Un ROMPECABEZAS o puzle también denominado con el término
inglés puzle es un juego de mesa cuyo
objetivo es formar una figura combinando correctamente las partes de ésta, que
se encuentran en distintos pedazos o piezas planas. El término puzle, pronunciado 'puθ.le̞ o 'puz.le̞ en español, es un
sinónimo de rompecabezas.
El primer rompecabezas fue creado de
forma casi accidental por John Spilsbury en 1760, quien era un experto en
creaciones de mapas. Lo hizo al montar uno de los tantos mapas que había creado
sobre una cara de la madera dura y cortarlo alrededor de las fronteras de los
países. Fue así, casi sin querer, que comenzó la historia del rompecabezas.
Esta creación fue usada en Gran Bretaña como pasatiempo educativo, inicialmente
para enseñar geografía a niños. Esta idea de enseñanza perduró hasta cerca de
1820.
Alrededor
de 1900 nacieron los rompecabezas artísticos para adultos. Aquellos
rompecabezas en madera cortados a mano se convirtieron rápidamente en uno de
los entretenimientos favoritos de la alta sociedad.
Era
costumbre deslumbrar a las visitas con estos originales y elegantes
pasatiempos, que por su singular belleza y exclusividad, pasaron a formar parte
de la herencia y tradición familiar. Aquellos rompecabezas cortados a mano
tenían un estilo peculiar llamado “push-fit”, empujar-colocar, por la manera en
que debían ser montados: al seguir el corte, los contornos de la imagen y las
áreas de color, las piezas, desprovistas de pomos, no se ensamblaban entre sí
como en los rompecabezas comerciales de hoy en día, sino que se acoplaban unas
a otras de la forma más sutil. Así, los montadores, debían tener sumo cuidado
ya que un movimiento repentino o hasta un estornudo podían echar por tierra el
paciente trabajo de toda una tarde.
Los
rompecabezas artísticos para adultos, a diferencia de los infantiles, no
incluían una imagen que sirviera de guía al montador, que debía contentarse con
la sugerente referencia del título antes de sentarse a resolver el enigma tras
el cual el artesano cortador había escondido el cuadro.
Este
era uno de sus alicientes y atractivos fundamentales: ir desvelando poco a
poco, construyendo paso a paso la obra de arte oculta, una obra de arte a la
que, una vez resuelto el rompecabezas le habremos prestado una intensa atención
que nos hará conocer hasta sus más recónditos detalles.
Los
rompecabezas 1900, de encajar, constituían un verdadero reto y se convirtieron
en un absorbente pasatiempo.
En la
actualidad siguen siendo los más apreciados por aquellos para los que la elegancia,
la dificultad y la delicadeza son el aliciente fundamental que prolonga el
placer de reconstruir y descubrir la imagen oculta.
En la
primera década del siglo XX, un famoso fabricante de juguetes estadounidense
decidió dedicar toda su producción a los puzles artesanales de madera e
introdujo unas variaciones muy bien acogidas por el público: las piezas
figurativas y los pomos.
Los
pomos permitían que las piezas se ensamblasen entre sí haciendo que el
rompecabezas no se desmontase fácilmente, y ofreciendo la posibilidad de que
las piezas adoptasen nuevas formas. Las piezas figurativas, siluetas de
animales, personas u objetos reconocibles, generaron gran fascinación y
sorpresa entre los aficionados; no sólo ponían de relieve la destreza e
imaginación del cortador, sino que además, añadían misterio y exclusividad a un
juego que ya se había elevado a la categoría de obra de arte.
La
experimentación y creación de nuevas formas de corte artístico a lo largo del
siglo XX no cesaron, y los mejores artesanos introdujeron novedades como los
bordes irregulares, falsas esquinas, y distintas maneras de retar aún más a los
aficionados.
Sin
embargo, aunque unos pocos artesanos han desarrollado y mantenido viva la
tradición del puzle adulto de madera cortado a mano, éste es un pasatiempo que
guarda en sí todo el sabor de otros tiempos.
En 1762 el londinense John Spilsbury fabricó el primero
prácticamente de forma casual. Spilsbury pegó uno de sus mapas sobre un panel
de madera dura, recortándolo de acuerdo con las fronteras de los países con una
sierra de marquetería. De esta forma comenzó accidentalmente la historia del
rompecabezas moderno. El producto final, novedoso en su época e inicialmente
costoso de fabricar, se convirtió gradualmente en un pasatiempo educativo
popular, diseñado como herramienta didáctica para enseñar geografía a los
escolares británicos. Un siglo más tarde, Milton y McLaughlin Bradley
comenzaron a fabricarlos en serie.
También
se denomina rompecabezas a un problema o un acertijo que resulta difícil de solucionar; así
como a algunos tipos de pasatiempos.
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