El FERROCARRIL
o transporte ferroviario es
un sistema de transporte de personas y mercancías guiado sobre una vía férrea.
Aunque normalmente se entiende que los
carriles o rieles son de acero o hierro, que hacen el camino o vía férrea sobre la cual circulan los trenes, dentro de esta
clasificación se incluyen medios de transporte que emplean otros tipos de
guiado, tales como los trenes de levitación magnética.
Se trata de un transporte con ventajas
comparativas en ciertos aspectos, tales como el consumo de combustible por tonelada/kilómetro transportada,
la entidad del impacto
ambiental que causa o la posibilidad de realizar transportes
masivos, que hacen relevante su uso en el mundo moderno.
La primera noticia de un sistema de
transporte sobre carriles fue una línea de 3 kilómetros que seguía el camino Diolkos,
que se utilizaba para transportar botes sobre plataformas a lo largo del istmo de
Corinto durante el siglo VI a. C. Las plataformas eran
empujadas por esclavos y se guiaban por hendiduras excavadas sobre la piedra.
La línea se mantuvo funcionando durante 600 años.
Los ferrocarriles comenzaron a
reaparecer en Europa tras la Alta Edad
Media. La primera noticia sobre un ferrocarril en el continente
europeo en este periodo aparece en una vidriera en la catedral de Friburgo de Brisgovia en torno a 1350. En 1515, el cardenal Matthäus Lang
describió un funicular en el castillo de Hohensalzburg, Austria
llamado «Reisszug». La línea utilizaba carriles de madera y se accionaba
mediante una cuerda de cáñamo movida por fuerza humana o animal. La línea
continúa funcionando actualmente, aunque completamente sustituida por material
moderno, siendo una de las líneas más antiguas que aún están en servicio.
A partir de 1550, las líneas de vía estrecha con carriles de madera empezaron a
generalizarse en las minas europeas. Durante
el siglo XVII los vagones de madera trasladaban el mineral desde el interior de
las minas hasta canales donde se trasbordaba la carga al transporte fluvial. La
evolución de estos sistemas llevó a la aparición del primer tranvía permanente
en 1810, el «Leiper Railroad» en Pensilvania.
El primer ferrocarril propiamente como
tal, esto es, fabricado con hierro
estaba formado por un cuerpo de madera recubierto por una chapa, y fue
fabricado en 1768. Esto permitió
la elaboración de aparatos de vía
más complejos. En un principio solo existían lazos de final de línea para
invertir las composiciones, pero pronto aparecieron los cambios de agujas. A partir de 1790 se utilizaron los
primeros carriles de acero completo en Reino Unido. En 1803, William Jessop inauguró la
línea «Surrey Iron Railway» al sur de Londres,
siendo el primer ferrocarril público tirado por caballos. La invención del hierro
forjado en 1820
permitió superar los problemas de los primeros carriles de hierro, que eran
frágiles y cortos, aumentando su longitud a 15 metros. En 1857 comenzaron a fabricarse
carriles de acero definitivamente.
El desarrollo del motor de vapor impulsó la idea de crear locomotoras de vapor que pudieran arrastrar trenes por
líneas. La primera fue patentada por James Watt en 1769 y revisada en 1782, pero los
motores eran demasiado pesados y generaban poca presión como para ser empleados
en locomotoras. En 1804, utilizando un motor de alta precisión, Richard Trevithick presentó la primera locomotora capaz
de arrastrar un tren en Merthyr
Tydfil (Reino Unido). Realizada junto a Andrew Vivian, la
prueba tuvo un éxito relativo, ya
que la locomotora rompió los frágiles rieles de chapa de hierro.
En 1811, John
Blenkinsop diseñó la
primera locomotora funcional que se presentó en la línea entre Middleton y Leeds. La locomotora,
denominada Salamanca, se construyó en 1812. En 1825, George
Stephenson construyó
la Locomotion para la
línea entre Stockton y Darlington, al noreste de Inglaterra,
que fue la primera locomotora de vapor que arrastró trenes de transporte público. En 1829 también construyó
la locomotora The Rocket. El éxito de estas
locomotoras llevó a Stephenson a crear la primera compañía
constructora de locomotoras de vapor que fueron utilizadas en las líneas de Europa y Estados
Unidos.
En 1830 se inauguró la primera línea
de ferrocarril interurbano, la línea entre Liverpool y Mánchester.
La vía utilizada era del mismo tipo que otras anteriores, como la del
ferrocarril entre Stockton y Darlington. Su ancho
era de 1.435 mm, actualmente conocido como ancho internacional ya que es
utilizado por aproximadamente el 60% de los ferrocarriles actuales. El mismo
año se inauguró el primer tramo de la línea entre Baltimore y Ohio, la primera en unir
líneas individuales en una red.
En los años siguientes, el éxito de
las locomotoras de vapor hizo que las líneas de ferrocarril y las locomotoras
se extendieran por todo el mundo.
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