María
Isabel Granda y Larco, nació en Cotabambas, Perú, el 3 de septiembre de 1920. Murió en Miami, Estados Unidos, el
8 de marzo de1983, más conocida como CHABUCA GRANDA,
fue una cantautora y folclorista peruana. Interpretó un gran número de valses criollos y ritmos
afroperuanos. Su tema más conocido en el mundo es «La flor de la canela»,
seguido por «José Antonio», «El Puente de los suspiros» y «Fina estampa».
María Isabel Granda y Larco nació el 3 de
septiembre de 1920, en un asentamiento
minero de oro, llamado Cotabamba, en
la provincia de Grau, cerca de la provincia de Abancay, Apurímac. Perteneciente a la alta sociedad
limeña, Su padre fue el ingeniero de minas Eduardo Antonio Granda San
Bartolomé, hijo de José de la Granda y Esquivel (ingeniero y educador, que fue
ministro de Estado durante el gobierno de Eduardo López de Romaña) y tío de Fernando de Trazegnies, Marqués de Torre bermeja, ex canciller. Su madre fue
Isabel Susana Larco Ferrari, perteneciente a la aristocrática y distinguida
familia ítalo-peruana Larco, sobrina de Víctor y Rafael Larco Herrera y prima de Luis Tomás Larco Ferrari.
En 1923 su familia se trasladó a Lima.
Fue bautizada en la Iglesia de los Huérfanos. Realizó sus estudios en el
Colegio León Andrade en el Cercado de Lima y, durante un tiempo, en el Colegio
Sagrados Corazones de Belén. Parte de su niñez lo transcurrió en el distrito de Barranco. Comenzó a cantar a
los 12 años de edad, y debido a su voz de soprano,
integró el coro de su colegio; además, fue nombrada vicepresidente de la
Asociación de Canto del mismo. Culminados sus estudios escolares, siguió cursos
libres en el Instituto Femenino de Estudios Superiores, de la Pontificia Universidad Católica del
Perú.
En 1937 integró el dúo Luz
y Sombra, al lado de Pilar Mujica Álvarez Calderón. Por esos años
trabajó como secretaria, pero sin dejar nunca su afición por la música.
En 1942, se casó en Lima con el
brasileño Enrique Demetrio Fuller da Costa, con quien tuvo tres hijos: Eduardo
Enrique, Teresa María Isabel y Carlos Enrique Fuller Granda. Su vida
matrimonial fue breve, terminando en divorcio. Su despliegue personal como
cantautora se inició precisamente luego de su divorcio, que fue visto como un
escándalo por la sociedad limeña de aquella época.
Incursionó en la composición de valses
criollos, ganando en 1948 un concurso organizado por la Municipalidad del
Rímac, con el tema «Lima de veras». En 1950 dio a conocer dos nuevos valses,
«Zaguán» y «Callecita escondida». Este primer período de su producción creativa
es netamente evocativo y pintoresco; "Chabuca" –este es el nombre con
el que se hizo llamar– le cantaba a la Lima antigua, señorial, de comienzos del siglo XX.
Es la ciudad que ella conoció a través de su padre, Eduardo Granda San
Bartolomé, la del barrio de Barranco, de grandes casonas afrancesadas,
con inmensos portales y jardines de invierno.
Su fama como compositora alcanzó en
1953 nivel nacional, cuando el conjunto Los Chamas grabó su tema «La flor de la canela»,
inspirada en una lavandera afroperuana, Victoria Angulo, cuya gracia y donaire
alabó. Esta composición traspasó incluso las fronteras, hasta convertirse en la
canción representativa de la música peruana. A esta primera etapa pertenecen
también otros temas como «Gracia» y «Ha de llegar mi Dueño», popularizados por
el trío Los Troveros Criollos; «José Antonio» y
«Fina estampa», popularizados por Edith Barr; «Puente de los suspiros» y «Lima
de veras», popularizados por el trío Los
Morochucos; y «Zeñó Manué», popularizado por la propia
compositora, entre otros.
Aquejada por una enfermedad a la
garganta, viajó a Alemania en 1956 y a los Estados
Unidos, en 1958. Ya restablecida, se propuso interpretar sus propias
canciones, pese a que una operación en la garganta le había producido una voz
grave. Ello, junto a un estilo de canto peculiar, conversado y matizado con un
acompañamiento musical estilizado, le dieron una personalidad artística
inconfundible.
La misma compositora cimentó su fama
con un álbum llamado «Lo Mejor de Chabuca Granda». Este disco editado en 1962 y
supervisado por la misma Chabuca reunió a sus intérpretes favoritos, Los Troveros Criollos, Los
Chamas, Jesús Vásquez y
Eloísa Angulo. A la calidad de los temas y las virtuosas interpretaciones, se
sumó una calidad de sonido nunca alcanzada hasta entonces, por lo cual es
considerado como uno de los mejores discos en la historia de la música criolla peruana.
Rompió la estructura rítmica
convencional del vals peruano, y sus melodías, de tesitura muy amplia,
alternaron el nuevo lenguaje que propuso con el de los antiguos valses de
salón. Su producción también revela una estrecha relación entre letra y
melodía, que fue variando con el tiempo hacia una tendencia poética cada vez
más sintética.
Durante tres décadas (1950-1970),
alternó haciendo dúo con el guitarrista pionero del Perú, Óscar Avilés.
También trabajó al lado de los guitarristas Lucho González y Félix Casaverde, y
los percusionistas Carlos
“Caitro” Soto y
Eusebio Sirio “Pititi”. Hizo una gira por casi todas las capitales de América
Latina y España, permaneciendo largas temporadas en Buenos Aires, México y Madrid.
Más adelante, Chabuca quebrantó
incluso las estructuras de la poesía convencional, y el ritmo de las canciones
seguirá los pasos de esa evasión de las rimas, consonancias y métricas dadas. A
esta última etapa pertenece un ciclo de canciones dedicadas a la chilena Violeta Parra y a Javier Heraud,
poeta peruano asesinado en 1963.
En sus últimos años, Chabuca Granda
interpretó un repertorio ligado al renacimiento de la música afroperuana que, a
pesar de haber estado presente en el país, había sido denostada por razones
sociales. Manejó con maestría “negra” el abanico de ritmos que enriquecieron la
música popular peruana y su poesía, tomó el sesgo de la acuarela, el trazo
sintético y sugerente de colores y sensaciones.
Su voz y su vasta obra se extendieron
más allá de las fronteras de su país. Sus letras han sido cantadas también por
intérpretes de todo el mundo, que han visto en sus composiciones una fina y
sensible expresión de la música del Perú.
Todavía se hallaba abocada a diversos
proyectos musicales, cuando falleció por una isquemia cardiaca en una clínica de Miami,
Estados Unidos, el 8 de marzo de 1983.
No hay comentarios:
Publicar un comentario