Los KILIWAS son un grupo étnico indígena que actualmente vive en el norte del estado mexicano de Baja California.
Su lengua parece
pertenecer a la familia hokana. El área en la que habitan los kiliwas abarca el
valle de la Trinidad, que se localiza entre las sierras de San Miguel, San
Pedro Mártir y el desierto de San Felipe. Su población étnica está compuesta por
unas cuantas docenas de personas, de las que sólo una pequeña parte habla la lengua kiliwa.
Los kiliwas eran
cazadores y recolectores. Vivían sobre todo de la recolección de los frutos de pitahaya y otras cactáceas que
florecen en el desierto californiano. En las montañas que rodean su territorio
tradicional cazaban venados y otras presas. Tras la independencia, los kiliwas
fueron despojados de sus tierras, aunque luego les fue restituida una porción
de ellas. Debido a las condiciones sumamente duras de la vida en el norte de
Baja California, las generaciones más jóvenes de Kiliwas han emigrado a las
ciudades. La vestimenta tradicional ha sido sustituida por ropa que comúnmente
se usa en las zonas urbanas de la frontera con Estados Unidos, a donde se supone que una parte de los kiliwa
migra con frecuencia.
Es muy poco lo que se sabe de la época
prehispánica de los pueblos que, como los kiliwa, habitaron en la península de Baja California. Se han
encontrado algunos restos arqueológicos que permiten intuir que aprovechaban
los recursos marinos y la escasa flora y fauna de la región para su
subsistencia. Sin embargo, nada se sabe a ciencia cierta de su organización
social o de sus vínculos con otros pueblos, como los oasis americanos o los mesoamericanos.
Cuando los conquistadores españoles
llegaron a California y Nuevo
México apenas unas cuantas líneas dedicaron sus cronistas al pueblo kiliwa, al
que con frecuencia se confundió con los laymones y
los Cochimíes.
Incluso, en su clasificación de las lenguas indígenas mexicanas, Manuel Orozco y Berra, en mitad del siglo
XIX no distingue la lengua kiliwa.
La campaña de evangelización entre los kiliwa y en realidad, entre
los pueblos californios, como los llamaron los españoles tampoco tuvo una gran
profundidad. Los jesuitas como Eusebio de
Kino fracasaron, los franciscanos apenas dejaron rastros de su presencia
en Baja California y los dominicos
apenas tocaron tangencialmente a los kiliwa, desde las misiones asentadas en
territorio paipái como Santa Catarina.
Los kiliwa habitan en el municipio de Ensenada, en el estado de Baja
California. Su territorio étnico comprendía los terrenos ubicados al
norte del paralelo 31°, y estaba delimitado por varios puntos notables de la
geomorfología de la región.
Sus vecinos, por el norte, fueron los cucapá,
a quienes los kiliwa dan el nombre de coa
pa' ipá ti'lim. Al oriente, su territorio tenía como límite natural
el Ni'pai. Al
poniente, se encontraba el territorio de los paipái y los waš-lá Cochimíes. Al sur, sus vecinos fueron
los nñaki'pá kawí'a y
losja'uigrepa ipá tl'm. El
territorio étnico de los kiliwa era llamado por esta tribu Ko'lew
nñimát, que en el idioma kiliwa significa La
tierra de nuestra gente o Nuestra
tierra.
El país de los kiliwa estaba dividido
en tiempos remotos, en doce secciones, que correspondían con los linajes, los grupos domésticos y con el territorio mítico otorgado
por la divinidad creadora de la mitología del pueblo kiliwa.
Hacia principios del año 555,
debido a presiones políticas, los clanes kiliwa se concentraron en dos regiones
de Baja California. Estas fueron Arroyo Grande y Arroyo de León. A partir
del año 1840, los clanes que
poblaban Arroyo Grande comenzaron a desplazarse hacia Arroyo de León, de suerte
que esta zona constituye actualmente la reducción territorial del pueblo
kiliwa. De cualquier manera, la posesión de Arroyo de León por parte de los
kiliwa siempre ha resultado problemática, puesto que las autoridades no
reconocen plenamente la posesión de la comunidad indígena. En los años de la
migración desde Arroyo Grande, algunos grupos kiliwa se negaron a unirse a
aquellas comunidades que se localizaban en el sur –y según las fuentes
consultadas, esto provocó graves trastornos sociales–, y se refugiaron en la
comunidad paipái de Santa Catarina, donde fueron asimilados culturalmente.
En la región de Arroyo de León, los
kiliwa establecieron varios caseríos de pequeñas dimensiones. La presión
ocasionada por la colonización del norte de Baja California ha ocasionado
problemas entre la comunidad indígena, los mestizos y los intereses financieros
interesados en las tierras qowa han hecho un pacto de muerte dentro de su
comunidad; este pacto declara que ninguna mujer kiliwa traerá un solo hijo más
al mundo, acabando así con su sufrimiento y extinguiéndose así para siempre.
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