un ataque de pánico:
Sensación de
falta de aire
Sudoración
Latidos
acelerados.
Falta de
aliento o hiperventilación
Temblores
Aturdimiento
o desmayos
Náuseas
Mareo
Sensación de
tener pavor, terror, pánico
Otras señales de claustrofobia
incluyen: Buscar automática y compulsivamente por las salidas cuando se está en
un cuarto o sentirse temeroso si las puertas están cerradas. Evitar los
elevadores, subirse a trenes subterráneos o a aviones, o a un auto cuando hay
mucho tráfico. En situaciones sociales donde hay mucha gente, permanecer cerca
de las salidas
Experimentar cualquiera de
estos síntomas no implica que se deban a la claustrofobia. Estos síntomas
pueden ser causados por otras condiciones de salud, algunas de ellas
potencialmente peligrosas.
Ejemplos donde se da la
claustrofobia:
Cama solar
Cabina de
teléfono
Metro
Bañera
cerrada
Ascensor
Cuevas
Aviones
Sauna
Ser sometido
a un TAC
Túneles
En casos
extremos, aseos
Discotecas
Conciertos
Cine
Ambulancias
El tipo más común de
tratamiento para la claustrofobia involucra asesoría de salud mental enfocada a
vencer el miedo y a controlar las situaciones desencadenantes. Los diferentes
tipos de estrategias incluyen:
Técnicas de
relajación y visualización diseñadas para calmar el miedo cuando se está en un
ambiente claustrofóbico.
Terapia
cognitiva del comportamiento CBT, por sus siglas en inglés, una estrategia que
involucra el aprender a controlar los pensamientos que ocurren cuando confronta
las situaciones que inducen miedo de manera que cambie su reacción.
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