El JABALÍ
es un mamífero artiodáctilo de
la familia de los suidos presente en Europa, aunque hay también subespecies en América, África y Asia. El jabalí se puede encontrar en la península ibérica, donde
su población es abundante y es considerado como pieza de caza mayor. Está incluido en la lista 100 de las
especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza.
El jabalí es un mamífero de tamaño mediano provisto de una
cabeza grande y alargada, en la que destacan unos ojos muy pequeños. El cuello es grueso y
las patas son muy cortas, lo que acentúa aún más su rechoncho cuerpo, en el que
es mayor la altura de los cuartos delanteros que los traseros, a diferencia del cerdo doméstico, que por evolución genética ha desarrollado más la parte
posterior de su cuerpo, donde se localizan las piezas que alcanzan más valor en
el mercado de las carnes.
El jabalí compensa su mala vista con un importante desarrollo del olfato,
que le permite detectar alimento, como trufas, bellotas,
setas, caracoles, vegetales y
animales bajo tierra, o incluso
enemigos a más de 100 metros de distancia. El oído está también muy desarrollado y puede
captar sonidos imperceptibles para el ser humano.
Sus pelos son gruesos y negros
midiendo entre 10 y 13 cm en la cruz y unos 16 cm en la punta de la cola. El color de la capa
o pelo es muy variable y va desde colores grisáceos a negro oscuro, pasando por
colores rojizos y marrones. Las patas y el contorno del hocico son más negras que el resto del
cuerpo. La crin que recorre el lomo a partir de la frente, se eriza en
caso de cólera. El cambio de pelo tiene lugar hacia mayo o junio, aunque la hembra
con crías muda más tarde. En verano, las cerdas son más cortas.
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