El SAUCE LLORÓN o sauce de Babilonia, es nativo de China.
Todos los sauces tienen la corteza
acuosa; la madera es dura, flexible y normalmente suave. Poseen esbeltas y
fibrosas ramas y a menudo raíces estoloníferas,
cuyas características más notables son su dureza, largura y resistencia.
También desarrollan fácilmente raíces aéreas.
Las hojas son típicamente elongadas,
aunque también pueden ser redondas u ovales, con frecuencia de bordes serrados en
forma de sierra. La mayoría de las especies son caducifolias o semiperennes.
Son plantas dioicas flores masculinas y femeninas en
diferentes plantas. Los amentos surgen a principios de la primavera, a
menudo antes que las hojas o al mismo tiempo.
La fertilización cruzada es muy
frecuente entre los miembros del género, por lo que se dan numerosos híbridos, tanto de forma natural como en
cultivo.
Algunas especies, en especial las árticas y alpinas son arbustos de crecimiento bajo o
rastrero, como el sauce que Carlos Linneo consideró el árbol más pequeño del
mundo Salix herbácea que no supera los 6 cm de altura
aunque se extiende profusamente por el suelo. Otras, como el sauce negro norteamericano, Salix nigra
puede medir 35 m. El sauce llorón tiene ramas finas y elásticas pobladas por
numerosísimas hojas doradas y pequeñas. Es un árbol de talla media dentro de la
familia, llegando este a medir entre 8 y 12 metros.
Su uso es
principalmente orientado a la jardinería ornamental pero podemos encontrar
otras especies como el sauce cabruno Salix caprea cuyos brotes son una exquisitez para las cabras o
la mimbrera Salix
fragilis cuyo uso
para realizar cierres de fincas se compatibiliza con la idoneidad de sus ramas
para la cestería.
La corteza de sauce ha sido mencionada
en antiguos textos de Asiria, Sumeria y Egipto como un remedio contra los dolores y
fiebre y el médico griego Hipócrates escribió acerca de sus propiedades
medicinales hacia el siglo V a. C.
Los indígenas americanos centraron en
ella la base de sus tratamientos médicos.
El extracto activo de la corteza
llamado salicina, fue aislado en su forma cristalina en 1828 por Henry Leroux, –un
farmacéutico francés– y Raffaele
Piria –un químico
italiano– quien entonces tuvo éxito en separar el ácido en su estado puro, la
salicina es ácida en una solución saturada en agua, y es llamada ácido
salicílico por esa razón. En 1897 Félix Hoffman crea una versión sintéticamente
alterada en este caso derivada de la planta Spiraea
que era menos problemática para la digestión que el ácido salicílico puro. La nueva sustancia, ácido
acetil-salicílico fue nombrada aspirina por la empresa farmacéutica Bayer AG. Esto le dio una gran importancia
al clasificarse como medicamento no esteroideo antiinflamatorio.
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