Las PLAZAS DE TOROS, también
conocidas como cosos taurinos y anteriormente como circos
taurinos, son recintos cerrados, generalmente circulares y descubiertos,
donde se celebran las corridas de toros. Sus estilos arquitectónicos son diversos de acuerdo al mayor
o menor grado de antigüedad, si bien en la actualidad predominan las de estilo neo mudéjar.
Tienen su origen en la Europa antigua. Principalmente consiste en un anfiteatro cerrado de forma
aproximadamente circular con graderías y servicios que rodean un espacio
central donde se realiza el espectáculo taurino, llamado ruedo o redondel –un terreno de tierra
batida (arena o albero)–
rodeado de un callejón donde se preparan y refugian los toreros y subalternos.
El callejón está separado del ruedo por una estructura o pared, generalmente de
madera y de aproximadamente 150 centímetros del altura, que posee estribos
hacia el ruedo y en ocasiones también hacia el callejón para facilitar el
acceso de los alternantes en caso de emergencia. Dispone de portones de acceso
batientes para la entrada y salida de los participantes (puerta de cuadrilla) y
de los toros (puerta de toriles y de arrastre) aunque la cantidad y
disposición de estos accesos varía de un recinto a otro.
También hay plazas de toros portátiles,
construidas a base de una estructura metálica o de otro tipo para aislar un
espacio y que se montan y desmontan tradicionalmente en pueblos y ciudades que
no disponen de una plaza fija.
El
desarrollo de recintos con características específicas para la realización de corridas de toros está
relacionado con la popularización y la profesionalización de los espectáculos
taurinos.
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