Papa romano (1939-1958). Hijo del abogado Filipo Pacelli, estudió
Filosofía en la Universidad Gregoriana, se licenció en Teología e "in
utroque iure" (leyes tanto civiles como eclesiásticas) por el Ateneo
Pontificio del Seminario Romano, y fue ordenado sacerdote el 2 de abril de
1899. Sirvió en la Secretaría de Estado vaticana, en la sección de Asuntos
Extraordinarios, llegando a ser subsecretario (1911), y luego secretario
(1914). Impartió clases de Derecho Canónico en el Ateneo del Seminario Romano y
en la Academia de los eclesiásticos de origen noble.
Por esa época escribió
el estudio jurídico La personalità e la territorialità
delle leggi specialmente nel diritto canonico (La
personalidad y la territorialidad de las leyes especialmente en el derecho
canónico). En 1914 fue nombrado nuncio papal en Baviera y,
posteriormente, fue elevado a la dignidad arzobispal en la sede de Sardi. En
1920 fue nombrado primer nuncio en Berlín. Estipuló concordatos con Baviera
(1925), Prusia (1929) y Baden (1932). Nombrado cardenal en 1929, sucedió al
cardenal P. Gasparri al frente de la Secretaría de Estado vaticana bajo el
pontificado de Pío XI.
A la muerte de este
último, fue elegido Papa en el cónclave del 2 de marzo de 1939. El mismo año
advirtió a las potencias mundiales del peligro de un conflicto, en diversas
notas y alocuciones, y promulgó su primera encíclica Summi
pontificatus (20 de
octubre de 1939), de carácter programático, en la que también incide en la
necesidad de una convivencia pacífica entre los pueblos.
Intentó alejar a Italia
de la Segunda Guerra Mundial con una visita a Vittorio Emanuele III en el
Quirinal (28 de diciembre de 1939), y una carta de puño y letra a Mussolini.
Intentó mediante protestas, llamamientos y notas diplomáticas mejorar la
situación de la Iglesia en Alemania, objeto de constantes ataques por parte del
Tercer Reich, aunque sin mucho éxito. Al mismo tiempo, el Santo Oficio condenó
diversas doctrinas y prácticas del nacionalsocialismo alemán, como la eutanasia
(2 de diciembre de 1940) y la esterilización de seres humanos (23 de febrero de
1941).
Organizó
una Secretaría de Información, adjunta a la Secretaría de Estado, dedicada a
proporcionar información sobre prisioneros y desaparecidos de guerra, que llegó
a atender más de diez millones de solicitudes. Luchó por conseguir que se
declarase a Roma "città aperta" ("ciudad abierta") y, aunque
no pudo evitar los bombardeos, sí consiguió que la ciudad no se convirtiese en
campo de batalla, y por ello fue aclamado por una inmensa multitud en San Pedro
como "defensor civitatis" (Defensor
de la ciudad), el 5 de junio de 1944. Organizó así mismo una Comisión
Pontificia de Asistencia para aliviar los sufrimientos de la guerra y llevar a
cabo diversas acciones asistenciales y caritativas.
En relación con la Rusia
soviética, Pío XII había señalado ya en su correspondencia con F. D. Roosevelt
el peligro que la Iglesia veía en su expansión, y había combatido su ideología
(mensaje radiofónico de cumpleaños de 1942) y su acción expansionista en otros
países. Tras la guerra, el Santo Oficio condenó el comunismo marxista (1 de
julio de 1949) y amenazó de excomunión a sus seguidores. En la misma línea
acorde con los tiempos (aún lejano el Concilio Vaticano II), Pío XII insistió
en el deber de los cristianos de dar su voto a personas de segura fe católica
(discurso del 10 de marzo de 1950).
En el terreno dogmático,
Pío XII afrontó muy diversas e importantes cuestiones teológicas: el debate
secular acerca de la esencia del sacramento de la ordenación, en la
constitución apostólica Sacramentum ordinis; condena de
ciertas desviaciones teológicas y filosóficas respecto a la doctrina católica
en la encíclica Humani generis (12 de agosto de 1950); definición
"ex cathedra" del dogma de la Asunción de María en la encíclica Munificentissimus
Deus, y rechazo de algunas modernas interpretaciones del misterio de la
encarnación en la encíclica Sempiternus Rex.
Otras encíclicas
importantes promulgadas durante su pontificado fueron: la Mystici
Corporis Christi (del 20
de junio de 1943), sobre el carácter de la Iglesia como Cuerpo de Cristo; la Divino
afflante Spiritu (del 30
de setiembre de 1943), sobre los estudios bíblicos; la Mediator
Dei et hominum (20 de
noviembre de 1947), sobre la liturgia y el culto divino; la Menti
nostre (23 de setiembre de
1950), sobre la santificación del clero; la Evangelii praecones (2 de junio de 1951), sobre la
actividad misionera; la Sacra virginitas (25 de marzo de 1954), acerca de la
virginidad y la vida dedicada a Dios; la Musicae sacrae disciplina (25 de diciembre de 1955), acerca de
la música sacra, su función y ejecución; la Haurietis aquas(15 de mayo de
1956), sobre la devoción al Sagrado Corazón; la Fidei
donum (21 de abril de
1957), acerca de las misiones, especialmente en África, y la Miranda
prorsus (8 de setiembre de
1957), acerca del cine, la radio y la televisión.
En el terreno de las
ciencias y de la cultura, Pío XII promovió la traducción del Salterio a partir
de los textos originales, y excavaciones arqueológicas en busca del sepulcro de
San Pedro en Roma. Tuvo este pontífice un particular interés por las cuestiones
morales y relativas al matrimonio, la familia y la educación de los hijos, a
las que dedicó numerosos discursos.
En el aspecto social,
Pío XII reafirmó las posiciones de sus antecesores en diversas controversias:
deber y derecho al trabajo (mensaje radiofónico de cumpleaños de 1941);
humanización de las relaciones entre trabajadores y empresarios, aunque sin
llegar a admitir el derecho a la huelga; afirmación de la propiedad privada
como base del edificio social (mensaje radiofónico del 1.º de setiembre de
1944), con la apostilla de la exigencia de extender la propiedad a todos
(mensaje de cumpleaños de 1942), y el rechazo de la revolución como vía de
reforma (discurso del 13 de junio de 1943).
Toda
su enorme actividad doctrinal, su poderosa personalidad, y las duras circunstancias
históricas de su pontificado, hicieron de Pío XII el último gran pontífice de
la "vieja escuela", casi un verdadero monarca espiritual, sobre cuya
figura no han cesado de verterse críticas (en especial respecto a sus
relaciones con las dictaduras nazi y mussoliniana, demasiado contemporizadoras,
según algunos, así como sobre su talante claramente reaccionario en materia
ideológica), y alabanzas (por parte de sectores más conservadores). Cabe
mencionar la recopilación de su obra publicada en Escritos
y discursos.
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