PEREGRINO se refiere
en su significado más clásico al viajero que, por devoción o por voto, visita
un santuario o algún lugar considerado sagrado. En su acepción más general es
todo aquel que anda por tierras extrañas. En sentido estricto, para el español
de religión católica, peregrino es aquél que se dirige a la Catedral de Santiago de Compostela a
visitar la tumba del apóstol. Así, por el destino de su peregrinación, se lo
diferencia de los caminantes que se dirigen a otros sitios de honda
significación espiritual en el catolicismo: el romero, que lo hace a Roma, donde mora el papa,
considerado sucesor de san Pedro, y el palmero, que se encamina a Jerusalén y
en general a los Santos Lugares.
La
concepción de la vida del hombre como una peregrinación es común a muchos
pueblos y tradiciones.
De
hecho, el camino constituye una de las cuatro o cinco metáforas mayores
primordiales, que pertenecen al acervo cultural de todos los tiempos. Se trata
de un símbolo arquetípico, presente ya en las civilizaciones más antiguas y en
la psique profunda de los seres humanos, y que se refleja en expresiones
cotidianas relativas al llamado «camino de la vida».
Eso
permite definir al hombre como un «animal itinerante» De allí que la consideración de «la
vida como peregrinación» se vincule en muchas culturas y religiones con la idea
del origen transcendente del hombre, al tiempo que se consideran los tropiezos
y caídas de los caminantes como una representación de sus fallos, carencias y
errores.
El
deseo o su aspiración de retornar al estado inicial de inocencia o de pureza,
le otorga al hombre un carácter de «extranjero en esta vida terrena», a la vez
que recuerda su condición de transitorio y perecedero en todos los pasos de la
misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario