Las MÉNADES son seres femeninos divinos
estrechamente relacionados con el dios Dioniso o Baco, dios supuestamente
originario de Tracia y Frigia.
Las primeras ménades fueron las ninfas que se encargaron de la crianza de Dioniso,
y que posteriormente fueron poseídas por él, quien les inspiró una locura
mística. Esto las contrapone a las bacantes o basárides, mujeres mortales que emulan a
las ménades, que se dedican al culto orgiástico de Dioniso. No hay unanimidad,
sin embargo, en estas acepciones. En muchas fuentes ménades y bacantes son
sinónimos, entendiéndose por bacante la acepción latina de ménade.
Literalmente
ménades puede traducirse por "las que desvarían". Se las conocía como
mujeres en estado salvaje y de vida enajenada con las que era imposible
razonar. Se decía de ellas que vagaban en bandas rebeldes o Thiasoi por las laderas de las montañas. Los
misterios de Dioniso, el dios del vino, el misterio y la intoxicación, les
llevaban a un frenesí extático. Se permitían dosis importantes de violencia,
derramamiento de sangre, sexo y auto-intoxicación y mutilación. Se las
representa pictóricamente a menudo ataviadas con coronas de hojas de vid,
vestidas con pieles de cervatillo, llevando el Thirsus, una varita con una piña en la
punta y adornada con hiedra u hojas de vid, y danzando con el abandono salvaje
a la naturaleza primaria. Se supone también que llegaban a practicar en su
éxtasis el sparagmos, o desgarro de sus víctimas en
trozos tras lo que ingerían su carne cruda.
En el relato
mítico de la muerte Orfeo, las ménades
despedazan a Orfeo por rechazar éste el culto a Dioniso en favor del culto a Apolo, identificado con el
sol. Según otras fuentes lo hacen afrentadas por su misoginia,
sustituida por homosexualidad. De una forma similar, en la tragedia de Eurípides Las bacantes,
éstas descuartizan al rey tebano Penteo por prohibir éste el culto a Baco,
primo suyo, por cierto, y negar su divinidad.
Varios autores
entre ellos Nietzsche,
en El nacimiento de la tragedia, y Julio Cortázar, en Las Ménades ven en el mito de la
muerte de Orfeo la confrontación permanente existente entre los principios
apolíneo y dionisíaco, entre la serenidad y la orgía, entre la racionalidad y
el abandono a los instintos, siendo Orfeo, el inventor de la lira, la medicina
y otras artes, el que provoca su propia destrucción a manos de las fuerzas de
la naturaleza por él desatadas.
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