PALANGANA se llama al recipiente bajo y de boca muy ancha que se
utiliza para lavar o lavarse. En el uso del lenguaje ha desplazado a otros
términos con más historia como jofaina, aguamanil, tina, zafa y bacía.
Producto de la era
industrial, las palanganas se fabricaron originalmente en diferentes
aleaciones metálicas, siendo las más populares las de latón cubierto de esmalte blanco; luego
llegarían las de aluminio y finalmente las de plástico. Su empleo para el aseo
personal cotidiano fue sustituido por el lavabo con la incorporación del agua
corriente en la fontanería doméstica.
Aunque algunos etimólogos le dan un origen incierto, otros
proponen como origen de palangana la voz latina «palanca». La RAE, por el momento,
considera palangana sinónimo de jofaina.
La doctora Regueiro Rodríguez,
estudiando la familia lingüística de la jofaina y sus usos a los dos lados del Atlántico,
da como sinónimos: palangana y zafa; como hiperónimo: aguamanil; y como
hipónimo: bacía.
Por su parte, Pilar García Mouton y Álex Grijelmo en Palabras
moribundas hacen un
seguimiento evolutivo de la jofaina y su familia, a través de las sucesivas
ediciones del DRAE desde le siglo XVIII, recuperando el
uso en varias provincias españolas de la voz «palancana», pareja de palangana.
Originalmente,
las palanganas solían instalarse sobre un mueble palanganero, usado para lavarse las manos y la cara,
emplazado en el dormitorio. Antes de la generalización de alcantarillado en las
ciudades o allí donde aún no existía, el vaciado del agua usada de las jofainas
y aún luego de las palanganas se hacía en los patios, o en la propia calle,
desde la puerta de la casa o, lo que resultaba más pintoresco, por la ventana o
balcón, al grito de "¡agua va!" o simplemente "¡aguas!".De
ahí que en México cuando quieren prevenir alguien, la gente diga
"¡aguas!", en vez de "¡cuidado!".
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