Los WIXÁRIKAS o wixáricas conocidos en español como huicholes,
son un grupo mayoritario en Nayarit, México.
Habitan el oeste central del país, en la Sierra Madre Occidental, principalmente en
los estados de Nayarit, Jalisco y partes de Durango y Zacatecas.
Se autodenominan wixárika (la gente) en su lengua, que pertenece a la familia de las lenguas uto-aztecas y a la que llaman wixaritari
waniuki en español, huichol o
lengua huichola.
El etnónimo huichol proviene de la adaptación al idioma
náhuatl del autónimo wixarika, debido a que en idioma
huichol la a puede llegar a oírse como o; r y l son alófonos,
y la pronunciación de x, que era sibilante,
se interpretó como africada, tz, entre los siglos XVII y XVIII época en que pudo ocurrir el préstamo
de la palabra, pero la pérdida de la sílaba -ka dio
como resultado huitzol en náhuatl, y su castellanización, huichol.
Los wixáricas hablan una lengua del grupo
corachol que está
cercanamente emparentada con el grupo nahua aztecoide.
Además, han recibido influencias mesoamericanas,
lo cual se refleja en el hecho de que el huichol tiene rasgos típicos del área lingüística mesoamericana.
Los wixaritari huicholes llegaron a la
región de la barranca de Bolaños
después de que llegaran los tepecanos o tepehuanes.
Los antropólogos
e historiadores no están de acuerdo respecto a la fecha en la que llegó esta etnia a la región, pero los mismos wixárika
reconocen en sus leyendas que, cuando llegaron a sus tierras actuales, ya había
otra etnia que las habitaba. La historia oral de los tepehuanes afirma que algunas poblaciones
actualmente habitadas por wixárika, como por ejemplo Santa Catarina, fueron
tepehuanas en el pasado. Además,
no existen relatos en la historia oral ni de los tepehuanes ni de los wixárika
que hable de ninguna conquista o dominación de los wixárika por parte de los
tepehuanes.
La actividad central en la religión
tradicional de los wixaritari es la recolección y consumo ritual del peyote un
cactus alucinógeno
en el lugar que ellos llaman wirikuta,
que se ubica en la región de Real de Catorce, en el
estado de San Luis Potosí. El peyote no crece en la
región de los wixaritari, pero es abundante en San Luis Potosí, territorio que fue
dominio central de los guachichiles antes de la llegada de los españoles.
A los guachichiles se les reconocía como una etnia fieramente defensiva de su
territorio. Que los guachichiles
hubieran dejado pasar por su territorio a guerreros a cazar sin perturbarlos
indica que los reconocían como parte de su misma etnia. Esto lo confirma la
historia oral de los wixárika, así
como la similitud entre el idioma de los wixárika, que tiene más similitud con
la lengua de los guachichiles ya extinta que con la de los coras, sus vecinos
actuales.
Documentos históricos indican que,
para el siglo XVI,
los wixárika ya habían llegado a la región del norte de Jalisco. En los relatos
de Alonso Ponce,
que datan de 1587, se indica que en la
provincia de Tepe que habitaba una etnia que solía unirse con los guachichiles
para llevar a cabo incursiones en los asentamientos y caravanas españolas. Los españoles que exploraron la región
que llegó a ser Jerez,
en Zacatecas, relatan que se encontraron con
bandas de guachichiles en la región que habían desalojado a los zacatecas que habían vivido ahí. A través de esta evidencia histórica
es posible postular que los wixárika llegaron a la región de la barranca de Bolaños aproximadamente al mismo tiempo que
los españoles. La llegada de los españoles a tierras de los guachichiles en
Zacatecas y San Luis Potosí había traído epidemia entre las comunidades indígenas cuyos
integrantes no tenían resistencia a las enfermedades de Europa. Además,
aquellos indígenas que no morían de las epidemias sufrían a causa de las encomiendas y concentraciones que llevaban a cabo
los españoles para trabajar las minas recién descubiertas. Estas experiencias
también quedan documentadas en la historia oral de los wixaritari.
Llegaron los wixárikas a la región de
la barranca de Bolaños como refugiados y se asentaron entre los pueblos de los
tepehuanes. Es probable que se mezclaran los pueblos, ya que es evidente que
estas dos etnias compartían muchas tradiciones, rituales tal como el del uso de chimales, o palos de oración, y el uso
del peyote en sus ceremonias y hasta solían unirse bajo un solo líder para
defenderse de las incursiones españolas y para montar rebeliones contra el
gobierno colonial español.
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