En gramática, una APÓCOPE es
un metaplasmo donde
se produce la pérdida o desaparición de uno o varios fonemas o sílabas al final
de algunas palabras. Cuando la pérdida se produce al principio de la palabra se
denomina aféresis, y si la pérdida tiene lugar en medio de la
palabra se llama síncopa. Es
una figura de dicción según la preceptiva tradicional.
En español moderno existen unos
pocos adjetivos que presentan apócope ante un sustantivo masculino
singular cuando se anteponen al nombre.
Bueno →
buen: "buen día"
Malo →
mal: "mal augurio"
Grande →
gran: "gran elefante"
Santo →
san: "San Antonino"
Nótese que cuando siguen al
nombre en lugar de precederlo, se usan formas sin apócope. "un día
bueno".
Mucho, muy.
Esto sucede cuando precede a un adjetivo o a un adverbio, pero no ante más, menos, mejor peor: "muy bajo, muy
temprano".
Tanto →
tan y cuanto → cuán. Los dos pierden la sílaba final ante adjetivos o
adverbios: "tan bonito, cuán cercano", pero no ante una forma verbal,
aunque en el lenguaje coloquial se haga a veces: "tan es así, tan era
cierto". Las formas correctas son: "tanto es así, tanto era
cierto".
Reciente
→ recién
Ciento →
cien. Ciento se apocopa ante un sustantivo (aunque éste vaya precedido de un
adjetivo): "Los cien estupendos libros", "Las cien mejores
poesías". Se apocopa también cuando es multiplicador de mil: "Los Cien Mil Hijos de San Luis".
Uno → un.
Se apocopa ante nombres masculinos: "Un artículo". También los
cardinales compuestos de uno: "veintiún soldados".
Primero →
primer. Se apocopa delante de un sustantivo masculino singular: "Su primer
libro no era tan bueno", "Su primer y único novio". Según la
Real Academia Española, la apócope ante sustantivos femeninos es un arcaísmo
que debe evitarse en el habla culta actual.
Tercero →
tercer. Su uso es igual al de primer.
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