El RELOJ DE ARENA es un instrumento mecánico que sirve para medir un determinado transcurso de tiempo.
Tiene dos bulbos de vidrio conectados permitiendo un flujo regulado de
material, normalmente arena fina, desde la parte superior a la parte inferior,
hasta que termina de hacerlo, y solo requiere de la energía potencial de la gravedad para su funcionamiento.
Una
vez que el bulbo superior está vacío, puede ser invertido para empezar a
cronometrar de nuevo. Factores que influyen en el tiempo medido incluyen la
cantidad y calidad de arena, el tamaño del bulbo y la anchura del cuello.
Aunque las fuentes discrepan sobre el mejor material, alternativas a la arena
incluyen el polvo de mármol y la cáscara de huevo en polvo.
Dado
que el periodo que mide es fijo, aunque con ligeras variaciones, actualmente
está en desuso, sustituyéndole el reloj de pulsera para conocer
la hora, y el cronómetro para medir el tiempo preciso
transcurrido entre dos sucesos. En los tiempos modernos, los relojes de arena
son ornamentales, o se utilizan cuando una medida aproximada es suficiente,
como en los temporizadores de huevo para cocinar o para juegos de mesa.
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